Lahila Berardi
Coaching
Fútbol infantil: formar o ganar
“El mandamiento deportivo de que lo importante es participar y jugar hace tiempo que fue arrojado a la basura en la mayoría de los clubes de fútbol y por técnicos que utilizan a sus jóvenes discípulos exclusivamente como plataforma para su ascenso social y profesional", Horst Wein.
Estamos en un momento de distorsión en el que ganar en el fútbol infantil causa día a día, en todo el mundo, un daño enorme en los niños que practican este deporte en clubes, ya que la calidad de formación de sus talentos está condicionada de manera negativa buscando por todos los medios ganar.
Lo que el entrenador debe maximizar es el atractivo que tiene el deporte para formar, buscando la victoria; esta es la diferencia que debemos entender.
Los chicos inician en el fútbol a la edad de 5 a 6 años, con la gran ilusión de jugar y, de a poco, ingresan a la sintonía de ganar y ganar; en este concepto de ganar son responsables los técnicos y entrenadores que tienen elevadas pretensiones, cuyo objetivo es conseguir con ellos —a cualquier precio— un reconocimiento personal y profesional. Padres fanáticos o bien denominados padres entrenadores, todos son parte de piezas que forman parte de un circuito que termina siendo competitivo y dentro de unos años podremos observar cómo los chicos terminan abandonando aquello que iniciaron con gran entusiasmo de disfrutar. Esto es muy frecuente en el ámbito del fútbol.
La deserción de los chicos corresponde a que el juego iniciado como una actividad lúdica de entretenimiento recreativo, compartido con otros amigos, se convierte para ellos, con el paso de los años, en una mala experiencia, por las frustraciones vividas, por un sistema que le dio más importancia a ganar y ser competitivo, como así también la presencia de padres frustrados que tienen el rol de ser entrenadores, que son tan críticos que se olvidan de que sus palabras generan un impacto enorme en el crecimiento de sus hijos.
Se viene a mi memoria un relato de un pequeño deportista que comentó en una charla de equipo: “Mi papá me dijo: ‘Jugaron todos horrible y vos también’, y yo le dije: ‘Si no me vas a decir cosas constructivas, no me digas nada’”. Aplauso por el término que utilizó un pequeño que ya tiene en su vocabulario esa palabra, pudiendo lograr educar a su papá, y la realidad es que había sido un gran partido donde pudieron resolver muchas situaciones, pero el resultado no fue ganador.
Ante esta situación, pienso: ¿cómo vemos el fútbol formativo los adultos? Como club, ¿qué objetivos reales tenemos en estas edades? Como entrenador, ¿mis ganas de ganar superan a las de formar?
En el fútbol, el objetivo es ganar. Lo que sucede es que en los deportes se posiciona muy fuertemente en la mente la palabra “jugar”; en este contexto, los adultos hemos cambiado los conceptos y hacemos del deporte desde la perspectiva adulta, olvidando que el niño solo quiere divertirse.


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