"Dos locas de remate" en la sala "Hugo del Carril"

Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera", profesa el "Martín Fierro" de José Hernández. No sienten lo mismo Verónica Llinás y Soledad Silveyra en "Dos locas de remate", la tragicomedia que presentaron el viernes en el Teatro del Viejo Mercado de Villa Mercedes y el sábado en la sala "Hugo del Carril" del Centro Cultural Puente Blanco, con localidades agotadas las dos noches.

Las actrices se ponen en el papel de dos hermanas que se encuentran después de veinte años, atravesadas por una adversidad. Tanto Verónica como Soledad pusieron todo su talento para que el público se ría de principio a fin, como también vivenciara otros sentimientos como la culpa, el temor, la emoción y el suspenso.

Cada una compuso un personaje que pareció realizado especialmente para ellas. Mientras "Solita" fue una desdichada viuda llamada Catalina que se queda sin casa y alejada de su hija, Verónica representó a Julita, una mujer de clase alta a la que se le accidenta su asistente alemana con la que comparte el placer de tener todo limpio y ordenado.

Llinás presentó un personaje repleto de tocs, tanto físicos como mentales, y cada movimiento y palabra elegida disparó una risa descontracturada hacia el público.

Por su parte, Silveyra mostró una mujer hundida en la miseria que no pierde la simpatía frente a la adversidad. Su personaje cuenta con una sensatez que abruma porque, a pesar de que la pasó mal, no perdió el tiempo en sacarle el jugo al momento. Catalina estuvo dispuesta a todo y reflexionó junto a la gente sobre lo sucedido sin dejar de tener una sonrisa en la boca.

Ambas, en sus personajes, lograron fastidiar y a su vez enternecer al público, aunque cada una tuvo una vida pasada diferente.

La interacción con el público fue constante y dio gusto ver cómo las actrices les contaron a sus espectadores la historia detrás de cada escena y cómo llegaron a ser lo que mostraron en el escenario. Los insultos, los gestos y los palabreríos se compartieron junto a la gente en todo momento y lograron que la atención se mantenga durante la hora y media de función.

Silveyra y Llinás son dos pesos pesados del teatro y lo defendieron en cada proyecto que emprendieron. "Dos locas de remate" es una oportunidad para terminar de confirmar que la grandeza y el humor las identifican.

Aunque en escena se sacaron chispas y hasta terminaron odiándose por un amor que quedó en el pasado y combinaron el odio a su madre quien no las quiso en el pasado, la función concluyó con una sonrisa unificada y los aplausos de pie del público, que terminó de coronar la noche con su alegría.

Redacción/MGE