Solalinde no demostró temor ni culpa tras matar a tiros a su expareja

Hacia el final del segundo día de audiencia en el juicio por el femicidio de Johana Galdeano, declararon la psicóloga Paola Bruno y el psiquiatra Martín Esteban Cippitelli, quienes entrevistaron y evaluaron la personalidad del acusado y sus rasgos, unos días después del crimen. Lo primero que mencionaron sobre sus conclusiones es que el exsecretario de la Uocra (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) poseía "consciencia y compresión de sus actos", podía distinguir perfectamente el bien y el mal, y no denotó, ni siquiera con gestos o movimientos, miedo o culpa alguna por lo que había hecho.

Los profesionales del Poder Judicial, quienes analizaron al imputado con diversos test, indicaron que el funcionamiento intelectual que demostraba Solalinde "era adecuado para desarrollarse" con normalidad en diversos ámbitos de la vida y que no presentaba un cuadro psicopatológico que le impidiera comprender lo que hacía.

Resaltaron que no advirtieron "un sentido de culpa o temor por lo sucedido", pero sí una "postura victimosa" y "carencia de autocrítica". En otras palabras, para el acusado, "la responsable era su expareja". Solalinde llegó a decirles a los especialistas que se sentía humillado por la joven asesinada porque "ella lo atacaba".

A su vez, afirmaron que el exgremialista les dijo que ese carácter un tanto indomable de la joven era "una de las cosas que lo enamoró de ella". Según él, la víctima "se imponía, tenía un carácter fuerte", y no le hacía caso a sus órdenes. "Se podía ver que uno de los motivos de atracción hacia la otra persona (Galdeano) era justamente que venía de prepo, no se dejaba llevar, era autoritaria y que no era fácil dominarla". Todo en medio de una relación que naturalizaba la violencia y "era tóxica", manifestó Cippitelli.

También describieron que el exsindicalista era "narcisista, egocéntrico, escasamente reflexivo y con baja tolerancia a la frustración", alguien que trata de satisfacer sus necesidades o hasta de imponerlas y que "tiende a transgredir de manera violenta". Detallaron que el mismo Solalinde les comentó que a veces sentía, en su interior, un "volcán furioso".