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Programación: la región demanda profesionales y San Luis los forma

El sector se caracteriza por sueldos competitivos, flexibilidad horaria y la posibilidad de trabajar desde el hogar o cualquier parte del mundo.

Por Sofía Pons
| 30 de julio de 2023
Unas 10 mil personas en el país estudian a través de Argentina Programa 4.0 de la ULP. Foto: Internet

Una salida laboral en la que el salario es un 60% mayor al promedio de las actividades productivas argentinas, con la posibilidad de trabajar desde el hogar (lo que implica que no hay gastos de transporte), con una formación de al menos dos años y medio para alcanzar un puesto que permite el crecimiento en una empresa y una buena calidad de vida. Suena utópico, pero existe. En Argentina, pero específicamente en San Luis, el rubro de la programación de software se convirtió en una salida laboral sólida que permite el desarrollo profesional y personal; mantiene una demanda alta a nivel global.

 

La actividad se basa en las instrucciones que los seres humanos les brindan a las computadoras para que ejecuten alguna acción. Para esto es necesario conocer el lenguaje específico para lograr la codificación.

 

“Programar es como escribir música en un pentagrama, es decir, si queremos un ritmo de zamba tenemos que escribir la partitura para tocarla con guitarra o un piano. Programar es escribir un código a interpretar por la computadora”, explicó el director de la Tecnicatura Universitaria en Desarrollo de Software de la Universidad de La Punta (ULP) Virtual, Carlos Pallotti.

 

 

En los últimos cuatro años más de 20.000 jóvenes participaron de Mini y Megaprogramadores.

 

A medida que los usos tecnológicos se amplían, debido al rápido crecimiento de la industria, se expande la necesidad de más personas capacitadas que puedan intervenir diferentes aparatos.

 

“Con el correr de los años, la informática y la programación están en todas las actividades y dispositivos: desde celulares, computadoras, para comprar en el supermercado, atendernos con un médico o aprender de manera remota, para todo eso hace falta un software. Hay más sofisticados y más simples, pero alguien los tiene que hacer, porque la computadora es una máquina tonta que solo entiende instrucciones que los humanos le podemos dar. Actualmente, los autos tienen computadoras a bordo, como también los relojes y las calculadoras”, indicó Pallotti.

 

El especialista especificó que, si bien las industrias usan cada vez más mano de obra robotizada y menos humana, aún es necesaria la programación desarrollada por personas para que esas máquinas o robots funcionen.

 

 

Los programadores pueden obtener más del 60% del salario que el promedio de las actividades productivas argentinas 

 

“Hace 20 años, que es casi nada en la historia de la humanidad, en Argentina había 20.000 programadores y hoy hay más de 200.000, 10 veces más. Podría haber muchos más porque hay demanda laboral, o sea, hay empresas de acá y del exterior que los buscan para emplearlos porque necesitan gente”, precisó.

 

Al día de hoy, en la ULP, 3.000 personas de la provincia estudian Desarrollo de Software. La demanda de las compañías se visibiliza en la situación de los egresados, dado que, según Pallotti, todos los estudiantes que terminan la carrera tienen un empleo asegurado, e incluso muchos consiguen trabajo antes de culminar sus estudios, como Gastón Sosa, quien comenzó a trabajar mientras cursaba segundo año.

 

“Tenía un trabajo informal, había pasado muchos problemas familiares y arrancó la cuarentena. Estaba destrozado y decidí cursar la carrera en la ULP porque mi primo me comentaba sobre esta revolución tecnológica. Ahora la programación se volvió el trabajo del momento”, contó Sosa.

 

 

Más de 3 mil personas estudian carreras afines a programación en la provincia de San Luis.

 

Comenzó a estudiar a los 25 años y recibió una oferta laboral en medio de la pandemia. Actualmente, se desempeña en la empresa Artware, en la investigación de tecnologías y desarrollo de soluciones innovadoras. En su caso, realiza sus tareas en un formato híbrido, dado que trabaja tres días a la semana en su casa y el resto en las oficinas de la compañía.

 

Florencia Bordagorry también estudió programación en la ULP, aunque nunca lo había planeado. “En mi casa nunca se habló de eso porque antes no se fomentaba mucho. Me parece que el boom se dio después de la pandemia. Ingresé porque una amiga me comentó del programa Mumuki, que es una plataforma de enseñanza masiva, y la ULP ofrecía estos cursos de introducción a la programación. Entré por curiosidad, con pocas expectativas, pensaba que era algo súper difícil, pero me gustó muchísimo y me divirtió. Al aprobar ese curso, la ULP te daba la posibilidad de ingresar al primer año de Desarrollo de Software con algunas materias aprobadas, entonces entré, ya que me había gustado y sabía que los programadores tenían buena remuneración”, mencionó la profesional.

 

En el último año de la carrera comenzó a buscar trabajo con miedo, sentía que aún no estaba preparada para entrar al mundo laboral, pero para su sorpresa tuvo varias ofertas y consiguió empleo cuando todavía tenía que rendir tres materias para recibirse. En la actualidad, trabaja en el Área de Propiedad Intelectual de Artware, donde desarrolla códigos para productos.

 

 

Más de 25 mil nuevos trabajadores se incorporaron en el país en los últimos dos años.

 

“Si alguien se plantea estudiar esta profesión, le diría que le dé para adelante porque es un carrerón, es muy divertido y tiene excelente remuneración. Podés trabajar como freelancer (de manera independiente) o para una compañía. Las empresas suelen ser muy flexibles en cuanto a los horarios, además, podés trabajar desde o para cualquier parte del mundo o en lugares como Google, con un poco de esfuerzo. Todo está al alcance de la mano, hay que tener confianza tanto en sí mismos como en los demás, y permitir que confíen en uno”, planteó.

 

En la capital, otra casa de estudios que brinda carreras afines es la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), a través de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales. Según el director del Departamento de Informática, Mario Peralta, este año ingresaron 300 estudiantes a las diferentes propuestas.

 

“Tenemos una importante y reconocida oferta en el ámbito de la informática y de la programación con cuatro carreras de grado, como la Licenciatura en Ciencias de la Computación, las ingenierías en Informática y en Computación y el profesorado en Ciencias de la Computación. Hay dos tecnicaturas, en Web y en Redes de Computadoras; y también dos doctorados, tres maestrías y una especialización”, subrayó.

 

 

Más de 200 mil programadores tiene el país en la actualidad.

 

Además, aportó: “Dada la gran demanda de profesionales de estas carreras, nuestros estudiantes, incluso antes de finalizar sus estudios, acceden a una importante y rápida inserción laboral, tanto en el ámbito nacional como internacional”.

 

Según datos del Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos (Opissi), en los últimos dos años en el país el empleo creció un 21,5%, con 25.000 nuevos trabajadores.

 

 

De San Luis al país

 

A fines del año pasado, la ULP anunciaba que formaría programadores de todo el país a través de la iniciativa Argentina Programa 4.0. Según indicó Pallotti, desde San Luis preparan a 10.000 estudiantes de todas las provincias. “Creemos que la experiencia que hemos hecho en enseñar a través de la universidad en la tecnicatura, ahora la estamos pudiendo extrapolar fuera de la provincia, a cualquier parte del país. Nos permitió posicionar a San Luis como un gran lugar para capacitarse en programación. Le ha dado a la universidad la posibilidad de trascender los límites de la provincia”.

 

“Hemos demostrado que es posible capacitar a 10.000 alumnos de golpe, que una universidad como la de La Punta, en una región determinada del país, tiene la capacidad para capacitar grupos de gente muy grandes, al mismo tiempo y con calidad de educación”, añadió.

 

 

Sin límites de edad

 

Los más jóvenes también tienen la oportunidad de adquirir habilidades sobre este campo. En los últimos cuatro años participaron más de 20.000 chicos de toda la provincia en diferentes propuestas. “Hace más de seis años hacemos un concurso de programación básica y está dividido en dos secciones: los Miniprogramadores, para chicos de 4º, 5º y 6º grado de primaria y Megaprogramadores, para adolescentes de 1º a 6º año de secundaria”, apuntó Juan Manuel Lobera, responsable de Mini y Megaprogramadores.

 

Según graficó, los más chiquitos programan en bloque, de manera lúdica con lógica, y los más grandes abordan diferentes lenguajes como Java o Python, entre otros.

 

“Los chicos tienen la posibilidad de hacer los ejercicios y sumar puntos. Al finalizar el concurso, hay una gran final en la que se hace un examen en el establecimiento de la universidad”, contó.

 

Redacción/MGE

 

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