Chistes e historias con temas variados

A poco de comenzar su unipersonal, Camilo Nicolás anunció algunos parámetros de su espectáculo “Tranqui, piola”. El primero ordenaba que cuando un espectador comenzara un aplauso, todos los demás debían seguirlo. Otro, que durante la función se iban a escuchar algunas palabras fuertes (hizo una definición sobre las malas palabras y su intencionalidad) y, finalmente, que algunos temas de los que iba a hablar eran tabú.

A sala llena en el auditorio Mauricio López el sábado y en el Centro Cultural San Francisco del Monte de Oro el viernes, el humorista cordobés habló, efectivamente, de algunos temas extraños como el Covid, las visitas a los proctólogos, los llamados urgentes de los intestinos, el consumo de marihuana, las inseguridades, el trabajo policial y bancario y la paternidad.

Una de las columnas vertebrales del monólogo de Camilo es su relación con el público. Antes de desarrollar cualquiera de los temas, el humorista hizo una serie de preguntas que, además de para hacer algunos chistes espontáneos, le sirvieron para entrar en tema. Qué porcentaje del público se había vacunado, cuántos tuvieron coronavirus, si había sufrido alguna vez la imposibilidad de controlar los esfínteres, si habían fumado marihuana (en San Francisco el 100 por ciento del público dijo que no); y cuántos policías había en la sala fueron algunas de las preguntas con las que el actor inició sus historias.

A partir de las respuestas, Camilo desarrolló sus humoradas, que tuvieron dispar reacción por parte del público pero que, al tener que obedecer la máxima de continuar los aplausos iniciado por al menos un espectador, fueron celebradas unánimemente.

La complejidad de algunas de las temáticas se alivianaron con el desparpajo, las ocurrencias y las opiniones, siempre correctas, del cordobés que con su presentación del fin de semana volvió a San Luis luego de un tiempo prolongado.