A días de la siembra, hay que potenciar los rindes de maíz

 En un par de semanas comenzará una nueva siembra de maíz y entonces surgen datos a tener en cuenta para hacer un manejo responsable y eficiente de los nutrientes, que son los que permitirán optimizar los suelos e incrementar los rindes.

El ingeniero agrónomo Juan Manuel Orcellet, del INTA Concepción del Uruguay, se refirió a la nutrición y dijo que “es esencial un buen diagnóstico, hacer análisis de suelo, muestreo y una interpretación de los datos para definir en qué lotes hacer las aplicaciones”.

“Hay que trabajar sobre los viejos conocidos como nitrógeno (N) y fósforo (P). Con N hay que definir el objetivo, el umbral de suficiencia en función de la calidad y el potencial de ese lote, incluso dentro de cada ambiente. Debemos hacer franjas de suficiencia; es decir, una franja sin limitación de N para seguir por medio de imágenes satelitales, de Greenseeker o visualmente”, sugirió.

Con respecto al fósforo, no se debe dejar de fertilizar. “Siempre hay que hacer análisis para determinar la dosis en función de la cantidad que hay en el suelo. Si bien han aumentado muchísimo los fertilizantes, es cuando más hay que ajustar las dosis; es decir, hay que aplicar donde tenemos que hacerlo y en la medida correspondiente”, advirtió.

También pidió sumar estudios y análisis de suelo sobre el potasio (K) y el zinc (Zn). “Son jugadores muy importantes. El potasio, por ejemplo, si bien todavía no es un problema generalizado, cuando muestra deficiencias no es sencillo de abordar y hay que pensarlo más a largo plazo”, precisó.

En relación con el zinc, explicó que “no debemos aplicarlo solo en los mejores lotes y como un condimento extra, sino que hay que pensarlo, sabiendo que gran parte de la región pampeana tiene problemas, así que en casi todos los lotes de maíz deberíamos ir con alguna fuente fosforada de zinc o con alguna otra forma de aplicación”.

¿Cómo determinamos la dosis de nitrógeno (N) en maíz?, se preguntó Orcellet. Y contestó: “El método más usado es la prueba de nitrógeno de nitrato en presiembra, que determina la dosis de N en dos parámetros: un umbral de suficiencia y el nitrógeno disponible en la siembra”. En esta línea, siguió: “A poco del comienzo de la siembra, el N disponible se mide haciendo un muestreo  hasta 60 centímetros de profundidad, que indicará la oferta inicial que va a tener el maíz. Mientras que el umbral de suficiencia nos determina hasta dónde debemos tener nitrógeno para lograr el 90% del rendimiento relativo”.

La combinación entre el suelo y el fertilizante aplicado debe dar 137 kilos de N. La falla de este método, según Orcellet, es que no contempla otra fuente, que es la mineralización de cada lote, que aporta el 60% de N absorbido. “Por eso no podemos trabajar a todos los lotes de la misma manera. Hay sectores que por calidad de suelo son mejores que otros. Primero tenemos que separar por la calidad y definir ese umbral de eficiencia, antes de empezar a emplear la variabilidad espacial”, señaló.

 Los números del fósforo

De acuerdo con el ingeniero, para la región pampeana “está demostrado que el nivel crítico de fósforo son 11 partes por millón. Y para alcanzar el umbral crítico del cultivo a implantar, la fórmula para determinar qué dosis de fósforo se debe aplicar se define por el nivel crítico de esas 11 partes por millón, menos el fósforo extractable del suelo que tenga cada uno de los lotes, multiplicada por 3.5”.