Una prima declaró que Johana le contó que el acusado la obligaba a tener relaciones
La testigo reveló que en una discusión que la víctima mantuvo con Solalinde en su auto abrió la puerta del vehículo para arrojarse.
María Antonella Soria, una prima de Johana Galdeano, declaró en la segunda audiencia del juicio por femicidio. Y, al igual que resto de los familiares, amigos y conocidos de la víctima que se presentaron en el debate oral, relató que Juan Carlos Solalinde agredía física, mental y económicamente a la joven asesinada. Dijo que desde que empezó su relación con el exgremialista "ella estaba presa" porque no podía salir sino lo hacía con él e indicó que ya, los meses previos al crimen, su prima llegó a contarle que el acusado la obligaba a tener relaciones sexuales cuando ella no quería.
Detalló que Galdeano dejó de salir sola porque si lo hacía tendría problemas con el imputado. "Él siempre le hacía problemas por celos. Si un hombre la miraba Solalinde le decía que ella lo provocaba", indicó. Y recordó la anécdota que ya refirieron otros testigos, sobre la vez que el exsindicalista y el grupo de hombres que lo custodiaba golpearon a un joven, en un local de Tucumán y General Paz, solo porque había mirado a la víctima. "Le decía que era una pu..., una regalada", agregó.
Refirió que con el resto de las personas vinculadas a Galdeano, el exsecretario de la Uocra se mostraba buena persona y amable, pero cuando se iban decía lo peor. "Tenía una doble cara. Cuando te ibas eras la peor la basura. Yo, por ejemplo, para él era la que le presentaba 'los machos' a Johana", comentó.
Soria reveló que su prima ya estaba cansada del acusado. Contó que una vez se enteró que Galdeano discutió con el imputado en el interior de un auto, cuando salieron de un boliche. La pelea fue tan intensa que la joven hasta abrió una de las puertas del rodado para arrojarse.
Mencionó que, cuando se separaban temporalmente, el hombre se valía de su dinero para manipular a la mujer. "Cuando estaban juntos le daba lo mejor al hijo que tenía con Johana, pero cuando se peleaban ya no le pasaba nada. Era como un castigo, para hacerle creer que sin él no tenía nada", narró.
Al igual que los testigos anteriores, Soria enumeró las veces que vio a Solalinde con un arma de fuego y, en una ocasión, también observó cuando sacaba de su camioneta el dron con el que seguía los movimientos de la víctima.


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