Con distanciamiento social volvieron los encuentros musicales

Las nubes pomposas que decoraron el cielo del sábado advirtieron a los puntanos que una tormenta se aproximaba sin consuelo. A eso se le sumó el viento que sopló fuerte por unos minutos en la ciudad y un sol que se asomaba con timidez. Nada de eso fue motivo para asustar al equipo de trabajadores y artistas del Programa Cultura, quienes organizaron el primer encuentro musical poscuarentena, "Arte en la calle", y tenían todo preparado para que los números de la tarde salieran a escena frente a un seleccionado público.

En la explanada del Centro Cultural Puente Blanco se montó un escenario con el tradicional cartel inflable del programa que decoraba el lugar junto al sinfín de instrumentos musicales que había alrededor. Al frente, un grupo de pequeñas "islas" o "burbujas" de sillas que, agrupadas de a cuatro, esperaba a las familias para que ocuparan el lugar y disfrutaran del espectáculo con todos los cuidados y el cumplimiento del protocolo correspondiente. Quienes organizaron el encuentro lograron que se cumplieran el distanciamiento, el uso de barbijo y también la higiene personal; a los invitados en cada una de las sillas los esperaba un puñado de jabones de mano para ser utilizados.

Quizás la tormenta que no fue atrasó el horario del encuentro pero no las ganas de volver al escenario de los artistas, quienes mantuvieron la energía en su máxima expresión durante la hora y media que duró el espectáculo. Con el sonido varias veces chequeado, una extensa prueba de sonido y la brisa veraniega que les advirtió a los oyentes que era hora de ponerse ropa de abrigo, los primeros en salir a escena fueron los músicos de Electro Cuyo, una de las bandas folclóricas que pertenece al Plan Sueños del Arte.

Con tres piezas de su repertorio, fueron los primeros en hacer batir las palmas del público que lo recibió con alegría, ansioso de que la música volviera a sonar en la calle. Una pieza instrumental les dio la bienvenida a los músicos y luego la tradicional cueca "Cuando sopla el Chorrillero" logró los tan ansiados coros de la noche. Para despedirse, los músicos se retiraron con una versión tanguera de "El corralero", de Hernán Figueroa Reyes.

Quienes le pusieron movimiento al show fueron las parejas de bailarines de la Escuela de Arte, quienes con sus trajes de colores y estampados realizaron un cuadro de danzas típicas cuyanas y regresaron antes de que la noche finalizara con coreografías de chacareras y zambas. Dentro de la presentación no faltaron sus zapateos intensos que resonaron tanto en el suelo del escenario como en los oídos del público. Para dar el ejemplo, los bailarines no dejaron un minuto de usar el barbijo durante la presentación.

Los últimos dos números estuvieron envueltos en cuyanía y emoción. Desde Villa Mercedes, Andrea Guzmán llegó con su voz y una guitarra, ejecutada por Cristian Guzmán, miembro de El Trébol Mercedino, quien soltó los gritos cuyanos de la noche luego de varios cogollos que pedían su paga.

El número final estuvo a cargo de Supervien, que despidió la velada entre zambas y chacareras interminables. Para darle el broche de oro, el locutor expresó la idea de un próximo show en la calle en las próximas semanas con otros artistas invitados.