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Las peripecias puntanas de Germán Avé Lallemant

Un documental recoge varios testimonios de historiadores y recorre la vida del aventurero alemán que llegó a San Luis a fines del siglo XIX, donde dejó una huella indeleble para el campo.

Por Marcelo Dettoni
| 28 de agosto de 2022
Ingeniero en Minas, Topógrafo y referencia clave para los agrónomos. Dejó el primer relevamiento de flora y fauna autóctonos. Fotos: Gentileza Carlos Vera Souza

Germán Avé Lallemant fue uno de los personajes que marcó a fuego la historia de San Luis, además de dejar un legado eterno con su obra, la Memoria Descriptiva de la provincia, que desde siempre fue material de consulta de ingenieros agrónomos y otros profesionales ligados a la actividad rural. Lo mismo que sus investigaciones enviadas al semanario La Agricultura, donde “expuso su extenso trabajo sobre botánica de San Luis. Allí presentó en forma clara y con criterios modernos la flora autóctona puntana, con más de 500 especies”, según su biógrafo Roberto Ferrari.

 

Pero resulta escaso encasillarlo en una profesión, porque Lallemant fue a su llegada ingeniero en Minas, pero luego desarrolló trabajos como cartógrafo y físico, investigó sobre Botánica y Zoología, revalidó su título de agrimensor e incursionó en la educación y en la música folclórica de estas tierras, repasa Ferrari.

 

 Imposible encasillarlo en una profesión, porque Lallemant fue ingeniero en Minas, luego desarrolló trabajos como cartógrafo, físico y botánico.

 

 

Este año las luces volvieron sobre él porque se estrenó un documental, que tuvo el guión y la producción de Carlos Vera Da Souza y la dirección de Martín Ochoa, en tanto que el personaje en cuestión lo encarnó Diego Nicola Linares, que a juzgar por la única foto, por supuesto en blanco y negro, que se conocen, logró un parecido muy grande con el aventurero alemán del Cuyum. El filme ganó la convocatoria a documentales temáticos "Gerardo Vallejo", por lo que consiguió un aporte de la provincia para su realización.

 

“El proyecto original nació ocho años atrás, lo habíamos preparado con el periodista Oscar Flores para presentarlo en un concurso de documentales sobre San Luis que abarcaba los siglos XVIII y XIX, pero se frustró por problemas económicos”, reconoce Vera Da Souza, quien investigó a fondo detalles de la vida de Lallemant, un personaje que le provoca sentimientos especiales por la variedad de aspectos que abarcó su vida en San Luis.

 

Pero la vida le dio una segunda oportunidad cuando la provincia, a través de la Secretaría de Cultura, lanzó un nuevo concurso para llevar a la pantalla la vida de 20 personajes de San Luis, un variopinto recorrido que abarca desde Tomás Jofré hasta Dora Ochoa de Masramón. Y entre ellos, Vera aprovechó a colar a Germán Avé Lallemant. Esta vez sí, con algo de apoyo económico, el documental iba a ser posible.

 

1871 es el año en el que los historiadores ubican a Avé Lallemant en las minas de oro de La Carolina. En 1888, logró publicar por su cuenta la Memoria Descriptiva de San Luis.

“Tenía una deuda sentimental con la escuela de El Chorrillo, que lleva su nombre. De allí egresó mi hijo y tengo varios amigos. Por eso me puse rápidamente a investigar borradores, fuentes de información y conté con la ayuda invalorable de Mario Otero, quien ya estaba empapado en aspectos de la vida del alemán porque su papá escribió la primera biografía que salió a la luz y luego cedió documentación a (Roberto) Ferrari”, cuenta el guionista y realizador.

 

 Hay equipo. Vera Da Souza (tercero desde la izquierda) y todo el staff que trabajó en el documental durante una presentación.

 

 

Fue él quien convocó a Martín Ochoa como director, ya que había un hilo conductor: el mapa que confeccionó Lallemant y que trajo tantas controversias ya desde aquellos años en los que fatigó los caminos serranos de la provincia. “Fui al Museo histórico, a la oficina de Catastro, al Archivo de la Provincia y nadie tenía el mapa”, lamenta Vera Da Souza, quien cree que hay dos: “El que finalmente se muestra en la película y el que cuenta Otero que se desintegró en sus manos, que podría ser una actualización del que hizo el explorador”.

 

Su relación con Ochoa ya venía de antes. Habían trabajado juntos, pero con roles diferentes. “En la grabación de El Cántaro, una ficción sobre un cuento de Polo Godoy Rojo que tuvo la dirección de José Luis Rosas y guión y producción de Laura Claro, yo era jefe de dirección y él asistente de dirección”, describe con una sonrisa.

 

“Lallemant fue un cosmopolita, un visionario, hijo de un médico y aventurero. Llegó a San Luis a través de un amigo del padre", Carlos Vera Souza (Guionista y productor).

 

Su origen como documentalista lo había llevado a hacer un guión que no tenía ficción, solo testimonios y clips. “Pero Martín me sugirió hacerlo más humano”, reconoce. Allí surgió el papel de Diego y las recorridas que se ven en la película, mapa en mano, pipa eterna y caminando por los pedregosos caminos serranos de San Luis. Ya con la obra de recorrida por diversas salas de la provincia, Vera Da Souza reconoce que están muy entusiasmados: “Queremos participar de todos los festivales posibles para dar a conocer la vida del alemán en todo el país”, se propone.

 

Ochoa, por su parte, aseguró que Lallemant "nos ayudó a descubrir las riquezas minerales de nuestra provincia, hizo el primer relevamiento de la flora y la fauna y fue el primero que trajo el socialismo a estas tierras. Es un documental necesario para rescatar una figura que dejó su huella por nuestra historia".

 

El mapa “maldito”

 

El problema político que creó Lallemant con su investigación fue importante, porque cuando hubo un litigio con Córdoba por problemas limítrofes en la zona de Villa Dolores, la provincia vecina lo usó para argumentar su posición y Nación dio por válido su reclamo. “Eso provocó el enojo de Felipe Velázquez, quien por entonces estaba en Catastro y había sido su alumno”, asegura el guionista. También le trajo problemas con Juan Llerena, otro hombre versado en Astronomía, Geología y Ciencias Naturales, con quien habría tenido una relación que Ferrari no puede confirmar con testimonios fehacientes.

 

Por fortuna para San Luis, Nación termina compensando a la provincia con tierras que por entonces eran de La Pampa. “El argumento fue que el mapa de Lallemant quedaba corto, llegaba hasta lo que es hoy la ruta 188, entonces le da a San Luis lo que va más allá de Nueva Galia, hasta la actual Arizona”, agrega.

 

Finalmente las investigaciones de Vera Da Souza dieron sus frutos porque aparecieron nuevos mapas. “Además del que mostramos y que está bastante entendible, hay cinco en Alemania y otros cuatro en Buenos Aires, en el Museo Mitre, la Biblioteca Nacional, el Archivo Nacional y el Instituto de Geografía”, enumera el cineasta, quien le da un reconocimiento a Nicola, quien se puso en la piel de Lallemant y le hizo una revelación que cambió todo el trayecto hacia el documental.

 

“Diego es periodista y profesor de la Escuela de Ajedrez de La Punta. Lo invité a ver el documental junto con otras personas y uno me dice: ‘En mi casa hay un mapa como ese’. Resultó ser el hijo de un albañil, quien había trabajado en la recuperación de una vieja casa en El Trapiche, lo encontró y el dueño se lo regaló”.

 

 

Su admiración por Lallemant

 

Vera Da Souza asegura que el explorador “fue un cosmopolita, un visionario, hijo de un médico y aventurero que vivía en Brasil. Llegó a San Luis a través de un amigo del padre, porque primero le había dado trabajo en Buenos Aires. Se cree que participó en la creación del Camino a San José de Flores, la actual avenida Rivadavia, pero Ferrari no lo pudo confirmar ni con historiadores de ese barrio porteño.

 

Según el guionista, su llegada se da “porque le referencian la zona serrana para trabajar como ingeniero en Minas en La Carolina”. El problema fue que al llegar al socavón de Jiménez se encontró con que la explotación no estaba en buenas condiciones. Ya no quedaba casi oro o era muy difícil y costoso extraerlo, no había transportes para sacarlo hacia las zonas de comercialización y tampoco la gente de la zona estaba capacitada para hacer ese trabajo peligroso y de precisión, en el que fue el primero en importar dinamita para las extracciones.

 

“Entonces, como no se quería ir de San Luis, cambia el foco y le da un giro a su vida: toma una cátedra de Física y Matemática en el Colegio Nacional, que por entonces era un edificio diferente, aunque mantuvo su ubicación actual frente a la plaza Pringles”, recuerda Vera Da Souza.

 

 

Testimonios que recrean la historia

 

El documental cuenta con el aporte de varios especialistas, sobre todo historiadores. El primero es Néstor Méndez, quien pone en contexto la época en la que llegó Lallemant a San Luis, la situación nacional y mundial y los tironeos eternos de los políticos argentinos. Tras unas imágenes de La Carolina, habla José Villegas, quien se refiere a los choques entre los partidarios de Mitre, defensores de los criollos, y los de Sarmiento, que fue quien le abrió de par en par las puertas del país a los inmigrantes europeos.

 

 El trío clave. Vera Da Souza, Nicola Linares y Ochoa llevaron adelante el documental sobre la vida del explorador.

 

 

Corría 1870 cuando el investigador llegó al país, en una Argentina con un modelo claramente agroexportador, en el que primaban las desigualdades sociales. Luego es el turno de la docente e historiadora Cintia Martínez, quien se refiere a Lallemant como un hombre que trajo una nueva forma de enseñar, con mucho intercambio con sus alumnos.

 

“Es un documental necesario para rescatar una figura que dejó su huella en la historia de San Luis en tiempos muy difíciles", Carlos Vera Souza (Guionista y productor)

 

Los historiadores involucrados en el documental lo definen como un espíritu aventurero, alejado de la visión europeísta de la época; un hombre que avanzó por las sierras, atento a cada paso, viendo en cada detalle lo que otros no veían. Acompañan imágenes en las que se lo ve a caballo, siempre con su pipa en la boca, haciendo un fuego a la intemperie, con la mirada perdida en el horizonte.

 

El geólogo e historiador Ariel Ortiz Suárez cuenta que se casa con Enriqueta Lucio Lucero, una docente que hizo historia en la provincia, que fue quien le abrió las puertas a un nuevo mundo: el de las familias patricias de San Luis, la alta alcurnia. Lallemant, que no podía con su genio, la impulsó a defender los derechos de los maestros y muchos ven su influencia detrás de la gran huelga docente de aquellos años. También le adjudican la creación de varias escuelas rurales.

 

Con imágenes de sus recorridas por el Valle de Pancanta, el documental cuenta que la Memoria Descriptiva de la Provincia de San Luis, su gran obra, estaba lista en 1881, pero nadie se la publicó. Incluso le secuestran el original y se lo devuelven recién ocho años después.

 

Ese escrito es un gran trabajo de geografía física, que incluye lo humano además de la flora y la fauna. “Es un legado para los jóvenes que se entusiasman por hacer algo en su tierra”, lo define Ortiz Suárez.

 

El tramo final es para el periodista Mario Otero, quien cuenta la anécdota del mapa que heredó de su padre y literalmente se desintegró en sus manos al querer abrirlo. Otro que estaba en el Obispado y fue cedido a Otero Alric por las autoridades eclesiásticas, no se anima a abrirlo. Por eso la toma final es en la Universidad Nacional de San Luis, donde el fotógrafo Chelco Rezzano lo despliega con cuidado y profesionalismo, aunque en las imágenes se ve bastante deteriorado.

 

El mensaje final del documental habla sobre la perseverancia, con una frase que define la vida y la obra de Germán Avé Lallemant: “Conseguir los objetivos o caer en la lucha”. Esa misma perseverancia es la que muestran director y guionista, quienes ya imaginan transformar el formato y hacer, a futuro, una película que abarque de manera más integral la vida y la obra de un alemán que dejó una huella profunda en San Luis.

 

 

 

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