Murió "Chiche" Herrera: adiós al archivo viviente de Villa Mercedes

Villa Mercedes se quedó sin su ojo más inquieto, sin el hombre que acumulaba toneladas de imágenes en su afán de retratar el lugar que más quería, sus habitantes (célebres y anónimos), sus árboles desnudos en otoño y repletos del verdor de la primavera. La dolorosa muerte de Abelardo “Chiche” Herrera despoja a la ciudad de un hombre que le tomó el pulso con millones de clicks y que la eternizó a su manera.

Además de un reportero citadino que recorrió la Calle Angosta, los barrios de la periferia, los actos públicos, la noche y los edificios públicos con el mismo nivel de compromiso, Villa Mercedes perdió este martes también -con el lacerante puñal de quien pierde a un hijo pródigo- a un archivo en vida, a un cronista que tenía en su poder fotos, documentos, entrevistas, teléfonos y dirección de cualquier mercedino que haya hecho algo productivo por su pueblo.

El Diario de la República, por su parte, pierde a una fuente inagotable de datos y contactos. También a un amigo querido, que, como lo hacen los verdaderos amigos, siempre estaba dispuesto a ayudar.

Era conmovedor ver en cada reunión, en cada cena con "Chiche", que guardaba todavía en su billetera la credencial que lo certificaba como reportero de este medio, aún cuando hace más de una década que había dejado de trabajar en El Diario. El rostro joven y diáfano de aquel fotógrafo inicial contrastaba con algo de gracia con el hombre maduro, de barba entrecana y anteojos delatores, que portaba el carnet. Era la señal de que los años habían pasado y de que la relación iba más allá de lo meramente profesional.

Parece raro mencionar a la hora de su muerte que “Chiche” había nacido en San Luis capital hace 64 años y que vivió muchos años en Córdoba, de donde guardaba especial cariño por Reducción, un pueblo cercano a Río Cuarto que lo había cobijado. A finales de los 80 recaló en Villa Mercedes y se metió en el mundo de los medios. Trabajó, además de en El Diario, en La Voz del Sud, diario Impulso, y en la actualidad, acomodado a los nuevos tiempos, estaba en la página web todovillamercedes junto a su entrañable amigo Alfredo Salinas y conducía, producía y llevaba adelante un noticiero televisivo.

Tanta actividad no hace más que aumentar la incomprensión al hecho de su muerte.

Estaba entusiasmado “Chiche” con la posibilidad de ser concejal en la ciudad que tanto amó, un cargo al que se había postulado en las próximas elecciones. Pensaba que era el momento de pasar a la acción luego de años del lado del ciudadano. Creía que después de recorrerla con una cámara al cuello durante toda su vida, de observar, escuchar y difundir los problemas de la gente, había llegado la hora de traspasar la mera difusión y tomar cartas en el asunto. El coronavirus se lo negó.

A finales del mes pasado, Herrera se contagió y permaneció aislado durante el primer tramo de la enfermedad. Estaba tranquilo, aunque con todos los síntomas posibles, según les dijo a varios colegas que se preocuparon por su salud. “Tengo los pulmones limpios”, los esperanzaba, producto de evitar el cigarrillo.

Enfermo, aislado y todo se las arreglaba para seguir enviando y difundiendo noticias. A principios de agosto, solo respondía algunos mensajes desde la cama de terapia intensiva. Su salud se estaba deteriorando producto de otros virus que desembocaron en problemas renales.

Hoy su cuerpo dijo basta. Su alma, y sobre todo sus imágenes quietas de una ciudad que siempre le manifestó su agradecimiento, resistirán las pestes, las injusticias y el paso del tiempo.