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Lo condenaron a 14 años y medio de cárcel por abusar de su sobrina

Según las pruebas, el hombre se aprovechaba de la nena cuando quedaban a solas, en la casa de los padres de él.

Por redacción
| 18 de septiembre de 2020
Fallo. El veredicto de los jueces Estrada, Cadelago Filippi y Astudillo (der. de arriba a abajo) fue unánime. Foto: Archivo.

Este jueves, C.P. supo cuál será su destino en los próximos años. El hombre había comenzado a ser juzgado en marzo por abusar de su sobrina durante cuatro años, en la casa de los padres de él. Por ese delito cumplía desde hace más de dos años prisión preventiva en la Penitenciaría de San Luis. Ahora sabe que su estancia en la cárcel se extenderá por mucho más tiempo. La Cámara Penal 2 de Villa Mercedes lo condenó a 14 años y medio de prisión. No solo lo comprometió lo que la víctima contó en la Cámara Gesell, sino también lo que los investigadores hallaron, en su momento, en la computadora que le secuestraron. En la pc tenía imágenes de pedofilia y zoofilia que le hizo ver a su sobrina en medio de los ultrajes.

 

El Diario no da la identidad del condenado para preservar a la víctima, quien hoy tiene 17 años y guarda un vínculo familiar directo con él.

 

Los jueces Daniela Estrada, Aníbal Atilio Astudillo y Sebastián Cadelago Filippi lo declararon culpable de "Abuso sexual con acceso carnal continuado agravado por ser cometido contra un menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo y corrupción de menores agravada por ser la víctima menor de 13 años", informaron los voceros del Poder Judicial.

 

La pena implica dos años y medio menos que la que había solicitado el lunes el fiscal de Cámara 2, Ernesto Lutens, durante los alegatos. Luego de hacer un repaso de los hechos ventilados en el debate oral, el funcionario destacó la importancia del informe de la Cámara Gesell y los detalles de los abusos que la niña describió cuando la entrevistaron los profesionales del Poder Judicial. De acuerdo a ese informe, el relato de la víctima "fue claro, coherente y fluido, ausente de influencia e inducción".

 

Lutens también resaltó la plena validez de las pruebas y señaló que no existieron elementos que pusieran en duda la comisión de los ultrajes. Dijo que se trató de un abuso sexual continuado por corrupción de menores. 

 

Para el pedido de 17 años de condena consideró como atenuantes la falta de antecedentes del acusado y, como agravantes, la prolongación, el daño a la víctima y la utilización de material de abuso sexual de niños y adolescentes.

 

La defensora de Menores 2, Yesica Agüero, coincidió con el fiscal. Expresó que la Cámara Gesell fue "una prueba fundamentalmente importante, ya que el relato de la menor fue lógico, coherente y no fue ni inducido ni manipulado, sino que aportó datos relevantes".

 

También subrayó lo que revelaron los informes médicos y psicológicos hechos a la chica y a los estudios psiquiátricos y psicológicos practicados a C.P. Por eso, mencionó los daños y consecuencias en tanto secuelas psíquicas y físicas de la víctima y las alteraciones en el desarrollo. Sostuvo que hubo una extensión del perjuicio,  causado por el posterior temor que sufrió ante las amenazas de su tío.

 

La abogada de la víctima, Diana María Bernal, dijo que la niña “no solo sufrió un ataque a su sexualidad sino también un ataque a la libertad de elegir sobre su sexualidad y a sus propias decisiones”. Por eso, pidió que el acusado fuera condenado a la pena máxima y que la sentencia fuera ejemplar. 

 

A su turno, el defensor, Miguel Agundez, argumentó que su cliente posee un retraso madurativo y que eso le impide tener la lucidez para "determinar ciertas cosas". Asimismo, dijo que en su declaración la niña fue inducida por su madre y que los abusos no fueron probados. Para él, la conducta de C.P. se debió a "una cuestión madurativa" y le solicitó al tribunal que el fallo reflejara los hechos plasmados en la causa.

 

C.P. fue denunciado por la madre de la adolescente en enero de 2018 en la Comisaría 10ª. La mujer se dio cuenta que algo no andaba bien cuando vio los estados de WhatsApp de su hija. Todos daban cuenta de "un profundo sentimiento de angustia", refirió en su momento la fiscal de instrucción, Daniela Torres.

 

Cuando la mujer habló con la chica, quien por ese entonces tenía 15 años, ella le reveló lo que su tío le hizo cuando tenía entre 8 y 11 años. Le relató que en los cuatro años que visitó religiosamente a sus abuelos en el barrio Covimer, durante todos los fines de semana, su tío la abusaba. Dijo que él esperaba a que sus abuelos se fueran de la casa y ahí, cuando quedaban solos, la llevaba a su dormitorio, al living o a donde quisiera en ese momento y la sometía.

 

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