La acusada por el asesinato de Olariaga amplió su declaración

Aunque las sospechas se ciñen a ella como la autora intelectual del asesinato de Julio Olariaga, el hombre de 53 años que fue ejecutado de tres balazos en la puerta de su casa, Sandra Páez Gitto intentó despegarse de las acusaciones y amplió su declaración indagatoria frente a la jueza Virginia Palacios. En compañía de su abogado, Rodolfo Mercau, la mujer trató de explicar el contenido de decenas de mensajes de texto, llamadas y audios que intercambió con Matías Balada, el otro detenido que tiene la causa, sospechoso de ser el autor de los tres balazos que acabaron con la vida del custodio.   

Cara a cara con Palacios, la parapsicóloga trató de contar por qué escribió algunas frases que alertaron a los pesquisas y a la propia jueza cuando incautaron su teléfono celular y cotejaron las comunicaciones con Balada, el expolicía que, para los investigadores, asesinó a Olariaga en un crimen por encargo. Si bien para los policías no habría cobrado una importante suma de dinero, la remuneración habría sido una especie de intercambio de favores.

Luego de que ambos fueron detenidos por personal de Homicidios, el domingo 3 de mayo Páez Gitto declaró, pero negó haber encargado el asesinato de Olariaga con quien, según sus dichos, mantuvo una relación sentimental que terminó hace dos años.

En ese primer interrogatorio, la mujer admitió que conoce a Matías Balada, pero como uno de sus clientes. Según aclaró, el expolicía le había encargado varios trabajos porque, a raíz de una restricción de acercamiento que pesaría sobre él, no podía acercarse a su hijo. Páez Gitto contó que, gracias a sus artes místicas, Balada pudo pasar una fiesta de fin de año con el chico. Él se habría mostrado agradecido, pero la relación parapsicóloga-cliente era normal y no más que eso.

Este lunes al mediodía, orientada por Rodolfo Mercau, la parapsicóloga y exempleada municipal, trató de explicar los cruces de llamadas, preguntas, respuestas, frases, consejos o pedidos que intercambiaron con Balada. 

Según el abogado defensor, Páez Gitto despejó una por una las consultas de la jueza Palacios y el fiscal Esteban Roche.

“La señora Páez Gitto explicó por qué hay muchos cruces de llamadas, muchos audios y mensajes de texto con Balada. En una interpretación fuera de contexto, algunas respuestas pueden hacer pensar cualquier cosa, pero de todas maneras, ella reveló los contenidos de esos audios. Explicó paso a paso cada uno de ellos. En uno, por ejemplo dice ‘Este terminará hospitalizado o padecerá tal o cual enfermedad’, pero son todas frases escritas referidas a su tarea como parapsicóloga”, expresó Mercau en diálogo con El Diario de la República.

“En otro de los mensajes Páez Gitto dice ‘Usted dispare’, pero no es en alusión a que tire un balazo o que ordena disparar un arma, no la escribió ni la dijo en ese contexto, sino en referencia a que se vaya de un determinado lugar. Que se retire rápidamente. Si uno toma las palabras o frases sueltas, fuera de cualquier contexto, seguramente su interpretación será errada. Mi defendida fue muy sincera, respondió a cada consulta y dejó aclaradas las preguntas de la jueza y el fiscal”, agregó el abogado.  

“Todo estaba en el teléfono celular de mi defendida que, si no lo hubiera entregado, no habrían extraído nada. Si ella estuviera implicada hubiera eliminado las supuestas pruebas”, señaló.

En otro orden, Mercau adelantó los próximos pasos que dará la defensa. “Ahora mismo haremos un escrito en el que cuestionaremos las pericias. No hubo peritos nombrados bajo las formalidades de la ley, es decir, peritos que hayan sido nombrados correctamente. Todo ha sido entre gallos y medianoche. La Policía Científica tomó la bala, hicieron algunos estudios, pero como peritos ni siquiera nos dieron a alguna de las defensas que ofrecieran peritos de parte. Tampoco se respetó la cadena de custodia”, puntualizó. 

"La jueza ahora tomará algunas medidas, algunas pruebas. Estaremos atentos a lo que solicite y lo que ocurra en las próximas horas", agregó.

Tres balazos en la noche

En la tarde-noche del 25 de abril la tranquilidad de los vecinos que viven sobre la calle Abelardo Figueroa al 800 se vio muy alterada. Primero escucharon tres tiros. Luego gritos y llantos desesperados. Habían asesinado a balazos a Julio Olariaga, quien vivía con su pareja, Liliana Fernández. Lo mataron en la puerta de su casa. Nadie vio nada. Solo se escucharon las detonaciones.

La cuadra se llenó de policías y efectivos de Homicidios comenzaron la pesquisa. Tomaron declaraciones testimoniales, revisaron el contenido de cámaras de seguridad y empezaron a desandar un ovillo en el que asomó el acoso que recibía Olariaga por una supuesta parapsicóloga. En varias ocasiones halló en la puerta de su casa elementos similares a los que se utilizan para hacer supuestos “trabajos” de parapsicología.

Días más tarde, los policías de Homicidios allanaron una casa en el barrio Estrella del Sur. Encontraron cosas idénticas a las que encontraba Olariaga. La dueña de la vivienda es Sandra Páez Gitto, a quien le incautaron su celular.

La mujer tenía como cliente a Matías Balada, un expolicía vinculado a una causa por la muerte de un joven baleado en su cabeza que, antes de morir, había perdido la vista. Ambos habían mantenido comunicaciones que llamaron la atención de los investigadores. El viernes 1° de mayo Páez Gitto y Balada fueron detenidos. Ella estaba en su casa. Él en un inquilinato sobre avenida Justo Daract. En el allanamiento a la habitación que ocupaba, Balada tenía un revolver calibre 22. La misma medida de las balas que mataron a Olariaga.