Encara el cuarto año con ajo y proyecta proveer a toda la provincia

Nuestro anhelo es poder abastecer de ajo a toda la provincia y extender nuestra oferta durante todo el año”, anticipó  Alejandro Luna, ingeniero agrónomo y docente de la Universidad Nacional San Luis, que iniciará la cuarta campaña con el cultivo de ajo junto a su socio y amigo Leandro Esturbo, a punto de recibirse también de ingeniero.

El profesional y productor es docente de la cátedra Horticultura de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA) y contó que su emprendimiento surgió en 2021, cuando alquilaron una parcela de una hectárea incluida la casa y después de evaluar, desde el año 2017, 14 variedades de ajo que les envían del INTA La Consulta, Mendoza.

“Como institución formamos parte de una red nacional de evaluaciones de cultivares de ajo y fruto de ese trabajo decidimos hacer casi una hectárea de una variedad temprana”, explico. 

Como el ajo temprano tiene un ciclo corto, decidieron hacer dos variedades: el morado, que tiene una tonalidad de ese color en sus hojas exteriores, y el blanco. 

“Aplicamos las buenas prácticas agrícolas en el cultivo, con un sistema de riego por goteo, a través del cual suministramos fertilizantes, y hacemos un uso eficiente del agua”.

En cuanto al control de malezas y plagas, hay productos específicos, amigables con el ambiente, que son los que utilizan para controlar malezas e insectos, que tienen que ver con herbicidas pre y postemergentes y que están registrados para el cultivo de ajo. 

Luna recordó que entre los mayores desafíos que debieron enfrentar fue la falta de referencias de producciones de ajo en la provincia, lo que les hizo muy difícil llevar la producción adelante: “Si tenemos la referencia de Mendoza y San Juan, donde se hace el 90% del ajo de producción nacional, entonces no tener toda esa estructura para el cultivo se nos hizo un poco difícil”.

Este es el cuarto año que hacen ajo, aunque debieron reducir la superficie por cuestiones vinculadas con la devaluación, que fue muy dura y abrupta, y el tipo de cambio.

“Por ejemplo, productos que nosotros compramos por veinte mil pesos, pasó a costar automáticamente cien mil pesos. Y no aumentamos el ajo cinco veces más porque si no lo podemos vender”, se lamentó. 

Al ajo lo embolsan y el 80 a 90% de la producción la entregan a un intermediario, que es el que tiene la estructura de venta y lo distribuye. "Hemos hecho unas ventas casi minoristas, pero son las menos. El primer año entregamos bultos de 10 kilos y ya en el segundo y tercer año tuvimos que achicar ,ese packaging, esa terminación final de hacer los bultos más chicos de 5 kilos", explicó. 

El mayor anhelo de Luna es poder abastecer de ajo a toda la provincia y extender la oferta durante todo el año, pero para eso necesitan producir distintas variedades. 

"Tenemos que cultivar ajos tempranos para que podamos entrar al comercio en el mes de noviembre, lo que nos da un margen de venta hasta marzo, pues ya después de ese mes empieza a brotarse y a mostrar una puntita verde en los dientes, lo que te marca el límite entre venta y plantación", describió y agregó que son ajos tempranos con una dormición corta. 

Agregó que después se puede ofrecer al mercado una dormición intermedia, que son los blancos, con salida durante abril, mayo y junio. Y luego hacer una variedad tardía, que son los colorados y castaños, que se pueden ofrecer durante julio, agosto y septiembre. 

"Y quizás con un poco de antibrotante podés tener un mes más, durante octubre, también con  tardíos, que son los castaños, que son ajos de pocos dientes, pero grandes", indicó. 
Antes de despedirse, Luna insistió: "Ese es nuestro anhelo. Pero bueno, para poder hacerlo necesitás una fuerte inversión en semillas y en el sistema de riego, que en estos días son bastante duros y difíciles para hacer ese tipo de inversión".