Del ocaso del ferrocarril al despertar industrial y rural: Fraga cumple 115 años

Cuando las luces del ferrocarril se apagaron, a Fraga le sucedió lo mismo que a otros pueblos que nacieron al lado de las vías: el progreso devino en ocaso. Pero el impulso de la industria y del trabajo rural significaron un nuevo despertar para una localidad que hoy cumple 115 años de vida y apuesta otra vez al crecimiento.

Antes de obtener su nombre actual, emergió como un pequeño poblado a orillas del río Quinto llamado Las Piedritas, en donde habitaban quienes laboraban con la tierra y los animales. Más tarde, a mediados del siglo XIX, cambió su denominación en homenaje al coronel Manuel Fraga, un soldado caído en la batalla de Curupaytí, en la que fue conocida como la guerra de la Triple Alianza, en 1866.

Un par de años después, entre 1871 y 1872, la instalación de un ramal del Ferrocarril Central mudó unos diez kilómetros al pueblo. Porque los alrededores de la estación se volvieron el epicentro del intercambio mercantil entre los colonos y los inmigrantes italianos, españoles y alemanes dotaron de una mayor actividad y vida cultural al terruño.

Finalmente, el 5 de mayo de 1906 y con la firma del gobernador Benigno Rodríguez Jurado, se hizo oficial el decreto fundacional.

Pero con el cierre de los ramales, Fraga detuvo su impulso. Y no fue hasta la época de la promoción industrial, entre las décadas de 1980 y 1990, que empezó a recuperar el empuje. En la actualidad, las fábricas y el campo son los dos principales motores de su economía, en gran medida gracias a dos empresas que les dieron empleo a los vecinos: la planta productora de artefactos a gas Orbis y el establecimiento agrícola ganadero Ser Beef.

La intendenta Antonela Gil sostuvo que esas son las dos principales fuentes laborales de los lugareños y que tienen un arraigo muy fuerte: "Siempre les han dado prioridad para darles trabajo a los residentes de Fraga", reconoció.

De esa forma, la funcionaria que asumió en diciembre de 2015 y transita su segunda gestión al frente del Municipio, explicó: "Yo nací y me crié acá y he visto que el pueblo creció un montón. Pasaron de ser cinco o seis familias numerosas, a tener más de 1.700 habitantes en la actualidad", detalló.

Pero el progreso también ha llegado de la mano de la educación. Porque Gil contó que en los últimos años han logrado empezar a revertir uno de los males que más padecían: la deserción escolar. "Ahora tenemos un porcentaje mucho más alto de chicos que terminan el colegio, que están incentivados a estudiar y a cumplir sus metas", sostuvo.

El desafío que todavía les queda pendiente es conseguir que los jóvenes regresen al pueblo luego de terminar sus carreras. Es que la mayoría de los que egresan del Centro Educativo N° 22 "Historiador Urbano Joaquín Núñez" optan por emigrar hacia Villa Mercedes, San Luis u otras urbes para ir a la universidad. "Por lo general no vuelven, pero siempre tratamos de que estudien, se reciban y regresen. Tenemos varios profesionales trabajando en el pueblo y eso también es importante para nosotros porque nos aportan mucho y nos sirven de ejemplo para incentivar a los alumnos del colegio", dijo.

Para la mandataria, una de las principales características de quienes nacen y viven en Fraga es su condición de "gente familiera". Por eso, las actividades culturales y deportivas han crecido con el paso de una generación a otra, con una fuerte impronta del cuidado de las tradiciones.

Eso hace que lamenten no poder organizar un encuentro para festejar su cumpleaños número 115, y menos la semana de celebraciones que acostumbraban a realizar antes de la llegada de la pandemia al mundo. "Estamos un poco tristes de no poder hacer todos esos eventos, pero felices de que cada uno pueda estar protegido, en su hogar y con su familia", expresó.