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Iván Scarpati Menchini: el restaurador de vehículos

No importa el modelo o la marca. Tiene su taller en el centro puntano y es uno de los pocos en San Luis que lo hace.

Por Johnny Díaz
| 04 de julio de 2021
"Mi primer trabajo fue en un Alfa Romeo GTV modelo 1979, que es un auto que me pertenece. Demoré dos años en armarlo totalmente". Fotos: Marianela Sánchez.

Tal vez por sus genes (toda su familia siempre estuvo ligada al automovilismo) o porque su primer juguete fue un autito, como el de todo niño. O quizá porque siempre quería ver cómo se armaban y desarmaban estos pequeños bólidos que se escondían entre sus dedos.

 

Lo cierto es que Iván Scarpati Menchini, de profesión ingeniero agrónomo, se dedicó a restaurar autos antiguos. Todo comenzó hace muchos años, cuando le regalaron un Alfa Romeo GTV totalmente desarmado. “Fue mi primer gran desafío, estaba en piezas y había que ponerlo en marcha. Me llevó dos años, pero logré el objetivo. Le hice todo: chapa, pintura y motorización. Fue realmente muy difícil, pero me había medido a mí mismo y quería tener éxito”, dice.

 

Con el tiempo, junto a su amigo Gustavo Pérez Durán fueron a un campo con la intención de comprar un cardán para un camión que estaba armando. Cuando llegaron, vieron un Internacional 1946: "Nunca fue mi idea comprarlo, pero nos pusimos de acuerdo con el valor de la unidad y regresamos con el cardán y el camión. Fue una buena adquisición", cuenta Iván con satisfacción.

 

En el taller descansa una Willys Pickup 1954, para nosotros un 'Baqueano', que tiene una historia muy particular; y un DKW 1.000 S de tres cilindros, de dos tiempos, que funciona a mezcla a un 3%.

 

 

 

"La Willys Pickup americana ingresó al país junto a otros tres vehículos. Los trajeron de Estados Unidos para trabajar en la cantera de Suárez Luco. Reynaldo 'El Rubio' Pastor contaba que él había manejado uno cuando los bajaron en la estación de trenes. En la cantera estuvieron un tiempo y por diversas razones se desperdigaron", recuerda el restaurador. Y continúa: "Éste quedó en manos de nuestro vecino Edgardo Suárez Noguerol, que ya falleció. Con el tiempo intenté comprarlo. Su viuda, Lili Favier, aceptaba hacer la operación, pero con una condición: el Willy y un DKW. Los dos o ninguno, me hacía un combo. Del auto tenía el sonido de su motor en mis oídos, lo había escuchado como nunca en el taller de Franco Capellini, en Juana Koslay".

 

En el taller, un 'Ratón alemán' brilla por todos lados, un auto emblemático para los teutones en la posguerra. Iván dice que el vehículo, que es del doctor José Moyano, es en realidad un BMW 600 con una historia muy particular. En 1945 los alemanes tenían el país totalmente destruido, debían reactivar la economía, pero sobre todo la industria automotriz. Ante la falta de dinero, la BMW comenzó a fabricar autos chicos y de baja cilindrada para que se pudieran vender fácil. Así comenzó la venta del denominado 'Ratón alemán' en sus diferentes versiones de 200cc y 600cc de tres y cuatro ruedas. Con el correr de los años, la BMW le compró a Iso Milano el diseño de los autos Isseta y lo motorizaron. Así nacieron los microcoches Isetta 600.

 

“Este auto, —cuenta Iván— fue totalmente restaurado, se le hizo todo lo que cualquiera pueda imaginar, está prácticamente listo para entregar, estamos haciendo la parte eléctrica. Es un placer trabajar en él”.

 

Otro de los autos que está en el taller es el de Juan “Peli” Menchini, un Renault Gordini con la mecánica del cordobés Osvaldo Antelo, que participaba en la desaparecida categoría 850cc. Con ese auto, Menchini fue campeón en Pista en 1985 y subcampeón en rally. Un año después, fue campeón en rally y subcampeón en pista: logró 121 podios en seis años.

 

 

 

“El auto se armó con el corazón en la mano, ‘Peli’ Menchini es mi tío y mi padrino. Con mis primos, Juan y Lucas, quisimos darle una sorpresa en su cumpleaños y lo hicimos. Hubo que trabajar mucho y a conciencia. Encontramos un auto similar y lo reconstruimos totalmente como era en la década del 80, fue un gran honor y un orgullo enorme”, dice Iván.

 

El restaurador es también propietario de un Dodge Coronado que en sus tiempos perteneció a una empresa fúnebre. “Lo usamos cotidianamente, es una joya mecánica. Nunca desarrolló altas velocidades ni fue castigado", cuenta Scarpati. Otro auto que llama la atención es un Rambler Ambassador 1988 al que le hicieron mejoras en su andar, e incluso le bajaron la suspensión. “No conozco a su dueño, sé que es de Ushuaia y que vendrá a llevarlo. Ya está terminado y listo para entregar, estoy seguro que le va a gustar cómo quedó".

 

También entre los autos hay un Fiat 1500, modelo 1968, con 24 mil kilómetros reales. “Es propiedad de Juan Manuel 'Patito' Rigau y estuvo más de 25 años guardado en una cochera, es un auto de no creer”, dice Iván entusiasmado. En otra oportunidad, Eduardo Vergés, otro amigo, llegó con la intención de armar un camión canadiense 1943. Después de analizar las posibilidades empezaron a buscar, hasta que en un campo encontraron uno abandonado. Hoy ya tienen lo que querían: "Demoré cuatro años en hacerlo y mi amigo pudo rendirle homenaje a su padre. Son cosas imborrables y difíciles de repetir”, admite.

 

 

 

En relación al proceso de la restauración de un vehículo, Scarpati Menchini cuenta que el primer paso es el lavado, la limpieza, para poder trabajar cómodo. "Se hace una exhaustiva evaluación de los repuestos faltantes para ver si se consiguen, una tarea que lleva mucho tiempo, se desarma pieza por pieza y se lleva al arenado. Ahí comienza el proceso de pintura", narra. "Hay manuales, pero uno tiene que poner un poco de sentido común, la lógica, la matemática, un poco de física, un poco de todo. Recuerdo que el más complicado fue el Alfa Romeo GTV, que a la vez me sirvió de escalón para hacer lo que hago, ese auto me llevó dos años de trabajo. Nada es fácil en esta profesión”.

 

El restaurador reconoce que el precio de estos trabajos siempre es alto, porque se hace a rajatabla lo que quiere el cliente. Muchos son armados por el valor afectivo, para exhibirlos, mostrarlos o para usarlos todos los días. Hay para todos los gustos.

 

"Mis autos salen del taller listos para ser usados y con una mano de obra garantizada. Es nuestra forma de trabajar. Pretendo que el auto no sea un problema, quiero que sean durables, que asombren, los armo como si fueran para mí”, relata Iván, orgulloso.

 

Y añade: “Tener un auto antiguo es como crear un puente con el pasado, todo el mundo tiene la idea del auto del vecino, del papá, del amigo o porque alguna vez se subió de acompañante. El que quiere revivir esa linda etapa del pasado recurre al auto antiguo indefectiblemente, ahí demuestra que es por sentimientos, no hay otra cosa”.

 

Los trabajos que más le gustan son aquellos que tienen un valor afectivo, muchos de sus clientes llegan porque quieren recordar esas épocas u homenajear al padre o al abuelo.

 

“Vivo de mi profesión, somos un equipo corto pero eficaz. Tadeo Martini, mi mano derecha, mi hijo Gino y después la gente que viene eventualmente a trabajar: un peón, un ayudante o un electricista nunca faltan. La pintura se hace afuera, tengo cuatro o cinco talleres con los que hacemos los trabajos en conjunto, ya nos conocemos", reconoce.

 

Iván también tiene en su taller algunas motos de reconocidas marcas, entre ellas varias Benelli, Ducati y una Rumi Formechino modelo 1955, toda de aluminio. “Las motos también son parte de mi pasión por los fierros y las uso diariamente, a veces llegan con modelos viejos para restaurar. Tal es el caso de un amigo, Hugo Estrada, que compró una motoneta Siambretta 125cc porque quería homenajear a su abuela, una docente que iba y venía a La Toma en una de esas máquinas. La trajo y empezamos el proceso restaurador, mientras él se encargaba de la documentación. Grande fue su sorpresa al saber que la moto que había comprado era la misma que su abuela usaba para ir a La Toma. Fue una situación increíble y digna de una película. Habían pasado varias décadas y él se reencontraba con una moto muy cara a sus sentimientos”, relata Iván.

 

 

 

Tadeo Martini suma su propia experiencia: “Yo estaba sin trabajo y mi padre Luis, que está en las playas de elásticos San Martín de Hugo Zangrandi, habló con Iván y acá estoy. Han pasado dos años y me siento muy cómodo. No tengo una tarea específica, estoy donde haga falta. Nunca había trabajado en un taller así. Hago lo que me gusta, siempre me habían llamado la atención los autos antiguos y esto es como revivir el pasado. Tengo 28 años y sigo aprendiendo cosas que me enseña Iván. Creo que mi futuro está en estos trabajos, me encanta ver las grandes diferencias que hay en un antes y un después de pasar por acá”.

 

Scarpati, afianzando las palabras de su coequiper, admite: "Está acá porque es un chico que le gusta aprender, responsable, serio. Ambos buscamos la perfección, congeniamos perfectamente. No dudo en decirlo, es mi mano derecha, no hace falta aclarar nada”.

 

Iván muestra la amplitud del taller: en un sector está la herrería, pintura, tornería, lavado de piezas y estanterías con miles de repuestos. “Muchos no se consiguen, son como un tesoro, los buscamos por internet o un amigo nos acerca algo. A veces para comprar una simple perilla debemos pagar por el combo, por eso recurrimos a las chacaritas de Mendoza, Buenos Aires, Córdoba o San Luis. A veces voy con mi hijo Gino, que me ayuda mucho. Es un placer recorrer las chacaritas, siempre estamos buscando cosas raras”.

 

Pese a la pandemia nunca dejó de trabajar y tiene turnos cubiertos hasta el año que viene. “Estos trabajos son muy lentos, requieren mucha paciencia y atención. Para que funcione mejor armo una especie de circuito laboral que me permite estar todo el día en actividad. Tengo autos de Villa Mercedes, Córdoba, Mendoza, Buenos Aires y hasta de Ushuaia, brindando un servicio completo. Los reparo y los entrego funcionando a pleno, con todas las garantías posibles, y tan mal no me va”. El taller está ubicado en el centro de San Luis; era propiedad de su abuelo Juan Menchini, que en 1974 lo utilizaba como depósito, donde se hacían los services de Siam Di Tella y de los Scania Baby.

 

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