31°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

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La Ley Johanna y la urgencia de visibilizar la muerte perinatal

Johanna Piferrer cursaba 33 semanas de embarazo cuando, durante una ecografía de rutina, se enteró que su hijo Ciro no tenía más latidos. Era octubre de 2014 y su vida cambió para siempre: tuvo que soportar el dolor más grande para una madre y, en simultáneo, vivir situaciones de violencia en el sistema de salud que hoy la llevaron a impulsar una ley para un protocolo ante la muerte perinatal. El caso de Johanna fue el primero en el país en judicializarse y, así, logró que se visibilizara la violencia a la que son sometidas las mujeres que pasan por una experiencia de muerte perinatal, considerada así desde la semana 22 hasta la primera semana después del parto. A Johanna le quisieron inducir un parto natural contra su voluntad, estuvo nueve horas con su hijo sin vida en su vientre hasta que al fin le practicaron una cesárea. De allí la llevaron a la sala de maternidad, junto a otras mujeres que tenían en brazos a sus bebés, mientras los escuchaba llorar y los veía tomar la teta. Después le entregaron a su hijo en una caja de cartón y el acta de defunción a su nombre, porque no le permitieron ponerle nombre a su bebé. Violentaron su derecho a decidir, una y otra vez.

 

Este caso sacó a la luz muchos otros, incluso de mujeres que habían atravesado situaciones similares hace más de veinte años. En 2019 se presentó el proyecto, conocido como Ley Johanna, que estuvo a punto de perder estado parlamentario. Pero por la extensión de las sesiones ordinarias todavía sigue en pie. De todas maneras, Johanna junta firmas para entregarlas en el Congreso de la Nación y, así, evidenciar la urgencia que representa tener esta ley.

 

 

El proyecto propone, entre otras cosas, que ante la muerte perinatal la persona gestante pueda decidir la manera de parir.

 

 

El proyecto propone que ante la muerte perinatal la persona gestante tenga el derecho a elegir la manera de parir, a ser internada o no en el área de maternidad, a recibir contención por parte de profesionales de la salud formados, a poder registrar con nombre a su bebé y a estar acompañada por quien desee o estar sola si así lo prefiere. “La muerte perinatal silenciada e invisibilizada es violencia”, repite Johanna en cada cartel que lleva a las marchas. Si bien hay una ley de parto respetado, sancionada en 2004, que busca garantizar los derechos de las mujeres y personas gestantes ante las prácticas obstétricas, hay un “vacío legal” en lo que refiere a muerte perinatal.

 

“Si abortás sos una asesina, pero si se te muere tu hijo de casi dos kilos y medio en tu vientre, es un NN”, reflexiona Johanna en sus redes sociales y demuestra, de nuevo, la hipocresía con la que se maneja la sociedad y de la que las mujeres, sistemáticamente, somos víctimas.

 

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