Las irrompibles historias de amor de Alejandro Lerner

En 1983, Alejandro Lerner editó “Todo a pulmón”, posiblemente su primer hit. La canción –grabada después por Miguel Ríos y Alejandra Guzmán, entre otros- relata el esfuerzo de un artista incipiente y, desde su título, cuenta el modo en que había encaminado su carrera hasta ese momento. Más de tres décadas después, con todo lo que paso en su vida artística, el compositor sigue haciendo las cosas de ese modo.

Aunque el viaje ya no sea tan difícil y Lerner tenga muy en claro hacia dónde va, es en la forma en encarar su trayectoria donde la canción mantiene su esencia. Para llegar a San Luis y dar su nuevo recital el domingo en el Cine Teatro (que tuvo a “Todo a pulmón” casi al cierre), el autor financió su gira en la que participan cerca de 20 personas entre iluminadores, productores, encargada de prensa, de redes sociales, jefes de escenarios y, por supuesto, músicos.

Gracias a esa independencia –que artistas que dicen serlo envidiarían con fruición-, Lerner puede decir lo que quiera sobre el escenario. Puede cantar las canciones que elija de un amplio repertorio y puede armar un show a la medida de su estupenda carrera.

Eso es lo que vieron unos 800 puntanos en un concierto que, en palabras de Alejandro, más que eso fue “una celebración, una fiesta”.

Y efectivamente lo fue por varias razones: la entrega de un artista capaz de convertir en éxito cualquier idea que ande dando vueltas por su cabeza, la presencia de una banda sensacional que tiene al inigualable Gringui Herrera como punta de lanza, la disposición de un público dispuesto a ser parte del show y otros elementos que, no por secundarios dejan de ser importantes, como la puntualidad y la producción, que contó, por ejemplo, con una pantalla gigante que transmitió algunos trayectos en vivo del espectáculo.

Pero más central aún que todo eso fueron las canciones, las verdaderas protagonistas de la noche. A esta altura es redundante mencionar el amplísimo mundo que tiene Lerner bajo su autoría, pero no deja de sorprender sobre todo por un dato comparativo. En el recital que dio en el mismo lugar (“este teatro es extraordinario) en octubre del año pasado sorprendió por la cantidad de temas reconocidos que introdujo. El domingo, apenas repitió dos o tres, y volvió a sorprender por la misma razón.

En medio, se dio tiempo para mostrar los nuevos “Algo que decir”, un tema que demuestra todo lo rockero que puede ser Lerner a su edad; y “Mi Argentina”, una balada con muchas verdades dichas desde “el lugar de ciudadano común, apolítico”, que generó el aplauso de pie de una parte del público.

Para amenizar aún más la celebración, el cantante contó cómo fue que “Dame”, su canción, llegó a oídos de Luis Miguel; preguntó cuántas personas de las que estaban en el recital tenían un póster suyo en su habitación de adolescente y le dedicó “Costumbres argentinas” a Racing, por su reciente obtención de la Copa Sudamericana.

La gira se llama “Vuelven los lentos”, pero en realidad los temas que pasaron en la noche del Cine Teatro fueron y vinieron por todos los ritmos. De las melodías de “Por un minuto de amor” y “Tierra prometida” al corazón soft de “Hoy” y “Algo de mi en tu corazón”. El momento más sorprendente pasó con “Secretos”, convertido en un reggae suave en su versión 2024.

Sobre el final, sí, hubo una selección de lentos que tenía la consigna de que las parejas del público bailaran abrazados y revivieran una época que no por lejana deja de ser recordada. Entonces pasaron los abolerados “Amarte así”, “No hace falta que me digas”, “Cuando te hago el amor”; el amistoso “Juntos para siempre”; el desesperanzado “Después de ti” y su exitazo “Volver a empezar”, reversionado hace poco tiempo por Los ángeles azules en una demostración más del alcance global de la música hecha a pulmón.