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Un empujón para poder producir más y mejor

El Ministerio de Producción entregó cerdos criados en el módulo de Sol Puntano a 20 pequeños productores de Dónovan. 

Por Marcelo Dettoni
| 28 de abril de 2019
A casa. Uno de los cerdos ya dejó el corral en manos de un productor de Donovan.

Cuando la asistencia es concreta, no deja lugar a las intermediaciones, ni a las especulaciones. Así se maneja el Ministerio de Producción cuando desembarca en algún pueblo o paraje en el que previamente realizó relevamientos para conocer las necesidades de los vecinos: llega con sus funcionarios, siempre técnicos especializados, ya sea veterinarios o ingenieros agrónomos, brinda capacitaciones y entrega lo prometido.

 

Así se comportó en Donovan y desató una verdadera fiesta que incluyó una rica charla sobre cría porcina y la entrega de veinte animales de gran genética para reforzar las piaras de los pequeños productores, ávidos por crecer y muchas veces sin los medios propicios más allá de la ayuda del Estado.

 

Como en muchas otras oportunidades, la asistencia llegó acompañada del equipo del plan Cultivando Nuestra Tierra, que en poco más de una hora convirtió un pedazo de terreno lleno de yuyos en la continuación de la huerta que ya tenía la Escuela Nº 192 ‘Maestro Rural Puntano’, lo que dibujó una sonrisa en la directora Liliana Coria, el plantel docente y los alumnos de la secundaria generativa, que justamente tiene orientación agroambiental, por lo que son chicos interesados en las cuestiones relacionadas con la tierra, los cultivos, los animales y la ecología.

 

Los cerdos llegaron temprano a la escuela, pero estaba todo planeado: rápidamente el equipo del ministerio que conduce Sergio Freixes habían armado un corral con bordes de madera y alambre tejido romboidal bien tirante. Adentro habían dejado un par de fardos de alfalfa para que los animales puedan comer mientras esperaban para conocer a sus nuevos dueños. Así, pueden seguir con la esmerada dieta diaria, que consiste en un alimento balanceado que incluye soja, maíz y un núcleo vitamínico.

 

Son porcinos de entre tres y cuatro meses de edad criados en el módulo que Producción tiene frente a Sol Puntano, sobre la autopista de las Serranías Puntanas, al oeste de la capital. Con los años y la inversión en padrillos de las mejores cabañas del país, el módulo fue logrando cada vez mejor genética y una envidiable diversidad de razas para que los productores tengan a mano lo mejor de acuerdo a su actividad.

 

En el corral había algunos Hampshire, reconocibles por la ‘faja’ blanca que les cruza el cuerpo, de pelo renegrido, un poco más abajo del cuello. Otros eran Landrace, fáciles de detectar por sus orejas caídas, bien distintas a las de los Yorkshire, que además tienen el hocico más corto. Incluso había un ejemplar de raza Cheta Puy, una cruza obtenida en la Argentina que, al igual que sus colegas de origen británico, tiene biotipo carnicero, que es lo que buscan los pequeños productores de San Luis, ávidos por ganar kilos e incrementar sus ventas.

 

Los beneficiarios, todos de Donovan y su zona de influencia, muchos de ellos nucleados en la proactiva asociación que tiene como cabeza visible al matrimonio que componen Mario Guerra y Rosa Amieva, habían elegido previamente si querían un macho o una hembra y luego los veterinarios del Ministerio de Producción, tras sus asiduas visitas a los establecimientos para conocer la escala y las técnicas de cría, había decidido qué raza era la más conveniente para cada uno, de acuerdo también a la disponibilidad.

 

“Es importante destacar que esto no se trata de una reposición, como cuando retiramos toros o cabras enfermas y compensamos a los productores con un animal nuevo, de mejor genética y capacidad reproductiva. En este caso se trata lisa y llanamente de un aporte para mejorar la calidad de las piaras, para que puedan lograr más lechones en cada parición y vayan logrando una línea genética acorde a sus necesidades”, aclaró Martín Rodríguez, el jefe del Programa Producción Agropecuaria y Arraigo Rural, quien condujo la jornada y recibió el afectuoso cariño de los criadores porcinos.

 

Luego de los saludos de rigor, los abrazos y los reencuentros, y tras una ojeada colectiva al corral para admirar la calidad de los cerdos que esperaban pacientemente por el reparto, todos ingresaron al salón de actos de la escuela para escuchar la capacitación que brindó Juan Pablo Rey, jefe del área Sanidad Animal del Ministerio de Producción, un hombre acostumbrado a visitar a los pequeños productores, acompañarlos en todo el proceso sanitario y en las reposiciones de animales.

 

Antes, Rodríguez se dirigió a todos para decirles que lo que lleva adelante el Gobierno es “una política de acompañamiento al pequeño productor, que siempre es el que más lo necesita. La Nación hace lo contrario, cierra agencias de extensión, quita profesionales de campo y retacea la ayuda básica. Vamos a lanzar este año varios planes productivos con mirada amplia, pensando en ustedes que hacen un trabajo de pequeña escala, y también en los medianos y grandes, que son los que dan trabajo genuino y suman volumen para San Luis”. El funcionario remató su presentación con una recorrida en la que los invitó a participar “desde la producción primaria hasta la Feria de Pequeños y Medianos Productores, donde los vamos a ayudar con la comercialización, que siempre es un eslabón difícil, y también para que puedan crecer en volumen, lo que les permitirá diversificar su resultado final”.

 

 

 

Preñez, parto y cría sana

 

A su turno, acompañado por una presentación en power point, Rey les dejó conceptos básicos para que puedan mejorar sus índices de preñez, puedan tener partos sin inconvenientes y sepan cómo manejarse en los primeros días de la cría, los más delicados y más propensos a elevar la mortalidad. No es una tarea fácil la del técnico, porque tiene que luchar contra preconceptos culturales muy arraigados y no siempre efectivos, que en el campo se transmiten de generación en generación. Pero como lo conocen y confían en él, suelen darse interesantes contrapuntos que enriquecen la charla y la discusión general, porque todos aprenden un poco más y comparten experiencias.

 

El veterinario dio un pantallazo muy general sobre los números del sector porcino e invitó a los productores a “sacarse todas las dudas”, que él ya tenía claras luego de varios relevamientos y recorridas sanitarias por Donovan en el último año. “El Plan Porcino nació para combatir enfermedades, nosotros agregamos luego capacitaciones como éstas y un aporte genético fundamental para que puedan crecer”, les dijo, para luego recordar que en la Argentina es muy común el biotipo carnicero para la cría porcina: “Tienen más capacidad de crecimiento por su buena masa muscular en zonas de valor como la pierna y la paleta, es baja la deposición de grasa y son animales por lo general prolíficos, o sea que dan muchas crías”.

 

Con fotos, fue mostrando las características de cada raza. Así repasó la Yorkshire, que produce mucha leche y calostro, suele tener numerosas crías y no son tan pesados como otros. Habló de la raza Landrace y su hocico largo con orejas chicas y el cuerpo extendido; y también de la Duroc con su rusticidad y su buen potencial para la cría a corral, que además tiene condiciones para evitar problemas con el sol debido a su color marrón. Así la diferenció de las razas blancas, más propensas a abortar por acción de los rayos solares de manera directa.

 

Cuando habló de la raza Hampshire, les recordó su actitud materna y su buena capa de grasa dorsal; de la Spoted Poland destacó que “se dejó de usar en criaderos comerciales por un gen que ante situaciones de estrés provoca muerte súbita”; y dejó para el final la Che Tapuy, la raza argentina, de la que destacó la mansedumbre, la capacidad de dar muchas crías y el potencial para la cría a corral, que es lo que hace la gran mayoría de los pequeños productores como los que estaban escuchando la charla. “El ejemplar Che Tapuy que trajimos para entregar lo compramos en Córdoba, los que están en el módulo aún viven una etapa de cría”, aclaró.

 

Luego Rey desmembró las categorías entre reproductores y de engorde. La primera la componen machos enteros y hembras que, según la etapa que está transitando, pueden clasificarse entre cachorras, lactantes, en gestación, en servicio y vacías. “Cada fase requiere una alimentación específica, sobre todo en lo que hace a las proteínas. Ustedes deben saber diferenciar, aunque en el día a día tengan a todas juntas en el corral”, les pidió.

 

Entre esas categorías, distinguió que las cachorras lo son “hasta la edad de servicio, cuando andan más o menos por los 150 kilos”, y aseguró que las lactantes y en gestación son las que tienen más requerimiento alimenticio, “porque es lo que influye en los índices de preñez”.

 

Dentro del engorde, hay animales al destete, está el proceso de recría y la terminación. “En cada uno varía la concentración de proteínas, el destete necesita un poco menos que la recría”, aconsejó el veterinario, quien agregó que “para la terminación necesitamos mucho maíz para hacer la conversión en carne”.

 

Como en toda cría de animales, el manejo es un aspecto fundamental para lograr buenos resultados. “Es muy útil tener buenas parideras y lámparas para generar calor a las crías”, recordó. Sobre los padrillos, pidió ser prudentes y respetar los tiempos de adaptación: “Mínimo se necesitan dos meses para comenzar a usarlos, lo ideal es comenzar el servicio a los ocho meses”. Para todos, machos, hembras y crías, es fundamental tener condiciones de alojamiento óptimas, que incluyen sombra y agua, no golpearlos y, en el caso de los reproductores, tres kilos de alimento por día que deben incluir maíz o sorgo para darles energía, proteína a través de la soja y un núcleo vitamínico como complemento. “Recuerden que siempre es mejor alimentarlos después del servicio y que la condición corporal ideal es tres en la escala de uno a cinco”, redondeó Rey.

 

Consultado sobre la frecuencia de uso de un padrillo, recomendó tener entre 3 y 5 cada 100 madres y, a los 15 meses, dejarlos dar dos saltos por día durante dos días (con uno de descanso), o bien dos saltos por día durante tres días (con dos de descanso). “Los padrillos deben tener instalaciones individuales, cerca de las cerdas que van a servir, con piquetes amplios (300 metros cuadrados por animal) y buenos refugios, con sombra que abarque 4 metros cuadrados por cabeza”, describió.

 

 

 

Las hembras y sus bemoles

 

Al hablar de las cachorras, a las que definió como “el futuro del criadero”, recomendó hacerlas servir por primera vez a los 8 meses y con unos 130 kilos de peso vivo, “aunque se alcen con 80 kilos, ustedes no se dejen tentar porque así van a desperdiciar potencial genético”, les dijo a los productores. En un estado ideal, las describió con 22 milímetros de grasa dorsal, en el tercer ciclo estral (es el intervalo entre dos ovulaciones) luego de la pubertad y con una aclimatación de entre 45 y 60 días previo al servicio.

 

Luego el crecimiento las llevará a ser cerdas, tanto en etapa de servicio, como de gestación, parto y lactancia. Ellas también, al igual que los padrillos, necesitan piquetes amplios, buenos refugios (3 metros cuadrados por animal), un bebedero cada cinco cabezas y charcos y alambradas en condiciones para prosperar.

 

 Sobre el servicio, el profesional dijo que puede ser en bandas o por inseminación artificial con sincronización de celo, tanto a campo como a corral. Recomendó el ‘flushing’, que es una alimentación intensiva previa al servicio en el intervalo entre el destete y el nuevo celo, un período que abarca entre siete y diez días. “Aumentan la ovulación, la cantidad de crías y la consecuente mejora de los índices productivos generales. Flushing, también conocido como golpe alimenticio o acondicionamiento, significa alimentarlas lo mejor posible en ese período, porque así van a producir más óvulos”, definió.

 

En cuanto al período de gestación, famoso en las cerdas por extenderse durante tres meses, tres semanas y tres días, Rey lo dividió en tres tercios de 38 días cada uno. “En los dos primeros van a subir entre 200 y 300 gramos por día, pero está bien restringirles el alimento, porque en esos momentos lo que les entra de más va al a grasa y no a los lechones”, aseguró. En cambio en el tercer tercio deben aumentar un kilo por día, con buenas proporciones de proteínas y energía para llegar bien al parto.

 

“¿Cuándo una cerda está alzada?”, les tomó examen el veterinario del Ministerio de Producción. Tras algunos cabildeos, comenzaron a llegar los síntomas: vulva agrandada, tendencia a montar a otras cerdas, quietud ante el contacto con humanos, entre otras señales.

 

“La vida útil va a ser de entre 4 y 5 años, por lo que les podrán dar entre 8 y 10 pariciones”, calculó Rey, quien mostró una tabla para conocer la condición corporal: entre 1 y 2 van requerir 2,5 kilos de alimento por día y les va a faltar leche; el 3 quedó dicho que era lo ideal y requieren 2 kilos por día; mientras que entre 4 y 5 deberán comer no más de 1,5 kilos por día y se las verá gordas, lo que puede acarrearles problemas en el parto y un cansancio extremo que es contraproducente. “Para la gestación, lo mejor es un estado corporal de 2,5; mientras que para la lactancia necesitamos tenerlas en 3”, definió.

 

 

La hora del parto

 

Todo el manejo es clave en la producción de lechones, pero la hora del parto siempre es especial. Y se notó en el interés del auditorio por conocer más sobre este momento fundamental. “Cuando la cerda está por parir, comenzará a agitarse 24 horas antes, aumentará su temperatura corporal y tenderá a hacer nidos buscando paja. Es el momento en el que debemos estar más atentos, observar todo y prepararnos con tiempo. Lo ideal es tener parideras de chapa”, aseguró Rey.

 

El parto comprende la expulsión de los lechones y luego de la placenta para completar el proceso. “Los tiempos van a variar, pero sería ideal unas seis horas entre el primero que sale y el último, no debemos pasar más de 45 minutos entre lechón y lechón, si se tarda más es porque hay problemas”, definió el veterinario, quien en estos casos recomendó un método químico a base de oxitocina para distender el útero. “Hace efecto a los 15 minutos, pero no usen más de un centímetro por cerda”, recomendó.

 

Si todo salió bien, del parto al primer amamantamiento no deben pasar más de cuatro horas. “El lechón lo primero que hará es buscar la teta de la mamá. Primero toma calostro, que es clave porque da calor, es laxante y lo inmuniza. Si pasan más de cuatro horas, ya lo toma como alimento y no como calostro, por lo que pierde defensas”, contó el veterinario, ante la atención máxima de los productores y sus familias, ya que la cría de cerdos incluye a muchas mujeres, e incluso jóvenes que se involucran temprano en el trabajo de sus padres.

 

El período de lactancia va del nacimiento al destete y es el más riesgoso porque es cuando más muertes se producen en el criadero. “La causa número uno, con cerca del 60%, es el aplastamiento, que puede darse por falta de instalaciones adecuadas o porque la cerda no tiene aptitud materna. En este caso hay que retirarle las crías, porque es una condición que se hereda y nos va a traer problemas más adelante”, advirtió. Otras causas de muerte de lechones pueden ser la inanición, la falta de desarrollo, el frío, las infecciones y la miasis en el ombligo.

 

Luego de una lactancia de no más de 30 días, es la hora del destete. “Cuando llegue ese momento, desteten a todos los lechones a la vez, no solo a los más gordos, así emparejan la recría”, les pidió para evitar una tendencia que extiende la lactancia, de manera errónea, en busca de igualar los pesos.

 

Finalmente el jefe del área Sanidad Animal se refirió al engorde, para el que solicitó que no ahorren en la calidad del alimento. “Como no existe un alimento único, debemos hacer un preparado. Pero no uno cualquiera, un buen balanceado tiene ingredientes de calidad, que por ejemplo no incluya gorgojos, una buena molienda, mezclado y almacenado. El maíz molido lo digieren mejor y da excelentes resultados”, describió, para luego recordar que en Donovan la asociación tiene un buen silo gracias a los beneficios de la Ley Caprina, que gestionó el Ministerio de Producción. Y también una planta de alimentos, que les permite agregar valor y ahorrar mucho dinero de manera comunitaria.

 

“Pongan atención a los comederos, porque el alimento está caro y deben ser muy eficientes, es básico para la rentabilidad final. El alimento, está comprobado, es el 60% de los gastos totales de un criadero”, aseguró Rey, quien también les pidió cuidar el agua con flotantes y cazoletas, al tiempo que dio algunos ejemplos que dejan en claro la importancia del fluido: “Un padrillo requiere 8 litros por día y una cerda lactante, cerca de 30 litros”.

 

En el final, le pidió prolijidad en la administración de recursos, aunque a algunos no les guste llevar cálculos y papeles. “Hay que tener en cuenta los índices productivos, deben anotar los lechones nacidos, los destetados, los nacidos vivos, los índices de conversión a carne, la mortandad predestete y las ganancias de peso diario, entre otros aspectos fundamentales”.

 

 

El momento esperado

 

Después de las charlas y un café reparador, llegó el momento que los productores fueron a buscar: el de la entrega de los cerdos, a razón de uno por familia. Los fueron llamando de a uno para recibir un diploma y después se acercaron todos al corral, con la premisa de llevarse una hembra o un macho, según lo que habían solicitado previamente.

 

Como fue por orden alfabético, los primeros eligieron a los más gorditos, aunque nadie se fue disconforme con la calidad de los animales. “Lástima que no me llamo Álvarez…”, bromea con este cronista Gustavo Orozco, mientras ve pasar lechoncitos rumbo a camionetas, furgones, autos particulares o, para los que no tienen movilidad, de nuevo hacia el carromato del Ministerio de Producción, que luego los llevará puerta a puerta.

 

Los cerdos se amontonan en un rincón, con los ojos desorbitados, temerosos de lo que puede pasar con ellos, mientras se ven rodeados de gente y pasados de nervios. Gritan, algunos más que otros, y se resisten… pero es en vano, los toman de las orejas, les inmovilizan las patas traseras y los van sacando de a uno. Para los más chicos es un gran espectáculo, corren alrededor del corral y acompañan a los papás, felices de tener un nuevo integrante en la familia.

 

Hay solidaridad entre los productores, se ayudan unos a otros para manearlos y subirlos a los vehículos. Algunos les atan una pata delantera con otra trasera, para que ya no se puedan mover más. Los cerdos, de a poco, se van resignando. Un vecino, previsor, llegó con una moto y un carrito atado, al rato parte raudo hacia su campo. Otro pone su lechón en el baúl de un viejo Taunus rojo, junto al tanque de gas, el animal siente que es el fin del mundo, pero en realidad será el comienzo de una nueva vida. Es macho, si logra ser un buen padrillo, tendrá casa y comida asegurada por varios años.

 

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