Karen Quiroga grabó en la Casa de la Música

El acompasado respirar de dos pieles fusionadas que suben y bajan en un movimiento simétrico quema a quienes se animan a acercarse a él. Así se podría conectar a las melodías de la cantante cordobesa Karen Quiroga. En su primer material, la joven tomó el amor y su contrapartida, el desamor, para hacer una fricción de géneros que describió como “populares”.

La semana pasada, la cantante grabó su primer EP en la Casa de la Música, en Villa Mercedes. Al trabajo lo integran cuatro temas: “Misma piel”, “Respirar”, “Si me quema” y “Movimiento”, en ese orden. A las composiciones las realizó junto con los músicos que la acompañan: Diego Romero, a cargo del bajo; Franco Giovos, en batería y percusión; Guillermo Vignolo —integrante de La Callejera—, en guitarra eléctrica y voces; y Eric Nüesch, también en guitarra eléctrica.

“Hay una energía muy linda en el grupo, nos entendemos mucho y sobra confianza. Por ahí uno cae con una idea y los demás aportamos cositas", explicó Karen sobre la dinámica del grupo. Y complementó que ella, en particular, se basa en experiencias propias para componer.

De las ideas que salen del recóndito e íntimo espacio imaginativo que Karen y los cuatro músicos destinan para poner sus sentimientos en canción nacieron las melodías del EP. Todas ellas hacen referencia a las dos caras de una misma moneda.

“Hay un poquito de amor, otro tanto de desamor y después tenemos un tema que es un poco más movido y alegre, parecido a una cumbia”, explicó la joven de 24 años, oriunda de General Cabrera.

Karen está negada a encasillarse en un solo género. Tanto es así que describió a la música que construyen, desde sus cimientos con ladrillos, como “popular alternativa”. La líder del grupo desarrolló: “Es una combinación de lo tradicional con una pequeña base de folclore, algo de rock y hay incidencia de algunos toques electrónicos”.

Karen trabaja en la parte administrativa de la fábrica de maní de su familia, aunque sus aspiraciones lejos están de las líneas de producción de la legumbre predilecta de los cerveceros.

Desde muy pequeña encendía el equipo de música que había en su casa, subía el volumen y protagonizaba recitales enteros e imaginarios en el living para sus inanimados espectadores, los muebles que la rodeaban. A los 11 años tomó su primera clase de canto y, desde ese momento, supo que no quería dedicarse a otra cosa.

“Vengo de un pueblo del interior y la música es un camino bastante complicado. Ya el poder acceder a grabar es una oportunidad increíble para alguien que recién inicia. Hay artistas que pelean tanto para estar en este lugar... Me siento muy afortunada”, relató la joven, sobre un camino que no ha sido un lecho de rosas pero que, a pesar de las desventuras, siempre le encuentra el tempo a la melodía.