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Testigos no pudieron afirmar que Páez no estaba en su trabajo cuando mataron a Mafalda

Son dos albañiles que trabajaban con el acusado. Uno dijo que el mediodía del crimen, el imputado salió a comprar yerba y azúcar, y tardó unos 40 minutos. 

Por redacción
| 18 de septiembre de 2024

En la última audiencia de esta semana, en el juicio por el asalto mortal que sufrió Mafalda Sánchez, declararon los últimos dos testigos, ambos compañeros de trabajo del único acusado, Guillermo Páez. Ambos albañiles reafirmaron lo que ya había dicho otro, que el mediodía del 4 de septiembre de 2023, cuando mataron a la mujer, el imputado había ido a trabajar, pero en un determinado momento salió a hacer compras. No obstante, ninguno pudo asegurar que entre las 12 y las 13 de ese día, en el lapso del crimen, no estaba en su puesto de trabajo, como indica la investigación.

 

El primer testigo, un joven que se desempeña como auxiliar de albañil, contó que el 4 de septiembre en cuestión llegó a la obra de 1° de Mayo y Amaro Galán. Junto con el acusado ese día trabajarían en el revoque fino de la casa en la que hacían una ampliación.

 

Sostuvo que pasadas las 11, decidieron tomar mates, pero faltaba yerba y azúcar. Dijo, al igual que los otros testigos, que el imputado salió a comprar. Aclaró que consiguió yerba, pero como no le alcanzó para el azúcar, volvió por más dinero y se fue otra vez al supermercado.

 

"Habrá ido a las 11:45, volvió y, a eso de las 11:55, salió de vuelta", dijo y estimó que, en todo ese viaje, habrá demorado "unos 40 minutos".

 

Respecto a la hora de regreso, refirió que Páez volvió antes de las 13, porque a esa hora uno de los albañiles debía tomar su medicación y cuando sus compañeros le recordaron que tomara su pastilla, a las 13:05 o 13:10, el acusado ya había regresado del supermercado.

 

Pero el fiscal Néstor Lucero le señaló al joven que, el año pasado, a poco de iniciar la investigación, había dicho lo contrario. Es decir que Páez regresó a la obra después de que su compañero tomara su medicación.

 

El segundo testigo aportó incluso menos claridad y hasta se mostró irreverente ante el fiscal. Lo primero que manifestó es que el acusado era un buen obrero porque era muy respetuoso, nunca faltaba y se dedicaba a trabajar.

 

Cuando Lucero le preguntó si el día del crimen el imputado salió de su trabajo, entre la mañana y el mediodía, respondió que sí había salido a comprar, pero no sabe qué ni a qué hora porque él nunca toma mate ni come bizcochos cuando trabaja, y mucho menos ve el reloj porque "se le pasa más rápido la hora si lo hace".

 

Fue, entonces, cuando Lucero le recordó al hombre que el año pasado, cuando declaró en la etapa de instrucción de la causa, sí dio un horario estimado que ahora, durante el juicio, niega. Y el testigo, como si nada fuese, le respondió al fiscal, ante el tribunal: "Yo pude haber dicho un horario, pero ahora no me acuerdo. ¿Y? ¿Qué querés que haga?".

 

El debate oral continuará el martes 24 con los alegatos de cierre. Seguramente, en el transcurso de la semana, los jueces emitirán su veredicto.

 

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