Ultimátum: los radicales deciden

Los radicales, que a lo largo de su extensa historia han enfrentado duras internas y diferentes situaciones, este año como parte de la coalición gobernante provincial se habían ilusionado con tener una Navidad tranquila, ya que a través del consenso  lograron  armar una lista unidad y de esta manera evitaron ir a las urnas para elegir sus autoridades. Sin embargo, la paz que añoraban ahora parece lejana  como consecuencia de un ultimátum que ha impuesto el gobernador Claudio Poggi, exigencia que de no ser cumplida, acarrearía que ya no solo perderán el Ministerio de Turismo y Cultura –ahí estaba el renunciante y renunciado Juan Manuel Rigau- sino que también deberán abandonar el control de la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, que está a cargo de Federico Cacace, hermano del ahora mileinizado Alejandro Cacace.

Para ser más gráficos y explícitos. Poggi tras la abstención de dos diputados radicales en la votación para la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP), en represalia sacó de Turismo y Cultura “al gaucho” Rigau (habían acordado que se iba a fines de noviembre, pero lo obligó a irse antes) y le pidió la renuncia a todos los funcionarios radicales de esa área.

Ahora para que no suceda lo mismo en Ambiente, les pide ‘una prueba de amor', lo que lisa y llanamente es un público pedido de perdón.

Tras una reunión que el jueves, pasado el mediodía, habrían mantenido Poggi y el presidente de la UCR Juan Álvarez Pinto, se conoció que para conservar Ambiente los dos legisladores abstencionistas, Ivana Ricca (Junín) y Javier Giménez (Ayacucho) tienen que romper su bloque unipersonal e integrarse a la bancada de “Cambia San Luis”. Eso fue lo que se difundió a través de la página relacionada al poggismo, Apuntes de San Luis.

La fecha límite para que se cumpla con la solicitud, con la prueba de amor, es el miércoles  4 de diciembre, de lo contrario se rompe la coalición y cada uno seguirá por su lado. Es decir que los radicales analizan entre darle el gusto a Poggi, o aferrarse a sus principios.

De acuerdo a lo que ha trascendido, uno de los legisladores estaría dispuesto a dar el paso, pero del otro no se sabe qué postura tomará. Lo cierto es que algunos observadores están como sorprendidos por “la humillación” a la que obligan al radicalismo.

Mientras se espera la decisión que tomarán, otros dirigentes radicales siguen aceitando sus vínculos con el poggismo. Uno de ellos es el rector de la UNSL Víctor Moriñigo que parece estar muy ocupado con el proyecto de ‘narcotest vip’ y no se lo ve preocupado por la suerte de sus correligionarios. A río revuelto, ganancia de pescadores.

Los radicales, que a lo largo de su extensa historia han enfrentado duras internas y diferentes situaciones, este año como parte de la coalición gobernante provincial se habían ilusionado con tener una Navidad tranquila, ya que a través del consenso  lograron  armar una lista unidad y de esta manera evitaron ir a las urnas para elegir sus autoridades. Sin embargo, la paz que añoraban ahora parece lejana  como consecuencia de un ultimátum que ha impuesto el gobernador Claudio Poggi, exigencia que de no ser cumplida, acarrearía que ya no solo perderán el Ministerio de Turismo y Cultura –ahí estaba el renunciante y renunciado Juan Manuel Rigau- sino que también deberán abandonar el control de la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, que está a cargo de Federico Cacace, hermano del ahora mileinizado Alejandro Cacace.