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El agua le llevó todo, pero la horticultura lo rescató

El productor encontró en el trabajo comunitario la manera de recuperarse después de perder su explotación avícola durante el temporal que azotó el norte en marzo de 2015.

Por María José Rodríguez
| 07 de noviembre de 2021
Gerardo Mesa. El productor vive junto con su madre, su padre, su hermana y su tía. Foto: Nicolás Varvara.

Para Gerardo Gabriel Mesa, de 46 años, fue muy difícil retomar su trabajo después del temporal de marzo de 2015 que azotó a la localidad de Luján. Perdió todo, menos la esperanza y las ganas de trabajar. Por aquel entonces se dedicaba a la cría y comercialización de pollos junto con su familia. “Al principio no sabía qué hacer, empecé a meterme en el mundo de la agricultura, me capacité y hasta hicimos ensayos. Ahora trabajo en una comuna socioproductiva en la que participan productores, estudiantes universitarios y profesionales. Vendemos bolsones de frutas y verduras, organizamos talleres y charlas, y criamos ovejas”, cuenta el hombre que tiene las manos curtidas, que le pone el alma y el cuerpo a su nuevo proyecto. Que no mira atrás.

 

Por estos días trabajan sobre la producción de la temporada primavera-verano, que incluye el cultivo de pimiento, tomate, lechuga y berenjena. “Son las cuatro variedades que recibimos a través del Plan de Activación Frutihortícola que lleva adelante el Ministerio de Producción. Para colocar los plantines destinamos casi una hectárea, más los cuatro invernaderos”, aseguró.

 

 

Pastoreo. Los animales aportan abono al suelo que después utilizan para cultivar.

 

 

Esperan que la cosecha sea entre diciembre y enero, para sumarla a los bolsones frutihortícolas que Mesa vende junto a los productores de Quines, San Francisco del Monte de Oro, Río Juan Gómez, Pozo Cavado, Leandro Alem, Quines, Nogolí y Candelaria. Cada uno aporta lo suyo, y por estos días a Gerardo le toca sumar ajo, perejil y la lechuga que obtuvo en invierno.

 

Además, dentro del predio tiene al menos veinte ovejas que cría para la venta. “Hicimos esquila y tuvimos la suerte de sumar cinco madres al plantel, más tres corderos que vendimos para consumo”, especificó Mesa, y contó que hace un par de semanas recibieron la visita de alumnos de la UNSL de la ciudad y de Villa Mercedes, y otros de Río Cuarto que realizan pasantías en el campo. “Vinieron estudiantes de diferentes especialidades, por ejemplo hubo de Veterinaria que se dedicaron a desparasitar a cerca de 500 animales entre ovinos, caprinos y bovinos de Pampa Grande, Los Pejes y Luján. “Para nosotros esta iniciativa es muy buena porque en un futuro van a tener puesta la camiseta de la producción y van a entender a la perfección el sacrificio que implica el trabajo en el campo”.

 

El proyecto socioproductivo comenzó hace un poco más de tres años y participan productores de dos organizaciones, la Asociación Civil de Productores San Juan Bautista y la cooperativa de trabajo El Zorzal. A través de La Crisálida, todos juntos suman lo que producen para vender con buenos precios y calidad, productos saludables a los vecinos de la zona. 

 

“Originalmente éramos un grupo de seis productores que empezamos con una avícola. Debido a las inundaciones de 2015, el agua se llevó toda la infraestructura. Tenía capacidad para  mil pollos. No nos pudimos recuperar y quedamos fuera del camino. Esto no podía quedar así, estuvimos cerca de dos años trabajando para recuperar todo, pero íbamos cuesta arriba. Hasta que tomamos la iniciativa de cambiar por la producción hortícola. San Luis Agua nos permitió comprar agua y nos dedicamos a trabajar la tierra”, aseveró.

 

 

Por su constancia en la producción, el agricultor fue beneficiado, por segunda vez, por el Plan de Activación Productiva Frutihortícola.

 

El camino hacia la horticultura tampoco fue sencillo. “Primero hicimos ensayos, tuvimos que aprender muchas cosas nuevas. El segundo año pudimos conseguir los materiales para armar los invernaderos con un sistema de riego por goteo. Este va a ser el cuarto año que trabajamos de esta manera y dentro de poco sumaremos un predio más grande, que mide casi una hectárea. Lo que pongamos ahí queremos reservarlo a la elaboración de conservas. Además de seguir alimentando el bolsón de verduras, que es la clave de nuestra actividad y nos está permitiendo comercializar todo lo que producimos en las diferentes temporadas”, indicó Mesa, y recordó que los primeros pasos en la comercialización fueron antes de que iniciaran las restricciones por la pandemia.

 

“Todos teníamos el mismo problema: las ventas. Empezamos a buscar una solución y decidimos unirnos, empezamos a  hablar con los intendentes y nos permitieron que a través de protocolos pudiéramos acceder a diferentes zonas para proveer a los vecinos de frutas y verduras. Al principio llevábamos casa por casa y solo en Luján”, contó, y siguió: “Después se fueron sumando asociaciones. Al mismo tiempo vamos demostrando que nuestro laburo es constante, que ayudamos a abastecer a la gente, nos empiezan a abrir las puertas porque es muy complejo armar las ferias, entonces necesitamos la ayuda de los intendentes. Ahora tenemos nuestro propio predio y estamos habilitados a hacer la feria. Hasta hicimos los baños. También invitamos a todos los compañeros que hacen dulces, miel, conservas, alfajores y plantas. Traen lo que tienen, acá nos damos una mano entre todos”. 

 

 

 

Mesa indicó que en el sistema de producción trabajan bajo la metodología agroecológica, aseguró que no utilizan productos que no sean orgánicos y que para fertilizar el suelo hacen lombricultura y compost. “Tratamos de no usar fungicidas, ni herbicidas, toda la limpieza se hace a mano, de hecho es la tarea a la que nos abocamos hasta que cosechemos en diciembre y enero. Además, estamos iniciando un nuevo sistema de producción en el que incluimos el pastoreo de las ovejas. Los animales fertilizan y mantienen el control biológico en el ambiente”.

 

 

Pasantías. Alumnos de  la UNSL, de la ciudad y de Villa Mercedes, y de la de Río Cuarto aportan sus conocimientos en el campo.

 

 


“Con respecto al cuidado de la tierra vamos rotando cuadros, eso hace que descansen y se recuperen. En cuanto a la producción usamos compost natural y lixiviados que preparamos nosotros. El sistema de riego que tenemos es de superficie o gravedad, lo que está en el exterior; dentro de los invernaderos es por goteo, lo que hacemos bajo este sistema es lo que sacamos para armar el bolsón. Con el excedente hacemos valor agregado”, explicó Mesa. 

 

Además utiliza la técnica de rotación de cultivos en el sector en el que durante el invierno plantaron ajo, remolacha y zanahoria: “En ese mismo espacio, el año pasado hicimos zapallo y sandía. En otro sector del fondo haremos hortalizas, allí el año pasado hicimos pasturas, un poco de avena y sorgo. Ahora tendremos tomate, berenjena y pimiento. Incluso en la misma zona están plantados los frutales que nos entregó el año pasado el Ministerio de Producción para ampliar nuestra propuesta”, aseguró el agricultor.

 

Dentro del predio, Gerardo vive con su mamá, su papá, una tía y su hermana Adriana Rodríguez, que es quien le ayuda en todas las tareas. “Además de comercializar los animales, las mujeres de la casa elaboran artesanías con la lana. Recibimos un aporte de la Ley Ovina y lo usamos para sumar más cantidad de animales de raza pampinta. Hasta ahora tenemos cinco ovejas y un carnero. Por estos días se están criando, además recibimos el dinero para hacer los corrales nuevos”, especificó.

 

Mesa opina que el trabajo comunitario le abrió muchas puertas. “Es importante producir hortalizas localmente, hay que fomentar esto tal como hace el gobierno de la provincia. En Luján los vecinos nos reciben muy bien, vendemos todos los bolsones. Si bien nosotros podemos tener iniciativa y trabajar la tierra de sol a sol, es importante que la gente también opte por consumir frutas y verduras sanas. Fomentar la producción local no es solamente crear más productores, sino que también haya más consumidores. Necesitamos gente que apueste por nosotros, eso favorece que tengamos cada vez más variedad, productos frescos en la mesa”, expresó, y añadió que el clima no es el único problema que enfrentan, “si no compraran nuestros productos no tendríamos capacidad de inversión ni las instalaciones más adecuadas. Así es como los productores desaparecen”.

 

Sentado en medio del predio, respirando el aire puro y escuchando la tranquilidad que lo rodeaba, el agricultor dijo lo que piensa: “Es importante que los productores estén fuertes y para eso tienen que vender. Por lo general la fruta y la verdura que se consume en San Luis viene de afuera. Hicimos un monitoreo y concluimos en que de la provincia se van millones de pesos. Las verdulerías le compran a Mendoza, Córdoba o San Juan”, indicó.

 

“Es muy importante que sepan que cuando consumen productos de un agricultor familiar están fortaleciendo la economía de su propio pueblo, por eso hay que apoyar a quienes producen a baja escala en los campos de cercanía. La industria se abastece de pequeños productores y les compran a precios mucho más baratos de lo que después venden ellos con altísimos valores en las góndolas, por eso hay una brecha tan grande entre lo que pagan los consumidores y lo que ganamos los que estamos trabajando en el campo”, concluyó convencido.

 


 

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