Brotes y germinados, una técnica para producir en casa

Producir los alimentos propios será, en un futuro no tan lejano, algo casi tan importante como respirar. Para ello habrá que sacar a la luz aquellos conocimientos adquiridos durante los primeros años de escuela, cuando había que armar un germinador. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) retoma esta técnica para obtener microhortalizas, ya que además están en auge por el impulso de las nuevas tendencias de alimentación, que apuntan a incorporar el consumo de más verduras en las dietas diarias. Tener la propia huerta en casa con estos alimentos es sencillo, económico y no es necesario contar con un lugar extenso para que se desarrollen.

Los brotes y germinados están calificados por el investigador del INTA de Concordia (Entre Ríos), Javier Rosenbaum, como “un alimento valioso”, debido a la gran cantidad de nutrientes, vitaminas y minerales que contienen. A su vez, su facilidad para hacerlos resulta otro factor positivo para estos productos, siempre que “se tomen recaudos para realizarlos de modo seguro y evitando la contaminación con bacterias”.

Se pueden elaborar germinados de lentejas, arvejas y porotos, entre otras opciones muy saludables. Tener semillas de buena calidad es muy importante, de preferencia tienen que ser orgánicas y con menos de un año de antigüedad. También se necesitan frascos de vidrio de por lo menos un litro de capacidad, agua oxigenada de 10 volúmenes, gasa, termómetro de cocina, banditas elásticas, agua segura y un recipiente que servirá para recolectar el excedente de agua.

El enjuagado se hace entre 3 y 4 veces al día, por una semana. Cuando los brotes alcancen el centímetro, se pueden consumir.

 

 

Rosenbaum indicó que antes de comenzar hay que “lavar enérgicamente las semillas con agua segura” así como también sumergirlas en agua oxigenada a 60º durante 5 minutos para desinfectarlas superficialmente. Los frascos, por su parte, también deberán ser esterilizados hirviéndolos en agua durante 10 minutos.

Las semillas deben ponerse en remojo, en el frasco esterilizado, entre 4 y 12 horas, utilizando solamente 3 o 4 cucharadas soperas de agua segura. Una vez cumplido el plazo de remojo, colocando una gasa o trozo de mosquitero plástico limpio en la boca del frasco sujetado por una bandita elástica, se voltea el frasco para quitar el agua de remojo y reemplazarla con agua segura para enjuagarlas.

Rosenbaum explica que hay que colocar el frasco boca abajo en un lugar templado y oscuro o bien cubierto con un trapo o repasador. “Las semillas deben quedar repartidas en el recipiente y no demasiado amontonadas cerca de la boca del frasco”, indicó.

El proceso de enjuagado debe repetirse entre tres y cuatro veces al día durante un período de entre dos y siete días, dependiendo del tipo de semilla. Una vez que los brotes alcancen un tamaño apropiado (entre 1,5 y 5 centímetros promedio dependiendo de la semilla), están listos para el consumo y podrán ser conservados en la heladera hasta cinco días.