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El acusado negó haber asaltado a Mafalda y de haberlo hecho, dijo que se haría cargo

Guillermo Páez aseguró que entre las 12 y las 13 del 4 de septiembre de 2023, cuando mataron a la mujer, él trabajaba en una construcción. También señaló que la testigo que afirmó haberlo visto en la casa de la víctima, unos días antes del crimen, miente.

Por redacción
| 17 de septiembre de 2024

Guillermo Páez, quien es juzgado por el asalto mortal que sufrió Mafalda Sánchez, declaró este martes ante el tribunal de Villa Mercedes que lo juzga. Contó todo lo que hizo el 4 de septiembre de 2023, el día del crimen, desde que se levantó hasta que se fue a dormir. Aseguró que ese mediodía, en el momento que mataron a la mujer, él trabajaba en la ampliación de una casa.

 

El hombre relató que esa mañana, como siempre, se levantó y se fue hasta la obra de 1° de Mayo y Amaro Galán. Apenas llegó comenzó a preparar el revoque fino, afuera de la vivienda.

 

En un determinado momento, a media mañana, cuando él y los otros obreros quisieron tomar mates, notaron que no había ni azúcar ni yerba. Entre todos colaboraron con dinero y quedaron en que ese día le tocaba a él ir a hacer la compra, narró.

 

Dijo que fue en moto hasta un supermercado chino del barrio Jardín del Sur. En ese punto, aclaró que, como él estuvo mucho tiempo preso en La Botija por otros delitos, muchas veces se desorienta con las calles porque la ciudad creció mucho respecto a lo que era cuando lo encarcelaron.

 

Por eso, luego de comprar, en el camino de regreso, tomó una calle en contramano y demoró más de lo que debía. Cuando hizo eso terminó frente a una panadería, donde entró y compró 150 pesos en bizcochitos.

 

"Me alcanzó para dos bizcochos, pero el chico de onda me dio cinco. Comí uno en la vereda, me puse el resto en el bolsillo y me volví", relató.

 

A preguntas del fiscal, Páez aseguró que entre las 12 y las 13 estuvo en la obra. Explicó que tardó poco en el mandado porque ese día tenía que hacer el revoque fino y, una vez preparado y listo para colocar, el fino "no se puede dejar estar" porque sino luego a los muros se les producen pequeñas quebraduras y el trabajo "queda horrible".

 

Aseveró que llegó, tomó uno o dos mates y se puso a trabajar. A la siesta, cuando terminó, se fue hasta su casa. Contó que ese día era el cumpleaños de una hermana que vive en el barrio La Rioja, donde justamente residía la víctima.

 

"Estábamos invitados a ir al cumpleaños. Así que me bañé, me cambié. Fui hasta lo de mi mamá y después nos fuimos con mi señora en moto hasta lo de mi hermana", narró. Dijo que cuando llegó al barrio se topó con una patrulla que había cortado el paso por calle Chacabuco y con el camión de la morgue. Por eso tuvo que tomar por otro camino.

 

Señaló que en lo de su hermana estaba un primo. "Nos quedamos hasta tarde noche y nos volvimos en moto", relató. Detalló que su esposa se fue con su suegra y él se quedó en la vivienda mirando la televisión y preparó todo para ir al día siguiente a su trabajo.

 

En un momento de la noche, no precisó a qué hora, pero dio a entender que fue luego de acostarse, alguien tocó a su puerta y dijo ser un delivery. "Yo sé que no era porque tenía un táper con una bolsa de nailon", manifestó y luego señaló que estaba seguro de que se trataba de un policía que, junto a una fiscal, ya buscaban incriminarlo en el crimen.

 

Hacia el final de su declaración, Páez admitió que cometió varios delitos en el pasado, pero cuando cumplió su condena en la cárcel de La Botija y salió su vida cambió por completo. "Yo acepto que cometí errores. Ya pagué y se me fue mucho tiempo de mi vida ahí adentro", remarcó. Expresó que jamás creyó estar privado de la libertad por algo que no hizo, como le sucede ahora. "De haberlo cometido yo (al crimen), no estaríamos dando tantas vueltas. Me hubiera hecho cargo desde un principio, porque jamás podría vivir con mi consciencia tranquila después de haber hecho algo así", manifestó.

 

Recordó que sus delitos anteriores siempre fueron "robos con armas, pero no fueron violentos". Y remarcó que siempre se hizo cargo de esos asaltos y por eso todas esas causas fueron resueltas a través de juicios abreviados, en los que él admitió previamente su culpabilidad ante el tribunal.

 

También indicó que la amiga de la víctima, la única testigo que afirmó haberlo visto cinco días antes del crimen, en el departamento de Mafalda por una sesión de parapsicología con ella, mintió. "Si yo hubiera estado adentro de esa casa, no me hacía falta cortar la luz", comentó sobre cómo hubiera razonado si, en aquel momento, hubiera seguido con una vida de delincuente.

 

 

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