COVID-19: facilitar los contagios generaría más riesgos de muerte

La inmunidad de grupo o de rebaño busca lograr inmunidad dentro de la población para combatir ciertas enfermedades. Es como lo que decían antes las abuelas, que recomendaban el contagio de varicela para que después ningún integrante de la familia tuviera problemas; se trata de una inmunidad adquirida por la enfermedad. En COVID-19 es muy discutida, no es recomendada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que generaría más riesgos de muerte, con la exposición de la población mundial”, sostuvo la presidenta del Comité de Crisis de San Luis, María José Zanglá.

En los últimos días, la noción de “inmunidad de grupo” se ha difundido en internet como la alternativa para combatir el coronavirus y la idea generó controversia. La OMS calificó la medida como “científica y éticamente problemática”, y remarcó que en la historia de la salud pública jamás se aplicó el concepto como una estrategia para combatir un brote, tampoco una pandemia.

Argumentaron que la propagación del virus solo implica permitir más infecciones, sufrimiento y muertes. Lo propio opinó la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que aseguró que el número de muertes con esta metodología sería mayor que la cifra de fallecidos con distanciamiento social.

Zanglá explicó que mediante el contagio deliberado se busca exponer a la enfermedad a gente inmunocompetente y de a poco adquirir inmunidad, pero el método podría implicar una desgracia mundial. “Se sabe de la varicela que si se contagia no se vuelve a tener, se adquiere inmunidad, pero en COVID-19 se desconoce. Aparentemente duraría 90 días, es decir, del porcentaje que se haya contagiado, los tres meses de inmunidad se han perdido en una parte de la población, con lo cual para coronavirus no estaría para nada recomendado, generaría más riesgos”, señaló.

Para la especialista, este tipo de nociones se esbozaría por parte de grupos anticuarentena y antivacunas, en los que, en medio de las definiciones vertidas, aparecen conceptos de libertad y otras definiciones cambiadas. “Se ha visto que tampoco se puede llegar a un control de la enfermedad si se deja que progrese. ¿Cómo vamos a contener a los pacientes que tengan factores de riesgo? Mucha gente no sabe que su sobrepeso es un índice de obesidad o que son diabéticos. De esa manera, ¿cómo se protege en una inmunidad de rebaño?”, preguntó.

“Además –abundó– ya no se habla de pandemia, hablamos de la enfermedad asociada con las problemáticas sociales. Se debe ver dónde estamos parados, los riesgos sociales y aquellas personas que tengan dentro de sus enfermedades crónicas poco acceso a la salud, por ende poco control de la salud, lo que generaría un riesgo más potencial”.

La clave es la prevención

Zanglá remarcó que hasta que haya una vacuna la clave es el distanciamiento, el aislamiento, el uso de tapabocas y todas las medidas de prevención que se aplican en la mayoría de los sistemas sanitarios del mundo.

“Hay que evitar asistir a lugares donde hay mucha gente. Si soy positivo me quedo en casa y aviso a los contactos estrechos. Los contactos estrechos deben quedarse en sus domicilios. Lamentablemente será nuestra filosofía de vida hasta que tengamos la vacuna”, dijo.

También recordó que sigue vigente el pedido de donación de plasma para ayudar a los pacientes que transitan la enfermedad. Si bien detalló que hay algunas controversias actualmente, al observar casos de pacientes graves donde el tratamiento no causa efecto, continúa su aplicación. A los 28 días del alta, las personas pueden donar. “Se hace un análisis para ver los anticuerpos y si está en condiciones, se hace la donación de plasma, que es un procedimiento similar a la donación de sangre”, señaló.

“La etapa de pandemia que transitamos es de compromiso social, de responsabilidad social. Así como tenemos derechos, tenemos deberes. En este momento es eso lo que debemos aplicar: mantener distanciamiento, realizar los testeos en los lugares habilitados y luego quedarse en casa, en aislamiento”, concluyó.

MM