SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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Alejo de León anhela medirse con los mejores del Tour de las Américas

Con apenas 23 años, el golfista busca su lugar en el mundo. Vive en San Luis y entrena con Ariel Alcaráz. Asegura que tiene una meta y no parará hasta conseguirla.

Por María José Rodríguez
| 24 de agosto de 2024
Alejo de León tuvo altibajos en su vida, pero asegura que en el golf encontró un modo de vida, confianza en sí mismo, disciplina y libertad.

Si hay una lección que aprender en la vida, Alejo de León asegura que la suya sería confiar en sí mismo. Juega al golf desde los 7 años y fue campeón a nivel local. Tuvo momentos en que se alejó del deporte, pero asegura que ahora que encontró su rumbo, volvió con todo. Entrena todos los días y combina su trabajo en la cancha con la paternidad. 

 

“Empecé en el golf gracias a mi abuelo Arturo, principalmente, quien fue el primero de la familia que arrancó a jugar, y después se sumó mi papá, Maximiliano, quien se enganchó con él. Ambos son dueños de la Gomería Córdoba. Habré tenido unos siete años aproximadamente; estaba en primer o segundo grado. Al principio, los acompañaba a la cancha, caminaba con ellos, hasta que un día mi papá, quien se había hecho amigo del profesor Carlos Alba, me prestó un palo y así fue que arranqué. Fue en el Golf Club San Luis, que hasta hoy todavía sigue formando a chicos, al lado del Cruz de Piedra”, dijo. 

 

En la actualidad, Alejo se dedica profesionalmente a este deporte. “Estoy agradecido de poder afirmar que hoy es a lo único a lo que me dedico. Estoy en Los Quebrachos Country Club y soy asistente del profesor Ariel Alcaraz, quien es mi mentor y quien me acompaña en todo este camino. Ayudo en la escuelita de menores, que por suerte se mueve bastante bien porque cada vez hay más chicos”, puntualizó. 

 

“Siempre estuve metido en este mundo. Aunque puedo asegurar que recién hasta hace un par de años me planteé tomar este deporte como una profesión”, reconoció el golfista, quien desde chico, como la mayoría, quería ser futbolista. “Tengo mucha facilidad y mucha pasión por el deporte; jugué al fútbol en el barrio mucho tiempo. Hice básquet en el GEPU y handball en la escuela. Mi padre no me dejó dedicarme al fútbol profesionalmente. Mientras tanto, el golf estaba ahí, latente, jugaba torneos de menores en instancias nacionales, provinciales, regionales. Salí campeón de Cuyo 7 veces. A nivel nacional no competía tanto porque no tenía la posibilidad de viajar, entonces jugaba una o dos veces al año en San Luis o en provincias vecinas”, relata.

 

 

Una promesa. En junio, Alejo participó en el XII Abierto Termas de Río Hondo.

 

 

Alejo terminó en el colegio Don Bosco y se fue a estudiar Diseño Industrial a Córdoba. “Al poco tiempo de estar allá, me enteré de que iba a tener a Valentín. Con 17 años, no sabía qué hacer de mi vida, tenía mucho miedo. No podía contarles a mis padres que iba a ser papá. Fue muy duro para mí”, expresó y siguió: “Hablé con mis viejos, me pidieron que siguiera estudiando. Por esos días jugaba al golf como amateur, lo miraba por televisión, pero nada más. Sentía que mi camino tenía que seguir por el deporte, no sabía que era el golf específicamente”. 

 

“En marzo de 2020 mi vida dio un giro totalmente inesperado. Volví a San Luis para estar cerca de Valentín, quien había nacido en noviembre, y si bien estaba separado de la mamá, la relación era tensa. Mis padres me dijeron: ‘Si no vas a estudiar, tenés que laburar’. Y así fue, estuve con mi hermano trabajando en una distribuidora”, dijo el joven.

 

Al sentir la necesidad de desempeñarse en el deporte, su padre se contactó con Enrique “Quique” Colabita para buscarle la vuelta y que Alejo pudiera regresar al golf. “Físicamente estaba abajo, no jugaba, todavía estábamos saliendo de la pandemia, trabajo tampoco había. Entonces me ofrecieron entrenar con Ariel Jorge Alcaraz, quien hoy es prácticamente mi padrino y a quien le debo mucho. Él es de Buenos Aires”, explicó el golfista. 

 

“Conectamos muy bien. Recuerdo que en la primera semana de conocernos, Ariel me preguntó: ‘Che, flaco, ¿y vos qué pretendés?’. Él me estaba midiendo, quería saber qué camino estaba dispuesto a tomar: competir o formarme como profe. ‘¿Vos qué esperás o qué querés?’, me preguntaba. Cuando le respondí que quería jugar el campeonato del club, que es el torneo provincial más grande, me mandó a mi casa. Al otro día, me volvió a indagar: ‘¿Lo querés jugar?'. Le respondí que sí y en mitad de la clase, me volvió a mandar a mi casa. Cuando le pregunté por qué, fue claro: ‘Cuando quieras llegar lejos, vení a entrenar conmigo’. Había maquinado todo el día. Después me volvió a preguntar y le dije: ‘Quiero jugar la final del club’. Me respondió: ‘Bueno, ¿contra quién crees que te tocaría jugar?’. Me di cuenta de que tendría que enfrentar a Emiliano Sarmiento, quien es el máximo campeón de San Luis; ha ganado unas 15 veces. ‘¿Vos pensás que le vas a ganar?’, me consultó. Le dije: ‘Va a estar difícil’. Me volvió a mandar a mi casa, pero esta vez fue determinante: ‘Yo no entreno finalistas, entreno campeones. Cuando creas que le podés ganar, volvé'. Es algo que recordamos siempre y por eso lo estimo tanto. Él creía en mí, mucho más que yo”, contó.

 

Esto fue en 2021. Alejo llegó a la final del campeonato del club y lo ganó. Al año siguiente, tuvo la oportunidad de hacerse profesional y entrenar para alto rendimiento, y lo hizo, se animó. 

 

 

Avanza. Alejo es golfista profesional, está certificado por la Professional Golfers Association of America (PGA).

 

 

“Siento que de repente mi vida dio un giro tremendo. No era que solamente le gané a Emi, la verdad es que en San Luis, después de Ariel, es la persona que más respeto, es igual de talentoso que Rafa (Echenique). Esa final tuvo un nivel de golf impresionante. La verdad es que los dos nos potenciamos. Yo era un pibito que venía siendo la sorpresa y él era el máximo campeón, entonces él no quería perder, pero yo me lo quería comer crudo”, dijo entre risas.

 

Se puso un poco más serio y añadió: “Recién ahí me di cuenta de que eso no había sido casualidad, venía trabajando mucho y la meta que me había puesto la cumplí. A partir de ahí, empecé en la escuela de profesionales para convertirme en uno”, dijo.

 

Motivado, a principios de 2022, Alejo se puso a buscar torneos para competir a nivel nacional y clasificar para convertirse en profesional. Así fue cómo llegó a Praderas de Luján, en Buenos Aires. “Fue toda una movida llegar hasta allá porque para poder competir pedimos ayuda económica a los socios. Todos se coparon, me ayudaron con lo que podía cada uno y gracias a ellos pude viajar”, explicó y, una vez más, lo logró.

 

“Ahora soy profesional, estoy jugando por plata. A veces se me pierde un poco el foco, hubo varios baches en el camino, no me encontraba, no encontraba el juego y fueron muchos momentos en los cuales me replanteé si realmente estaba bien, si había elegido bien mi profesión, si tenía que seguir, todo esto con la presión de tener un hijo”, expresó el joven y siguió: “En ese momento, mi psicóloga, Belén Zubieta, me empezó a ayudar un montón. Primero tenía que trabajar en lo que yo consideraba eran mis problemas personales. Empecé a ordenar un poco mi vida, sobre todo con el tema de mi hijo, que es lo más importante”, afirmó. 

 

“En la actualidad, estoy en la fase de despegue o de pegarla, como se suele decir. Estoy en preparación, en pleno fogoneo. En cinco años pueden pasar muchas cosas, pero donde quisiera estar en cinco años, o hacia donde apunto llegar, es a jugar el Tour de las Américas, que se juega en Estados Unidos. Es un camino largo, sí, pero tengo que llegar”, aseveró, consciente del desafío. 

 

“Si lo gano, sería campeón del PGA Tour Americas, que es un tour de golf que comenzó a jugarse este año y reemplaza al anterior PGA Tour Canada y al PGA Tour Latinoamérica. No hay un campeonato mundial. De hecho, los Juegos Olímpicos vienen a ser esa instancia porque clasifican muy pocos de cada país, se juega cada cuatro años. Me veo ahí en el futuro”, dijo. 

 

“Uno de los mensajes que les dejo a mis alumnos es que si van a jugar, siempre den lo mejor de sí mismos. Les pido que no se guarden nada. Si ven que el de al lado está ganando y pueden dar más, que lo hagan. Si no pueden, les pido que sus límites sean más altos, pero siempre creciendo, siempre superándose, creyendo en sí mismos. Todavía me queda un montón de carrera por delante con 23 años, voy por mi sueño”, decretó.

 

Si hay una lección que aprender, Alejo la persigue todos los días: “Hoy, jugando al golf, siento que soy yo, me siento libre, pude conectar conmigo de otra manera, me enfrento a mis emociones, a mis estados de ánimo, a mis problemas, lucho contra mi temperamento. La clave está en querer mejorar cada día, cada vez más. Busco conocerme, aprender a controlar no solo mi cuerpo, sino mi mente y mis emociones. Es lo que me gustaría transmitir a mi hijo y a mis alumnos siempre”, concluyó el deportista.

 

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