Dos mercedinos vivieron de cerca los incendios en California

“Todavía no salimos del asombro de la pandemia que paró al mundo. Pero enterarnos que hay cientos de fuegos activos en el estado de California y que nosotros tuvimos que evacuar porque teníamos el incendio más grande de la historia a horas de nosotros, fue una locura", relató Vanesa Olivares (29). La villamercedina y su pareja, Diego Aguilar (30), vivieron de cerca el desastre natural que azota a gran parte de Estados Unidos. Los jóvenes están en esa zona debido a que hace un año y dos meses emprendieron su viaje en una combi para cumplir su objetivo: dejar la rutina y conocer el mundo.

Si bien ahora están a salvo, la incertidumbre de tener que volver a trasladarse sigue latente porque las llamas no cesan. Según un informe que la BBC publicó a mediados de este mes, hasta el momento ya se quemaron unas ochocientas mil hectáreas, hay más de treinta fallecidos y decenas de desaparecidos en diferentes estados norteamericanos.

En una entrevista con El Diario, Vanesa contó que en menos de dos días tuvieron que evacuar dos veces el paraje donde estaban y que viven el día a día, atentos a lo que ocurra en cada jornada. "Estamos en California hace dos meses, tuvimos que trasladarnos a la costa porque es lo más seguro. La idea es estar un tiempo más por acá y después movernos hacia el noreste. Pero si algo hemos aprendido durante este tiempo en la ruta es a no hacer planes, de un segundo a otro cambia todo", dijo.

Pasan los días y los bomberos y organizaciones sociales que asisten a las personas afectadas no cesan su actividad. Desde fines de agosto hasta mediados de septiembre el fuego creció con mayor intensidad. "La gente que vive acá nos cuenta que en esta época del año siempre suceden los incendios porque no llueve y está todo seco. Pero este año, según lo que nos comentaron, hubo muchos más y más grandes que años anteriores", indicó.

Los mercedinos iniciaron su travesía en julio del 2019. Salieron en su Combi VW 1987, que denominaron "La Vagoneta", un nombre que sugirió uno de los amigos de Diego. Antes de partir, la pusieron en condiciones, pero a lo largo del viaje se presentaron varios inconvenientes mecánicos y finalmente tuvieron que venderla antes de salir para Estados Unidos. "Tuvimos que hacerlo por la pandemia ya que estuvimos tres meses inmóviles y fue la única solución que encontramos para poder seguir viajando. Dos meses después podemos decir que fue una decisión acertada. Nos ofrecieron vuelos de repatriados, pero no quisimos abandonar nuestro sueño", sostuvo la joven.

A mediados de julio tuvieron que vender la camioneta por la pandemia.

 

El aislamiento social obligatorio los agarró en los Baños de Agua Santa, Ecuador. Allí llegaron el 22 de febrero. "Justo para vísperas de Carnaval. Conocimos la ciudad de fiesta y llena de personas de todas partes del mundo. A partir del 17 de marzo se declaró el estado de emergencia y nos quedamos hasta el 19 de julio. Hubo toque de queda todo el tiempo que estuvimos ahí. Los primeros días iniciaba a las 21 y luego lo cambiaron a las 14 y así fue durante un mes o más. Después extendieron un poco el horario. La gente estaba muy paranoica. Te exigían usar barbijo hasta en la calle. Se podía circular en la ciudad según el número de patente. Es un pueblo de quince mil habitantes y de un día para el otro quedó vacío. Totalmente afectado porque la mayoría de las personas trabajan con el turismo", comentó.

El encierro no les permitió realizar las actividades que normalmente hacían para sustentarse, como la música (Diego es guitarrista) o vender artesanías. Durante ese período, la ayuda de la comunidad fue clave. Por eso decidieron dejar Latinoamérica.

Hasta el momento, la pareja ha recorrido el norte argentino, el Altiplano boliviano, Perú y Ecuador. Ahora se encuentran en Estados Unidos, por recomendación de conocidos que les sugirieron ir a ese país, hasta que definan el nuevo destino. Aun así, planean volver a Argentina para fin de año. "Nos gustaría pasar las próximas fiestas en Villa Mercedes. Pero dependerá de cómo siga todo en cuanto a la pandemia o lo que se presente", señaló Olivares.

Aunque durante la travesía tuvieron que sortear inconvenientes técnicos, hacerle frente a una pandemia y vender a su preciada "Vagoneta", aseguran que están felices ya que pudieron desprenderse de la cotidianidad mercedina: Vanesa trabajaba en una fábrica y Diego se recibió de diseñador gráfico. “Decidimos salir a la ruta para terminar con la monotonía de estar estáticos y de hacer siempre lo mismo en la famosa zona de confort. Queríamos intentar una vida nómade, la sedentaria ya la conocemos. Hasta acá hemos encontrado lugares mágicos, paisajes bellos y gente muy amable en todos los países que hemos visitado", concluyó la joven viajera.