Un cordobés de pura cepa

Como una charla íntima entre amigos antes de salir a bailar o previo a un asado que se espera con ansias, Camilo Nicolás interactuó con el público en su gira por San Luis cuando llegó con “Es un montón”, su espectáculo de stand up que mostró su cara más amable y risueña. El humorista no puso barreras a la hora de tratar con la gente y logró que quienes fueron a verlo se sintieran como en una verdadera reunión amistosa.

Quizá la ausencia de su gran compañero de dupla, Nardo Escanilla, lo motivó a construir una relación más estrecha con sus seguidores. Lo que sí se notó en la más de una hora y media de presentación fue el interés por conocer a quienes lo fueron a ver y dialogar con ellos como si todos estuvieran sentados en la misma mesa del bar.

La esencia cordobesa se respiró desde el primer minuto en que Camilo apareció en el bar, cuando salió del fondo del local acompañado por una canción de cuarteto dedicada solo a él. Los aplausos no tardaron en llegar, pero el comediante, con su tonada característica bien golpeada y graciosa, quiso más aplausos y volvió a entrar por una revancha más pretenciosa.

A los pocos minutos, el standapero ya se encontraba saludando a los presentes y su entusiasmo dio a entender que, si fuera por él, lejos de las restricciones, los abrazaba fuertemente como señal de agradecimiento.

Las preguntas y respuestas fueron una constante dentro del show. Durante toda la velada el cordobés buscó la aceptación del público, que tampoco se quedaba callado y entre risas respondía cada uno de los interrogantes que el humorista les realizaba. Así se dio cuenta de que muchos de quienes estaban sentados observándolo eran fieles soldados que lo siguen desde su época con Nardo y en su momento virtual cuando, en plena pandemia, vivía el éxito con sus shows vía streaming y sus encuentros por Instagram.

Como hilo conductor, Camilo usó la pandemia para desenvolver sus humoradas. Todos los temas giraron en torno al suceso mundial que hasta el día de hoy traspasa a la humanidad y contó varias de sus experiencias frente al coronavirus.

Otro tema que sacó más de una carcajada fue la paternidad. El humorista fue papá hace poco más de un año de una pequeña llamada Paz que, según contó en el espectáculo, le trajo muchas alegrías y aprendizajes. Entre risas, Camilo brindó consejos y tips para los futuros padres, pero también dejó en claro que si no se está preparado para afrontar la responsabilidad de criar un niño o niña, se postergue el deseo para otra oportunidad.

La improvisación fue la estrella de la noche y duró hasta minutos antes de despedirse, tanto en el show de San Luis como en el de Villa Mercedes, realizado el jueves en el Boliche Don Miranda. Siguiendo con la línea de interacción continua, Camilo tomó varios testimonios del público y en base a sus historias personales armó pequeños monólogos para reírse junto a ellos.

La despedida llegó sin darse cuenta por la espontaneidad que fluyó en el ambiente. Con deseos de volver pronto, el humorista dijo adiós, pero para completar su calidez con los seguidores, dejó unos minutos de reserva para sacarse fotos con quienes deseaban retratar el momento.