25°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

25°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

EN VIVO

La bicicletera de todos los tiempos

Nacida en 1940, la bicicletería de su padre Raúl fue la segunda casa para esta mujer que ha dedicado su vida a este rubro.

Por Johnny Díaz
| 22 de mayo de 2023
2023. Susana, entre bicicletas y triciclos. "Desde los 14 años estoy en este negocio familiar. Es parte de mi vida, soy una apasionada de la bicicleta". Fotos: Inés Cobarrubia / Gentlieza.

Hojeando un viejo y pesado libro de contabilidad, de hojas amarillentas y con algunas manchas de humedad, está Susana Isabel Mitchell, como queriendo retrotraer el tiempo a la década del 40 cuando su padre Raúl, propietario de una bicicletería se encargaba de anotar prolijamente las ventas diarias.

 

En sus hojas se puede leer que entre los primeros compradores estuvieron, el 2 de enero de 1946, Andrés Anguinetti que adquirió una Spendertein 1086. El 4 de julio de ese año, Ricardo Vallejos compró una bicicleta Kenigton 111; Miguel Caram hizo lo propio adquiriendo una Raleigh 10670 el 4 de agosto, y así sucesivamente. El tiempo fue borrando los nombres de quienes compraron cuando abrió sus puertas, pero hojas completas del viejo cuaderno se resisten al paso del tiempo.

 

"Mi padre –dice Susana Mitchell- llevaba un registro de todo lo que se vendía en el negocio, era muy detallista y prolijo, nada dejaba al azar, así se fue forjando esta empresa familiar que hasta el día de hoy se mantiene en pie y esperamos seguir así por muchos años más".

 

"Todo comenzó cuando mi tío Juan Mitchell se vino de Villa Mercedes a San Luis. En la década del 30 abrió un negocio frente al Mercado Municipal, hoy Paseo del Padre. Era un poco de todo, librería, bazar, arreglo de radios, vitrolas, bicicletas y también armas. A todo esto, papá trabajaba en Villa Mercedes en una casa de lustrado del calzado y cuando le tocó el servicio militar, se sumó al negocio de mi tío Juan", cuenta Susana.

 

 

Recuerdos. Susana, con las fotos que muestran lo mucho que significó Raúl Mitchell para el ciclismo provincial.

 

"Juntos estuvieron un largo tiempo hasta que Juan, padre de Carlos, Jorge y Perla, abrió su librería-bazar en calle San Martín entre Ayacucho y Belgrano y mi padre se quedó acá. Así nació este negocio".

 

Según la documentación en poder de la familia Mitchell, había bicicletas marca Legnano, Cicles SP, Benotto, Monza, Indaciclo, Pirineo, Peugeot, Hispano-France, Spendertein, Ashfort, Kenigton, Raleighy, las que venían con freno a varilla. Después comenzaron a salir las Aurorita, que en su época fueron el furor, y otras marcas más sofisticadas, reconocidas y muy solicitadas por los clientes.

 

"Yo comencé de muy chica en el rubro, tenía unos 14 años. No me gustaba estudiar, pese a todo terminé la primaria en la escuela Lafinur junto a mis hermanas Ana María, Gladys Edith y Lidia Esther. Comencé primer año en la Normal "Paula Domínguez de Bazán", pero como el estudio no me gustaba, mi padre me dio un ultimátum: 'O estudiás o trabajás', opté por lo segundo. Mi padre estaba casado con Justa Isabel Carbonell, hermana de Antonio 'Torta' Carbonell, papá de Rubén, reconocido fotógrafo de nuestro medio".

 

 

Nosotros registramos la marca Bicicletas Mitchell, eran fabricadas en San Luis y vendidas en todo el país.

 

Eran tiempos donde las llantas eran de madera y con un solo piñón. Los Mitchell eran figuritas repetidas, siempre estaban en la línea de largada junto a Antonio Carbonell y Fernando “Caballito Criollo” Miranda entre otros.

 

"En mi juventud creía que había hecho lo correcto porque así lo sentía, las bicicletas son mi pasión y yo me encargaba de embalar cuadros, o desembalarlas, porque venían forradas con papel. También me dedicaba a ordenar el negocio, separar los repuestos, juntar tornillos, empaquetar los tubos y colocarles su bandita elástica. Pero mi padre todavía no me dejaba atender al público porque mayoritariamente eran hombres, pese a que recibía el afecto y el respeto de todos por igual, pero a la vez sentía que me estaba quedando sin amigos, mi trabajo me llevaba todo el tiempo".

 

"Mi papá decía que nada hay que tirar, todo sirve, cuando las épocas son malas y cuando la economía ande mal, la venta de la bicicleta siempre va a andar bien, porque ahora todos buscan sus bicicletas, las reparan y siguen andando, son mucho más económicas", dice Susana.

 

El libro. Data de 1940 y figuran quiénes fueron los primeros compradores.

 

En esos años, en el taller trabajaban Pedrito Alaniz, después  "Pichón" Miranda y, más acá en el tiempo, Alcaraz, el padre de

 

"Tolo", un excelente ciclista, Gerardo Sosa, Andrés David "Chicharra" Martínez, "Teto" Miranda, que todavía está en el arreglo y armado de las bicicletas, Carlos Sosa, Juan Domingo Rosales y su hermano "Negrito". "Éramos una gran familia, ellos trabajaban y corrían para nuestra firma”, dice la mujer.

 

“Después llegaron Alfredo Pantano, ‘Fredy’ Heredia de San Francisco, Carlitos Barrera que hoy es autoridad policial y también Daniel Herrera, nieto de Juan Antonio Barrera, otro legendario hombre del ciclismo provincial. Era un equipazo difícil de vencer”.

 

“No por ser la hija de Raúl Mitchell me perdonaba todo, al contrario, yo trabajaba y cumplía mi horario como todos: de 8:30 a 12:30 y de 16 a 20. Papá decía, 'a la gente no la podés hacer esperar, se considera una falta de respeto y en eso él era inflexible y me hacía pagar derecho de piso”.

 

Ganador. Raúl Mitchell es llevado en andas por sus hinchas después de un triunfo, a la izquierda su hermano Juan.

 

Al tiempo, el dueño incorporó la venta de ropa deportiva y fue ahí donde Susana comenzó a atender al público. "La bicicletería tomó otro auge, pero yo quería vender bicicletas y sus accesorios. Además, entendí que debía estudiar e ingresé a la nocturna de Dibujo Técnico de calle Chacabuco. Todas mis hermanas estudiaban, menos yo; tuve por compañeros y amigos a Julio Castro, Reynaldo 'Flaco' Ortuzar, Alberto Rodríguez Saá, que iba un año adelante nuestro, María Elena Cerutti, Rosales, Carlitos Cozzolino, Cristina Siriani, Aostri, 'Negro' Oros que vivía en calle Las Heras. Fueron tres años maravillosos, me recibí de dibujante técnica con la intención de continuar la carrera de arquitectura en San Juan, pero mi padre no estaba muy gustoso y yo no hice mucha fuerza. Continué con mi trabajo en este negocio”.

 

“No quiero olvidarme de Ricardo Luppi, el marido de mi hermana Ana, que hizo mucho por esta bicicletería. El negocio había decaído un poco por la muerte de mi papá y él formó equipos de competición muy respetados y queridos en el ambiente. Era joven y tenía ideas nuevas, también trabajó mucho por el ciclismo provincial, fue una gran ayuda para nosotras y dejó su impronta en el ciclismo lugareño. No recuerdo muy bien la fecha, pero mi familia fabricó y patentó las bicicletas Mitchell, una marca registrada que marcó una época en San Luis. Creo que fue la primera y única en la provincia, acá se hacía de todo, el cliente siempre salía con su bicicleta en condiciones”.

 

Tradicional. En calle San Martín antes de Pedernera, se largaban las pruebas ciclísticas que se corrían en la ciudad.

 

La mujer entiende que en los últimos años se ha producido un auge muy importante en el ciclismo mundial y que la empresa está ajena: "Continuamos vendiendo no solo bicicletas, sino también repuestos y otros llegan hasta acá para que se las arreglen. Hoy muchos han bajado sus bicicletas, que tenían colgadas en algún lugar de su casa, y han vuelto a las calles. He visto pasar generaciones de clientes y eso nos llena de orgullo”, dice.

 

La vida de Susana Isabel Mitchell está basada en su trabajo en la bicicletería, le dedica todo su tiempo, tarea que cumple con mucha responsabilidad. Su padre había depositado en ella mucha confianza al tiempo que sus hermanas continuaban con sus estudios. “Hubo un tiempo que mis hermanas ‘Tete’ (Lidia Esther) y Ana María trabajaron en este negocio, pero la primera se casó y se fue a vivir a La Pampa, la otra era empleada de la Caja Social, pero después de la pandemia se fue a vivir a El Volcán. Y Gladys Edith, la mayor, se casó con Pablo Carabia que era empleado de la firma y abrieron su propio negocio en la calle Aristóbulo del Valle. Yo me quedé firme en esta casa, mi vida es esto, no sabría hacer otra cosa”.

 

En la previa. Torres, al medio Raúl Mitchell y a su izquierda Antonio "Torta" Carbonell antes de una largada.

 

Con el público. La curiosidad y el asombro iban de la mano en las pruebas ciclísticas de las décadas del 40 y 50.

 

 Redacción / NTV

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo