"Amores libres" se estrenó en San Luis: caricias para almas efervescentes

Como pequeñas chispas que oscilaban entre el rojo y el naranja, según cómo les diera la luz, los protagonistas de “Amores libres” bailaron arriba del escenario “A quien le importa”, entre otros temas de artistas femeninas. Mientras aguardaban a sumar espectadores se presentaban aleatoriamente: “Tengo mariposas en la panza”, dijo uno de ellos y aleteó en su capullo de tela que escondía un cuerpo en boxer negro recubierto con líneas y tatuajes. Los actores aparecieron marcados, rayados y con los ojos cubiertos de glitter, pero sus almas, al menos durante una hora, estuvieron libres de toda estigma social.

“Amores libres” nació en Mendoza y fue estrenada en agosto de 2021. Este año, “Keko” Barrios, creador de la obra, trajo la idea a San Luis y la adaptó a los actores locales, quienes además aportaron sus historias y experiencias para enriquecer los relatos del director. El sábado esta nueva versión acaloró e interrogó a la sala "Berta Vidal de Battini".

La obra inició con una larga advertencia: los espectadores podían moverse, interrumpir si estaban incómodos, taparse ojos u oídos si no querían ver o escuchar algo e incluso retirarse si se sentían ofendidos, ofuscados o aburridos en algún momento. Afortunadamente, nada de eso ocurrió. “Toda manifestación de amor espontánea que surja en la primera hora es libre de realizarse”, aseguraron.

Los principios básicos fueron “cuidado, consentimiento y amor” y bajo esas premisas los nueve protagonistas, que estuvieron siempre en escena, recorrieron estadios sensuales, asexuales y emocionales. Lo más interesante fue, quizá, la reflexión obligada a la que sedujeron. Con efervescencia y en lenguaje inclusivo, mediante el uso de la “e”, le pidieron al público que viva sin filtros. Pero, ¿es posible?

La trama, que por su ritmo y rapidez hace imposible aburrirse, atravesó las relaciones, las aplicaciones de citas, las parejas heteronormativas y, en el momento más emotivo, el abuso sexual y los femicidios. 

Hacia el final desnudaron sus “cuerpas” y las telas chispeantes que los vestían quedaron en el suelo, como las estructuras y condicionantes que criticaron en la primera parte del espectáculo. Para el monólogo que hizo una de las actrices sobre los culos todos se pusieron de espalda. “Cuando quiere es el mejor anfitrión y cuando no, te ahorca y te expulsa”, relató.

En el cierre una música esperanzadora envolvió a la audiencia y los actores se abrazaron a sí mismos. Una vez fuera los capullos se transformaron en mariposas con las heridas sanadas, la autocaricia, una señal de perdón y aceptación de la propia “cuerpa”. Sus almas, liberadas al fin.

“¿En qué mundo vivimos y en qué mundo queremos vivir?”, preguntó "Keko" y la respuesta estuvo expresada en la hora de obra: en uno de amores libres, cuidados y consentidos.

Redacción/MGE