Circo Atlas en San Luis: destellos dentro de la carpa
Payasos, malabaristas y acróbatas presentan un espectáculo de variedades donde no falta el humor y la destreza.
Tres payasos disparatados pueden lograr que las infancias se diviertan con chistes simples y tropezones. Si a eso se le suma el maravilloso colorido que deja a la vista una carpa de circo, el entusiasmo se maximiza. Una buena y entretenida propuesta para la segunda semana de las vacaciones de invierno es el Circo Atlas, ubicado en la Avenida del Fundador, que desplegó la semana pasada sus instalaciones y prometió quedarse lo suficiente para que las familias pasen a disfrutar algunas de sus funciones de lunes a jueves a las 17:30 y 19:30 o viernes, sábados y domingos a las 15:30, 17:30 y 19:30.
La calefacción dentro de la carpa es indispensable para que el público y los artistas no sufran las bajas temperaturas esperadas para lo que queda del invierno. También cuenta con un carrito de comidas y unas cálidas asistentes que ubican a los espectadores y terminan de armonizar la espera de cada función.
Del trío de payasos, dos son los elegidos para la apertura del show que se lleva la atención de los más pequeños. Sin demasiadas palabras, Milito y Taruguito sacan sonrisas con sus torpes movimientos, como por ejemplo al principio de la función, cuando entran a la carpa con un carro repleto de cajas que se caen a medida que pasan por las butacas y eso es suficiente para que las carcajadas se eleven a otro nivel de entretenimiento. La dupla logra interactuar con los espectadores, juegan con ellos y alborotan a los más pequeños con una pelota que empieza a crecer a medida que la risa se potencia.
El payaso Lucho es el tercer cómico del circo, un poco más brusco que la dupla, e intenta comprar al público con trucos de magia, juegos y globos de regalo. Sus ironías son entendibles solo para grandes, pero no deja de enfocarse en los más chicos, a quienes invita a subir al escenario para jugar con ellos y lo ayudan a crear una simple orquesta musical o probarse sus sombreros tipo bombín.
Las destrezas están a cargo de dos excelentes acróbatas que despliegan su talento en la tela, el trapecio y la lira. No faltan los malabares que, al ritmo de la música y los aplausos, dificultan el cuadro con el agregado de más pelotas y clavas. También hay un número con ula ula que se mueven en las caderas de la acróbata y forman figuras que sorprenden hasta dejar la boca abierta.
Los adultos que deseen visitar el circo deben prepararse para un intervalo de más de diez minutos en el que, puede suceder que el aburrimiento de los chicos llegue más rápido de lo previsto.
Como todo espectáculo, el mejor número queda para el final, y en el circo Atlas el broche de oro está a cargo de dos motociclistas que se ponen en peligro ante el globo de la muerte. Una esfera de hierro que los espera al costado del escenario para que dentro de ella realicen piruetas subidos a los vehículos. Totalmente protegidos y alentados por la gente, muestran que sin marearse pueden rodar una y otra vez hasta el cansancio.
Redacción/MGE
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