Milagros Sánchez no se relaja ni en tiempos de coronavirus

Milagros Sánchez lleva el polo en la sangre. Está en su ADN. Los caballos y el campo son su vida. Es la mejor jugadora de San Luis y una de las mejores de Argentina. Tiene 7 de hándicap y es dueña de un gran potencial. A los 19 años sabe que todavía tiene mucho camino por recorrer en un deporte que abrazó de muy niña. Mientras aguarda que pase este flagelo, entrena duro en Concarán. No quiere relajarse.

La pandemia le puso un freno al calendario de Mili. En julio y septiembre tenía que viajar para jugar torneos en el extranjero, pero no va a poder ser. Y para no perder ritmo, papá Juan Carlos le armó una cancha en el campo de la familia. “Practicamos ahí. Armamos partidos dos contra dos. Taqueamos y movemos un poco los caballos nuevos. Los otros caballos están en descanso hace cuatro meses y cuando arranque todo esto hay que empezar a moverlos unos veinte días antes para que entren en ritmo”, dice Milagros.

A excepción de los días de cuarentena, Mili nunca dejó de ir al campo. Si bien es cierto que su último torneo fue el 15 de marzo en Estados Unidos, después del parate obligatorio volvió al ruedo para no perder ritmo. “Había empezado bien el año. En febrero me fui a Tailandia por 15 días. Después regresé a Concarán una semana y aproveché para jugar un torneo en mi pueblo, y tuve que viajar a Estados Unidos para disputar el Abierto. Tenía que quedarme un mes, pero por el tema del coronavirus solo fueron diez días. Por suerte pude regresar a tiempo y hacer la cuarentena en casa”.

Siempre con mentalidad positiva. Buscándole solución a todo. Este flagelo le puso un freno a su calendario, pero se las rebusca para seguir en movimiento. Entrena lo más que puede para llegar de la mejor manera a las citas que tendrá cuando llegue la temporada alta. A fines de septiembre, si todo esto pasa, tendrá que instalarse en Buenos Aires para jugar los diversos certámenes que siempre le hacen dar un salto de calidad en lo personal, ya que son torneos donde están las mejores jugadoras del planeta y eso es un hándicap que Milagros quiere aprovechar al máximo.

“Me gustan todos los torneos. Los disfruto mucho. Cada uno tiene lo suyo, pero la temporada alta en Buenos Aires es especial. Están las mejores jugadoras y eso hace que una se tenga que esforzar al máximo para estar a la altura de las circunstancias”.

El año pasado tuvo la chance de jugar el Abierto de Palermo para La Dolfina Brava y también se dio el gusto de salir campeona con San Luis en el Argentino de Malagueño (Córdoba). Fueron dos campeonatos que la marcaron, y eso que recorrió el mundo con este deporte. Pero esos dos momentos los tiene grabados a fuego en su corazón. “Fueron dos momentos maravillosos. Jugar en la catedral del polo el certamen más importante del mundo y ser campeona con San Luis en un Argentino fue lo más lindo”.

Mientras juega al polo en la canchita improvisada del campo familiar, aprovecha para ayudar a papá en el día a día. Y una vez que se terminan los trabajos diarios, empieza la actividad con los caballos, moverlos, estar pendiente de que no les falte nada. Y como frutilla del postre se viene el partido. El clásico dos contra dos. “Además de mantenerme en ritmo, nos divertimos mucho con mi papá, mi hermano y mi tío. Uso esos partidos para aprender y corregir conceptos, pero también para distenderme", afirma.

Pasa largas jornadas en el campo. Ese es su lugar en el mundo. Le gusta estar entre los caballos. Al aire libre. 

Cuando eligió el polo, se dio cuenta desde ese momento que iba a ser para siempre. Fue como una especie de amor a primera vista. Milagros Sánchez tiene bien en claro que quiere seguir creciendo en un deporte que es su vida.