En el país hay cuatro millones de veganos y vegetarianos

Según la última encuesta realizada por la consultora Kantar, entre el 21 de junio y el 1º de julio del año pasado, en Argentina, unos 4 millones de personas respondieron que llevan una dieta vegana o vegetariana. Esto implica que ya son el 9 por ciento de la población. Además, de ese universo el 17 por ciento tiene entre 17 y 24 años; el 22% entre 25 y 34; mientras que el 26% va desde los 35 a los 49 años. Por lo que el 39 por ciento de los encuestados tiene menos de 35 años.

Esta tendencia de no comer carne, mayoritaria entre jóvenes y adolescentes, también se refleja en San Luis y una de las fuentes consultadas fue el médico especialista en obesidad Marcelo Abdala, quien confirmó que “se nota que hay una tendencia a cambiar por el respeto y el cuidado hacia los animales que se les transmite a los más chicos y que se va haciendo más masivo”. También, la licenciada en Nutrición María Celeste Malavasi aseguró que “en el último tiempo aumentó el número de consultas y las que más asisten son las mujeres adolescentes que aducen esta elección por el cuidado hacia los animales o por haber visto algún documental que las movilizó hacia la alimentación vegetariana o vegana”.

Este no es un fenómeno único de nuestro país. El último estudio de la Unión Vegetariana Internacional (UVI) indica que 600 millones de personas en el mundo se declaran veganas o vegetarianas. Y, según estadísticas de la ONU, la India es el país donde más personas practican este tipo de alimentación, con el 40 por ciento, y le sigue Estados Unidos con el 13 por ciento de su población. Además, en Latinoamérica, donde México es el país con la mayor población que adhiere a esta nutrición, el 19 por ciento de los encuestados declaró no comer carnes, 15% respondió que era flexitariano (mínimo consumo de carne) y el 9% se declaró directamente vegano.

Infografía: Marcelo Ojeda.

Abdala indicó que “hay que tener en claro que en esencia el ser humano es herbívoro, porque nuestro aparato digestivo es más parecido a los mamíferos que no comen carnes. Es decir que todo lo que se ingiere como frutas, verduras y legumbres va a ser mucho más asimilable que la carne. Al tener un aparato digestivo con intestinos muy largos, la carne permanece mucho tiempo en descomposición adentro del cuerpo y eso ha provocado que, con el tiempo, aparezcan más casos de cáncer de colon, por ejemplo”.

Este cambio en los hábitos alimenticios, sobre todo en los adolescentes, tiene algunos detalles que es importante conocer antes de tomar esa decisión. Malavasi comentó que “al ser una alimentación basada en vegetales se dejan de lado una serie de alimentos críticos que son las proteínas de origen animal necesarias para el ser humano en las distintas etapas de la vida. Nutrientes como hierro, calcio, zinc y las vitaminas B12 y B3 son los más importantes, porque pueden generar, según la edad de elección, algunas complicaciones a futuro o en el mismo momento en que se decide cambiar”.

Mientras que Abdala insistió en que “lo más importante es que aquellas personas que decidan cambiar sus hábitos alimenticios deben estar controladas por un médico y realizarse los análisis de sangre en el laboratorio todos los años, como un hemograma y un hepatograma para que el médico de cabecera pueda saber si sus niveles de vitamina B12, D y el hierro son los adecuados”. Y recordó que los valores normales de hierro en las mujeres es de 4,8 millones y de 5,4 en los hombres.

Malavasi dijo que la vitamina B12 “está asociada al hierro y su falta en el cuerpo puede generar anemia, porque esa vitamina forma parte de la producción de glóbulos rojos y, a diferencia de una anemia circunstancial, se puede producir una más severa asociada a la confusión mental, debilidad o astenia. Y en pacientes adolescentes o en una madre lactante ese déficit es gravísimo”.

Por eso, la presidenta de la Asociación de Dietistas, Nutricionistas y Licenciados en Nutrición de la provincia de San Luis (ALIN) dijo que ella trata de acompañarlos en esa decisión: “Lo que hago es armarles una guía alimentaria adecuada, porque la alimentación vegetariana no la podemos seguir a través de una red social. Es cierto que allí se pueden encontrar muchas recetas, pero se necesita que un nutricionista matriculado los acompañe”.

En la dieta vegetariana se trata de consumir solo vegetales, leguminosas, lácteos y huevos. Es decir que quedan afuera las carnes de vaca, cerdo, pollo y pescado. Pero cuando se habla de una alimentación vegana, además de las carnes, también se eliminan los derivados de esos animales como lácteos, huevos o la miel. Y aquí se corren más riesgos de contraer algún déficit y carencias nutricionales.

Cuando alguno de sus pacientes le refiere querer empezar con alguna de estas dietas, Malavasi les propone hacerlo de manera progresiva: “Que vayan incorporando alimentos que por lo general los adolescentes no los tienen en cuenta, porque ellos consumen mucha comida chatarra: hamburguesas, lomos, papas fritas y pizza, además de las bebidas azucaradas. Por eso, mi propuesta es comenzar a incorporar los nutrientes vegetales, las legumbres y los cereales, que al combinarlos tendrán una serie de aminoácidos que forman una proteína muy parecida al valor nutricional de la carne vacuna”.