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Escribió un libro con su historia y lo donó para ayudar a proteccionistas

María Laura Portaluppi narra cómo le salvaron la vida a su perra. Busca que las ventas solventen gastos en las veterinarias.

Por redacción
| 17 de octubre de 2022
Más que palabras. Portaluppi le dio los ejemplares a Sandra Livotti, de la asociación mercedina Caneritos, para que puedan venderlos o sorterarlos. Foto: Fer Miranda.

En la experiencia que María Laura Portaluppi vivió con una de sus mascotas en los últimos años, todos los caminos conducían a un mismo destino: contar su historia para ayudar a otros y promover aún más el amor hacia los animales. La mujer plasmó esas vivencias en un libro y ayer donó varios ejemplares para contribuir con los gastos que a diario deben enfrentar los proteccionistas en su tarea altruista.

 

La comunicadora es docente en un colegio nocturno, donde les da clases a chicas y chicos que tienen dificultades para permanecer en el sistema educativo convencional. "Muchos de ellos trabajan, tienen familias y un montón de conflictos, entonces no les podía pedir que compren material de lectura, y encima el que hay en la escuela es muy reducido", contó.

 

 

María Laura vive en La Punta, pero tiene familia en Villa Mercedes. Viajó para entregar los libros.

 

Esa fue la primera razón que la motivó a realizar algo que sus alumnos pudieran leer y trabajar. Porque además siempre le atrajo la escritura y la ha ido mezclando con su profesión.

 

El contenido de ese libro llegaría cuando Vilma, una de sus mascotas, entró en su vida. "Mi pareja y yo siempre fuimos muy 'perreros'. Tenemos cinco actualmente en casa, todos son rescatados y siempre tratamos desde nuestro lugar ayudar a las asociaciones, a ir pagando aunque sea de a poco las cuentas en las veterinarias. Vivimos en La Punta, en el último barrio, y cuando son las fiestas y tiran fuegos artificiales, muchos vienen a refugiarse a la cuadra porque es la más tranquila", relató.

 

Fue de ese modo que adoptaron a la perra que sufría de epilepsia con muy pocas esperanzas de obtener una cura.

 

"La estaba tratando un médico y conocimos otra veterinaria que dijo que para ella no tenía esa enfermedad, que le saquemos la medicación y probáramos con la alimentación. Después supimos que eso jamás se puede hacer de la noche a la mañana, porque deja de circular la sangre y entra en una crisis que puede traer daño neurológico", lamentó.

 

Vilma convulsionaba constantemente y ellos no lograban dar con un profesional que pudiera tratar correctamente su cuadro. Hasta que María Laura consultó con un tío de Río Cuarto que les recomendó al especialista Tomás Wheeler. "Lo llamamos y nos dijo que parecía ser grave. Mi pareja la cargó en el auto, me pasó a buscar por la escuela y nos fuimos. Cuando llegamos, la imagen era como estar en 'ER Emergencias'. Fueron cinco minutos que nos marcaron la vida desde la educación, con él atendiendo y a la vez explicándonos qué le estaba pasando y qué le iba a suceder en adelante", recordó.

 

 

Tal vez no sea mucho, pero es un pequeño aporte para todo lo que los proteccionistas realizan. María Laura Portaluppi

 

La perrita logró sobrevivir a esos episodios y pudo volver a su casa a pasar mucho más tiempo con ellos y a disfrutar de sus días. Esa historia los atravesó tanto que Portaluppi decidió plasmarla en un libro infanto juvenil, que terminó dedicándole al veterinario cuando supo que había fallecido, en 2020 en medio de la pandemia.

 

"Lo empecé a trabajar con mis alumnos, noté que les resultaba de fácil lectura y yo tenía una herramienta que para ellos era gratuita. Pero para mí era poco, sentía que tenía que hacer algo más con eso", aseguró.

 

Por entonces decidió empezar a buscar que sus ejemplares se muevan y que sirvan de testimonio y de legado. Repartió algunos en una veterinaria de La Punta, le entregó otros a la esposa de Wheeler, y ayer les obsequió varios a la asociación Caneritos de Villa Mercedes, ciudad donde vive su familia y donde ella también habitó mucho tiempo.

 

"Se los entregué a Sandra Livotti, para que ellos decidan cómo usarlos. Pueden quizás hacer sorteos o llevarlos a los profesionales con los que trabajan para reducir las cuentas que tienen a través de las ventas. Tal vez no sea mucho, pero es un pequeño aporte para todo lo que ellos hacen", dijo la comunicadora y docente.

 

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