Basta de mirar para otro lado

Una frase que hoy corre como el agua en las calles de Villa Mercedes es: “Hay algo ahí”. Se usa para señalar eso que el ojo común no alcanza a ver, pero que, si mirás bien, pide atención y análisis fino. 

Hoy vamos a decir “hay algo ahí”. ¿Dónde? Entre Claudio Poggi y Nancy Sosa… hay algo que no termina de cerrar, como una tranquera mal cerrada que amenaza con abrirse en cualquier momento.

Claudio Poggi salió en campaña gritando a los cuatro vientos que iba a acabar con la inseguridad. Por su parte, el intendente de Villa Mercedes (Maximiliano Frontera) también prometía lo mismo. Hoy, casi un año después, es más fácil encontrar un vecino al que ya le hayan robado que uno que pueda decir que se siente seguro en su propio barrio.

Y la inseguridad no es solo cuestión de bicicletas o motos robadas al voleo. No, señor. Los niveles de violencia subieron como agua en calle San Luis, entraderas, armas de fuego, y mucha violencia física. Gobernador, ministra e intendente agrupan a los vecinos en distintos barrios de la ciudad para mostrarles… una alarma. Sí, tal cual. Inauguran una alarma, como si fuera la salvación misma. 

Antes te robaban y ahora también, pero esta vez escuchás la sirena de fondo. ¿El resultado? Lo mismo: el vecino queda sin su bici, sin su moto, sin nada. La gente descarga su bronca con la policía, que es la primera en la línea, pero el problema viene de arriba. Es un problema que baja de los altos mandos y se siente en cada rincón del pueblo. ¿Cuánto cuestan estas alarmas? ¿Cuántas se compraron? ¿Por qué inauguran de a una y no las instalan todas de una vez? Insisto, “hay algo ahí”.

Villa Mercedes se conmovió hasta los huesos con el fallecimiento de una joven atropellada por un camión, cuyo chofer dice no haber notado el accidente. ¿No hay cámaras? Estamos en 2024, en plena era digital. ¿Quién le da una respuesta a esa madre que no va a volver a ver a su hija? Mientras tanto, los vecinos se organizan, marchan y piden justicia en una situación que, tristemente, parece que va a quedar en la nada.

Y otro caso más, de esos que dicen ser “aislados”, según la ministra Sosa: asaltaron a unos camioneros en plena ruta. Repetimos: ¿no hay cámaras? ¿No estaba la Gendarmería en San Luis? ¿A qué se dedica? A esta altura, parece que Villa Mercedes se ha vuelto tierra de nadie, y el agua estancada de las calles le viene justo al intendente para lavarse las manos.

Otra perlita en Villa Mercedes: en la salida de un boliche, a un joven de 16 años le parten la cabeza con una botella. ¿Y la seguridad? ¿Quién controla la noche? Otra vez, la comunidad se une en rezos, mientras el caso sigue sin resolverse. “Hechos aislados” llaman a esto, como si todo esto pasara cada diez años, pero si todo esto se acumula en un par de semanas, algo huele mal, repetimos “hay algo ahí”. Lo peor es que la ministra sigue en su cargo, dando charlas e inaugurando alarmas mientras con la misma cara dura llama a estos casos “aislados”.

Y ni hablar de la supuesta “lucha contra el narcotráfico”. En esta ciudad hay más vendedores de droga que kioscos, y eso es una verdad dolorosa e innegable. Aquellos que dijeron que iban a ponerle fin parecen más bien socios de lo que pasa.

Basta, señores. Basta de mirar para otro lado. Villa Mercedes necesita seguridad, la provincia entera necesita seguridad. Pero, sobre todo, necesita un intendente, una ministra y un gobernador que cumplan con su palabra y le pongan lo que hay que poner para enderezar este rumbo. Y si no pueden, que den un paso al costado y tengan la decencia de admitir: “No pude”.