SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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"Cantando me reencuentro con quien soy, con quien fui y con quien seré"

La cantante catalana que llega a la provincia por primera vez cuenta sus orígenes, su vinculación con el folclore argentino y el lazo que la une a Merlo.

Por Miguel Garro
| 16 de diciembre de 2024

 

Con ocho discos grabados y algunos premios muy prestigiosos (incluso una nominación al Grammy) la española Silvia Perez Cruz va camino a ser una estrella global de la canción. Su capacidad para adaptarse a los géneros y su ductilidad para un canto suave, delicado, exquisito, la convirtieron en una artista requerida por públicos y colegas.

 

De hecho en su fantástico 2024, la catalana tuvo trabajos con René, el ex líder de Calle 13, y con Juan Falú, con quien grabó un disco notable llamado “Lentamente” -con canciones del folclore nacional- y con emprendió una gira que cerrará el próximo sábado 22 de diciembre en “Fermín, arte de autor”, en Merlo. En la misma jornada, los dos artistas darán un conversatorio para sus colegas.

 

De por qué eligió la localidad puntana para cerrar su gira llamada “La yapa”, de su relación con la música argentina y de sus otras inquietudes artísticas conversó la cantante con Cooltura. 

 

 

-¿Con qué se encontrará el público que vaya a ver “La Yapa”, el espectáculo que hace con Juan Falú?

 

-Con una celebración de final de gira del disco que hemos grabado con Juan Falú, llamado “Lentamente”. Después de girar por Europa y por Argentina decidimos terminar compartiendo una charla en concierto en Merlo. Será una celebración de la música, del territorio y de la amistad.

 

 

-¿Cómo surgió hacer el recital en Merlo? 

 

-Yo había venido varias veces a Argentina a cantar, pero no conocía el interior y después de trazar esta gira por Tucumán, Salta y Córdoba para conocer estos territorios, mi pareja, mi compañero que es de Merlo, me dijo “¿qué te parecería terminar la gira en Merlo?” Y me pareció muy hermoso poder terminar en ese territorio, conocerlo y celebrar este fin de gira en casa, de alguna manera. Deseo disfrutar y celebrar estas canciones. También me hace mucha ilusión la charla que proponen, el circuito que van a trazar “La otra orilla”, que es la productora que va a organizar este concierto, hace que desee celebrar, la buena música, los paisajes y la buena gente.

 

 

-¿Cómo calificaría su educación musical?

 

-Yo siempre he diferenciado tres partes en mi relación con la música. La primera es familiar. En mi casa la música era la mejor manera de comunicarnos. También era un juego. Mi madre canta muy bien, mi padre tocaba la guitarra. No se dedicaba a la música cubana sino que era un amante de la habanera. Trabajaba en una fábrica, pero su pasión era buscar canciones perdidas, rescatarlas y llevarlas a la taberna, al canto de taberna. Un espacio donde siento que nació mi canto. A la parte familiar, se suma la de los estudios. Desde los tres años que fui a una escuela de música, empecé estudiando clásico, solfeo, armonía, piano, saxofón, coral, orquesta. Y luego me fui a la Universidad de Jazz en Barcelona porque me interesaba la improvisación, inventar música en el momento. También conocí el flamenco y la música popular. Varios estilos que me fueron formando. Y la tercera parte de la música para mí es la vocación.

 

 

-¿Cómo la descubrió? 

 

-A los 12 años, cantando con mi padre me doy cuenta que pasa algo más, que es una necesidad. Que cantando me reencuentro con quién soy, con quién he sido y con quién seré. Un estado muy pleno de presente. Una presencia atenta y emocionante.

 

 

-¿Qué sintió tantos años después de aquellos inicios al grabar con René?

 

-El encuentro con René fue muy hermoso porque él me escribió porque vio en mi Instagram un proyecto que hice donde uní todas las disciplinas artísticas. Mi madre estudió Historia del Arte y tuvo una escuela de arte para que sus alumnos se pudieran expresar. Daba espacio, recursos y confianza para usar la pintura como forma de expresión. Por ejemplo, yo tocaba mientras los niños pintaban y tenía esta idea de mezclar artes. Entonces hubo un espectáculo que yo hice que se llamaba “Género Imposible”, donde cantaban en una casita, como una pequeña escena en el escenario. Y René vio ese vídeo y le dijo que le gustaba mucho lo que veía y que le gustaría trabajar conmigo. 

 

 

-¿Cuál fue su respuesta?

 

-Que también admiraba su trabajo y que me encantaría grabar con él. Nos conocimos en Madrid y después de charlar sobre poesía y arte, me invitó al estudio de grabación y me enseñó varias canciones. Me dijo que se imaginaba que cantara “313” y le dije que eso lo podía hacer en ese momento. Y así lo hice y ha sido como un regalo, un abrazo. Me hace muy feliz cada vez que conozco a un artista que admiro y me siento respetada y admirada. Me encanta seguir aprendiendo, compartir y cuidar y sentirme cuidada. 

 

 

-La gira de “Lentamente” la llevó a Puerto Rico ¿cómo vivió esa experiencia?

 

-Increíble, fue parte de un tipo de escenario que yo no conozco, tocando para 50 mil personas. Y me emocionaba ver que una persona que defiende valores tan importantes tiene tantos seguidores. Era muy emocionante también el sentimiento de Latinoamérica, muy profundo.

 

 

-¿Y con Juan Falú cómo fue el encuentro?

 

-Juan Falú es como volver a casa, en el sentido de que yo empecé a cantar con la guitarra de mi padre. Encontrarme con el maestro de la guitarra y que quiera compartir conmigo las canciones de su territorio para mí es como otro abrazo, otro regalo. Lo que siento cantando con Juan es la libertad, el juego, la profundidad. Es como si todo lo que cada uno ha aprendido en su vida salga en esa conversación. Me hace muy feliz escuchar cómo compone en el momento, su contrapunto, su ritmo, su silencio… cómo escucha la poesía, cómo la acompaña. Es realmente un privilegio poder estar al lado de Juan y compartir música

 

 

-¿Recuerda su primer contacto con la música argentina?

 

-Perfectamente. Yo tenía 8 años y mi padre me puso “Alfonsina y el mar”, la versión de Mercedes Sosa, y me impactó profundamente… tanto que fue la primera canción que me aprendí con la guitarra. A los 12 años le pedí a mi padre si la podíamos tocar, como si me hubieran preparado con esta canción para poder comunicarme con mi padre. A partir de ese momento fue la canción que más canté, sin duda, entre los 12 y los 27, cuando muere mi padre. 

 

 

-¿Qué encontró de especial en esa canción?

 

-Hubo una relación con el sentimiento que me marcó. Esa canción marcó mi canto y mi repertorio de alguna manera. Más tarde en la Universidad de Barcelona también conocí alguna zamba argentina y cuando tenía 21 años participé en un proyecto que se llamaba “Inmigrasongs”, formado por argentinos y catalanes. Viajé a Buenos Aires por primera vez y conocí el folclore, más zambas, chacarera, una vidala, un carnavalito y me enamoro profundamente de ese repertorio. Me siento muy a salvo en esas canciones, muy plena. Como que vivo feliz con esas melodías y esa poesía y también me enamoro del bombo legüero. Desde entonces siempre me ha acompañado, me ha inspirado muchísimo y ahora creo que ha llegado un punto, 20 años después de mi primer viaje a Buenos Aires, en que esa poesía, esas melodías, esa geografía, ha calado en mí. Y que Juan quiera cantarlas conmigo es como que me da la mano, hay algo muy hermoso en ese encuentro.

 

 

-El disco está dedicado casi íntegramente al folclore ¿Hay canciones de otro género que le haya llamado la atención de la música argentina?

 

-Cuando decidimos grabar con Juan, fue en un viaje que hacía a Buenos Aires, para grabar canciones con Liliana Herrero, Juan Quintero, Pedro Rossi para mi disco anterior, un disco de composiciones propias. Yo le pedí a Juan si quería que hiciéramos un disco juntos. La idea no era componer, arreglar ni ensayar… era conversar y buscamos qué canciones conocíamos los dos. Como el folclore argentino me ha inspirado y lo amo mucho, lo más fácil, lo más natural y orgánico que salió era cantar canciones del folclore argentino y de Brasil. Ahora que llevamos más días tocando, van saliendo boleros y otras cosas. De Argentina conocía el tango, conocía algo del pop y del rock, pero creo que donde más he entrado ha sido en el folclore. Hay muchas músicas y grandes artistas que me han inspirado y que actualmente me inspiran. Es muy fértil la música argentina.

 

 

-¿Cómo fue la selección de los temas de “Lentamente”? 

 

-Hice una lista de las canciones que sabía, de Argentina y de Brasil, en Buenos Aires, sentados en la mesa de su casa, después de cocinarme una carne muy rica. Le hice esa lista y él eligió las que le gustaban más. No sobraron muchas y decidimos los tonos. Y de ahí nos fuimos al estudio de grabación con una botella de vino y en una tarde lo grabamos.

 

 

-¿Hay alguna canción que le haya impactado particularmente?

 

-Más que una canción es la manera de conversar. No deja de sorprenderme la novedad en cada interpretación. Esa sensación de que todo es posible, que no hay error, no hay herida, que uno no dejará al otro solo, ni desde el silencio. Eso me emociona y eso puede pasar en todas las canciones. Me emociona cuando florecen mis melodías y cuando son sencillas y llenas de silencio y de peso. Me da seguridad saber que con Juan nos emociona tanto y respetamos tanto la música.

 

 

-¿Cómo es la historia de los temas propios que hay en el disco?

 

-En el disco hay dos temas propios, uno es de Juan, se llama “Algarrobo” y es una historia muy hermosa sobre una poeta. Es una historia en la que un árbol cuenta distintas escenas que pasan entre sus ramas, sus sombras, sus días y sus noches y sus carnavales. Y la mía es “Mi última canción triste”, es la primera décima que escribí para mi disco anterior, un disco que se llama “Toda la vida, un día”, y es una canción que canté con Natalia Lafourcade. La grabé en México y el día que elegíamos el repertorio con Juan me pareció que esa canción podía quedar bien, o que la pudiera disfrutar. Tenía algo de bolero que no quedaba tan lejos de lo que estábamos haciendo.

 

 

-¿Qué conoce de Argentina por fuera del ambiente musical?

 

-De Argentina conozco personas hermosas, muy hermosas. Conozco la comida, el amor por el asado, la relación que admiro tanto con la palabra en la poesía y en el día a día. El teatro es otra cosa que conozco mucho.Tengo un gran amigo que se llama Pablo Messiez que es director de teatro, actor, dramaturgo con el que he trabajado, lo quiero mucho. Conozco distintos territorios, he cantado en Buenos Aires, en Rosario, en Mendoza y en Tilcara. Recién conozco Mar del Plata y tengo muchísimas ganas de conocer Córdoba y Merlo, por supuesto. Muchísimas ganas. 

 

 

-¿Cómo es su carrera de actriz? ¿Tiene proyectos en adelante?

 

-La relación que tengo con la actuación ha sido sin buscarla y fue un momento concreto en mi vida. Me gusta trabajar con otras disciplinas artísticas. Siempre me ha interesado mucho buscar el punto de unión entre el teatro, el cine, la danza, la poesía, la fotografía, la pintura, la arquitectura… y siempre he estado en diálogo con otros artistas y he podido hacer la banda sonora de varias obras de teatro y de cine. Hay una película que me pidieron de hacer de la banda sonora y también de protagonista: se llama “Cerca de tu casa” y va sobre los desahuciados. El director estuvo casi un año para convencerme, pero fue una experiencia muy hermosa poder ver cómo se crea un guión; de ese guión, una canción; de esa canción, un baile… Fue muy hermoso. Y también hice una participación pequeña en “La noche de los 12 años”, una película uruguaya sobre los tupamaros detenidos durante la dictadura. Ahí aparezco en dos escenas y canté tres canciones. Próximamente tengo que hacer más bandas sonoras y lo de actuar no tengo en mente nada pero si me ofrecieran algo que me viera capaz y que me enamorara, creo que lo volvería a hacer porque tiene una magia muy especial el cine.

 

 

-¿Ya hizo el balance del 2024?

 

-Este 2024 ha sido un cambio de etapa total, un renacimiento a nivel personal, que también noto en todos los niveles. Creo que es el año que más he viajado en mi vida. Llevo muchos años viajando pero este ha sido un año de recoger frutos. Como si hubiera estado plantando y ahora pudiera recoger las lechugas y los tomates. He podido viajar a Brasil, Colombia, Ecuador, Argentina, México, Estados Unidos muchas veces este año. También a Japón, Europa. Ha sido un año muy luminoso y de mucho aprendizaje. Me siento muy agradecida. Con el disco anterior llegué a un punto de plenitud artística que me da una paz interior muy profunda. Estoy muy agradecida al 2024.

 

 

-¿Y qué espera del 2025?

 

-Tengo un nuevo proyecto compartido con otro músico, tengo muchas ganas de componer y tengo muchas ganas de bailar y cuidar el cuerpo que con tantos viajes es más difícil la rutina. Tengo ganas de bajar al cuerpo todo lo sentido y lo vivido y saludar cada parte de mi cuerpo. 

 

 

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