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Alejandro Exequiel Ochoa tiene una canción de esperanzas

Con un tema esperanzador, un joven cantante despide el año y le da la bienvenida a su carrera.

Por redacción
| 29 de diciembre de 2020
Con el arbolito detrás. Alejandro Ochoa es hijo del reconocido Enrique Belén y grabó una canción para sus compañeros del último año de la primaria del Colegio San Luis Gonzaga. Foto: Carlos Braile.

Volver a escuchar las risas de los niños que juegan en la calle, el sonido de los besos ruidosos de un abuelo a su nieto y el griterío típico al horario de salida del colegio. Estas son algunas de las imágenes mentales que recrea la versión de “Volveremos a brindar”, de la cantante española Lucía Gil, que hizo Alejandro Exequiel Ochoa, un pequeño puntano de once años.

 

Por la pandemia, Alejandro cursó su último año de la primaria en casa, así que junto con su papá, el reconocido cantante Enrique Belén, decidió hacer una canción de despedida para sus compañeros del Colegio San Luis Gonzaga, que el año que viene ingresarán al secundario. Si bien la idea era que el pequeño la cantara en vivo en el acto de fin de año de su escuela, por la situación sanitaria los egresados 2020 no pudieron encontrarse. De todas formas, el puntano supo hacer llegar el mensaje de despedida y esperanza a todos sus amigos.

 

“Para mí representa que la gente no debe rendirse, que hay que esperar y ser más pacientes para poder volver a brindar, como dice la canción”, explicó Alejandro con voz suave, un tanto tímida, la misma que utiliza a la hora de cantar. La canción es una balada lenta y melancólica que la española creó para sus padres, ambos médicos, en plena pandemia. Sin embargo, el mensaje, como dice el puntano, es de aliento y eso quiso transmitirles a todos los niños de San Luis.

 

En los próximos días saldrá el video, realizado por la Productora América. Para el pequeño puntano su participación se redujo a posar detrás de una “tela verde”. Su papá explicó: “Está hecho con imágenes de él mientras canta y de niños que juegan y disfrutan con sus familias. Por eso durante la canción se escuchan risas y gritos. La idea es llevar el 'ruidito' infantil para que a los chicos les llame la atención”.

 

El primer recuerdo que Alejandro tiene de la música es a los cuatro años, cuando hizo sus primeros golpeteos en la batería de su papá. A los nueve empezó a cantar en su habitación la música que ponían en el comedor de su casa. Sus géneros favoritos son la música clásica que ponía su mamá cuando estaba embarazada, el rock y “la que está en las redes”, cómo el mismo describe, en referencia a las canciones de pop y reggaetón que usan los tiktokers en los videos.

 

La única formación musical que tiene el joven puntano es la que le dan en el coro 9 de Julio, de su colegio, y cuando canta las canciones que compone su papá. “Hice un tema dedicado a la provincia, que se llama ‘San Luis qué felicidad’, él lo cantó y quedó lindo. Después la canción tuvo más repercusión de la que esperábamos y lo convocaron para representarla en algunos escenarios”, detalló Enrique Belén.

 

Por ahora, Alejandro no está seguro si se dedicará a la música profesionalmente o si seguirá tratándola como un hobby. Mientras tanto continuará cantando, siempre acompañado de su papá. Lo que sí sabe es que el arte es su gran pasión y que entre las actividades que más disfruta está dibujar y las clases de Robótica que tiene en el colegio.

 

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