Juicio por Mafalda: dos vecinas identificaron al acusado como uno de los asaltantes
Una de ellas vio a dos hombres fuera de la casa de Mafalda y hasta habló con uno. Reconoció a ese sospechoso calvo, tal cual es el imputado Guillermo Páez, por un álbum de fotos que le mostró la Policía.
Este martes solo dos testigos declararon en el juicio por el asalto mortal que sufrió Mafalda Sánchez y por el cual juzgan a Guillermo Páez. Ambas eran vecinas de la víctima que, minutos antes del crimen, advirtieron a dos hombres afuera del departamento de la mujer asesinada y que, al momento, pensaron que eran empleados de Edesal. Las dos identificaron luego al imputado como uno de esos sospechosos, por su calvicie, tez, altura y contextura.
La primera en declarar refirió que el mediodía del 4 de septiembre pasado solo vio a un sospechoso. "No era ni muy alto, ni muy bajo, de 1,69, y era de piel trigueña", describió y agregó que no tenía cabellos.
Indicó que estaba parado al lado del palier, donde está el tablero eléctrico. "Cuando yo pasé a su lado, el hombre empezó a caminar paralelo a mí, en mi misma dirección y frenó en la casa de Mafalda", recordó. La vivienda tenía la puerta de rejas abierta y la de madera entreabierta.
Pensó que era de Edesal porque había dejado en el suelo una caja de plástico amarilla, como la que usan para guardar herramientas.
Cuando la Policía le preguntó, la testigo aclaró que no era capaz de elaborar un identikit de ese sujeto, pero que sí podría reconocerlo en una foto. Cuando los efectivos le exhibieron un álbum de sospechosos, la mujer señaló a Páez como aquel supuesto técnico de Edesal. Apuntó a él entre 70 y 80 fotografías que tenía el libro.
La siguiente vecina fue más precisa en los detalles. Contó que el día del crimen se levantó a las 11. Antes de sacar a pasear a sus perros fue hasta el baño y notó que se había cortado la luz. Le preguntó a su pareja y el hombre le respondió que podría deberse a dos técnicos que tocaban el interior del gabinete del servicio eléctrico.
Cuando la vecina salió con sus animales pudo ver mejor a los que creía eran empleados de Edesal. Dijo que uno era "morrudo", de 1,69 o 1,70 de altura, tenía un gorro y usaba un aro. El otro era un poco más alto, pero no logró ver más porque "estaba más tapado". Ambos vestían prendas oscuras y uno tenía gafas de sol negras, a pesar de que ese día estaba nublado.
La testigo se quedó parada en la vereda de calle Chacabuco, esperando a su pareja. En eso "veo al acusado salir a la vereda", detalló. Señaló que fue hacia donde estaba ella, cerca de una escalera. "Qué lindos los perritos", dijo que le comentó el hombre y ella le contestó que eran rescatados de la calle.
Fueron las únicas palabras que cruzó con él. Luego la mujer habló brevemente con un cartero que hacía entregas en el barrio y se fue con su pareja a la plaza.
Respecto a los presuntos técnicos del servicio eléctrico comentó que no les prestó mayor atención porque vio que "iban y venían", siempre en cercanías de lo de Mafalda.
Cuando volvió de la plaza con sus perros notó que solo uno de los presuntos técnicos estaba afuera. Permanecía a un lado del departamento de la víctima, como vigilando la casa. La puerta del domicilio estaba abierta, señaló. Dijo que, aunque no vio a nadie en su interior, parecía como si hubiera habido alguien adentro.
Fue entonces cuando pudo ver que el hombre que estaba afuera era calvo. A un lado del departamento de Mafalda había una caja de herramientas y una mochila.


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