Fuerza y coraje: potente espíritu adolescente

Si lo bueno viene en envase chico, la fortaleza en el metro cincuenta y pico de altura de Andrea Silisque se potencia en todo su espíritu deportivo. A los 21 años es campeona en levantamiento de pesas y en menos de doce meses cambió su rutina con las barras y mancuernas y obtuvo varios galardones.

Al terminar la secundaria dejó a la familia en su Jujuy natal y llegó a San Luis hace cuatro años, llena de esperanzas. “Vine a conocer otra vida, sola”, anunció feliz, ya que, a diferencia de Bono de U2 (“que todavía no encontró lo que está buscando”), Andrea sí pudo. “Me gustaría seguir creciendo en este deporte, porque tengo el sueño de competir en culturismo y fitness”, expresó.

Fanática de los deportes, hacía karate y hace un año entrena en el gimnasio en levantamiento de pesas, y por su capacidad se animó a hacer un esfuerzo más. “Empecé a competir hace cuatro meses”, explicó, porque sus compañeros de gym le comentaron que “se animara” porque tiene mucha fuerza.

Participó en tres competencias y en todas obtuvo buenos resultados. Salió segunda en su primer torneo en Mendoza y las dos restantes fueron en el Campus de la Universidad de La Punta.

Con dos meses de diferencia (abril y julio) la atleta de la ULP fue Primera en la categoría hasta 49 kilos, y segunda en coeficiente (porque pudo levantar el doble de su propio peso) al alzar 42 kilos en arranque y 57 en envión.

“Mi sueño es llegar a un Mundial”, señaló entusiasmada. Mientras tanto, los límites nacionales están a su alcance. A pesar que clasificó para ir a un torneo, lamentó saber que por cuestiones económicas no podrá asistir. Tendrá revancha en el campeonato del 17 de agosto en Palmira (Mendoza), en el que viajará con su compañero de gimnasio, Jorge Carello, invicto en powerlifting.

Un espacio donde la fortaleza es anímica

“Me gusta mucho entrenar, así que todos los días lo hago y no pierdo la rutina”, explicó Silisque, atleta de la ULP.

En el gimnasio "Universal" no le faltan excusas para tomar una mancuerna y transpirar la camiseta, ya que además de practicar, trabaja como instructora física.

En la pared del espacio está escrito en lenguaje inclusivo: “Gimnasio”.

Es que el responsable del lugar es el preparador físico Mauricio Rosales Neyra, que cursa el quinto nivel de enseñanza de lenguaje de señas, y en el local entrena a deportistas sordos.

Por supuesto que el cuidado físico es importante, porque además de rutinas con pesas y elongación, se cuida en las comidas con una dieta especial con proteínas, carbohidratos y siempre frutas.

“Con proteínas para forjar la masa muscular, y a medida que se acerca el torneo, bajamos los carbohidratos”, explicó Mauricio, de 40 años.

Es de Córdoba, realizó en su tierra la carrera de preparador físico y hace 18 años llegó a San Luis para quedarse y trabajar en el rubro gimnasios.