SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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Manejo ganadero en el oeste de Anchorena enfocado en la eficiencia

En su campo El Abra, el productor Juan Carlos Mascaró aplicó un sistema innovador y sostenible con 600 vacas en 5 mil hectáreas, de las cuales 300 están con centeno y el resto es monte con pasturas naturales.

Por Roberto Vinuesa
| 25 de agosto de 2024
Recría intensiva. Los terneros recién destetados reciben una abundante ración de centeno durante todo el día.

Me gusta mostrar lo que hago para que se vea que en esta zona difícil también se pueden levantar los índices productivos”, repitió una y otra vez Juan Carlos Mascaró, cuando recorrió con suplemento El Campo su establecimiento ganadero en el suroeste de la provincia.

 

Veinte kilómetros al oeste de Anchorena, sobre la ruta 47, y a 370 kilómetros al sur de la ciudad de San Luis, Estancia El Abra sorprende porque es el único establecimiento de una amplia zona que exhibe un vigoroso centeno que le permite sostener un esquema ganadero de ciclo completo.
Veterinario, nacido en Arizona, San Luis, Mascaró es reconocido en la comunidad ganadera de Dupuy porque logró combinar innovación con la experiencia para mejorar su producción y contribuir al desarrollo de la región.

 

“El campo tiene 5.000 hectáreas, con 300 limpias, y es un establecimiento que en su momento hacía ciclo completo con novillos para exportación, pero debido a la cuestión financiera, que es una cosa de locos, no combinaban los números; ahora hago todo cría y vendo la recría”, describió mientras mostraba el complejo, pero cómodo, diseño de alambrados y boyeros que permiten agilizar el movimiento de animales y maquinaria. 

 

Tiene un plantel de 600 vacas, en su mayoría Angus puras controladas, inseminadas con toros puros de pedigree desde hace ocho años y seleccionadas por dar terneros con bajo peso al nacer para facilitar los partos.

 

Las 4.700 hectáreas de monte están divididas en potreros de 200 hectáreas, mientras que las restantes limpias, en lotes chicos separados por boyeros eléctricos: “Se hace todo a parcela diaria, se larga a la mañana, en invierno, al limpio, y a la tarde va al monte, y al otro día la hacienda ya se acostumbra y está esperando para entrar”. 

 

 

Mascaró no usa ningún tipo de fertilizantes ni herbicidas. Los centenos distribuidos en 300 hectáreas lucen “limpios” de malezas y atribuye su buen desarrollo a la calidad de la tierra.

 

 

Con ese manejo evita pérdidas en el centeno por excesivo pisoteo o quebraduras de plantas después de una helada, pero también ese pasto verde ayuda al metabolismo de los pastos secos que consumen en el monte. 

 

Por la noche, el monte le da abrigo a la hacienda. Los inviernos en Anchorena tienen heladas promedio de 3 a 4 grados bajo cero, aunque este año han llegado a los -13 °C: “Si dejás la hacienda permanentemente en el cuadro con centeno, el pisoteo es muy intenso, se quiebra la planta y después se seca, provocando un fuerte desperdicio superior al 70% del cultivo”.

 

Estancia El Abra muestra notables cambios y evolución comparados con lo que había hace 25 años atrás, desarrollo que generó mucha mano de obra para la zona, que quedó con empleo formal y estable.

 

Por otra parte, Mascaró destacó que la sanidad de su rodeo es buena: “Las enfermedades vienen por la falta de alimentación. Cuando agarré este campo, no había un alambre; había solo dos divisiones y nada más”.

 

El desarrollo ganadero del establecimiento cobró velocidad cuando el productor gestionó la conexión a una perforación que había dejado el obrador de la empresa que asfaltó la ruta 47, a 20 kilómetros del campo, con muy buena calidad de agua dulce, un bien muy escaso para los que no tienen acceso a los acueductos en el Departamento Dupuy.

 

“El gobierno nos la cedió, hicimos el acueducto y gracias a eso está esto, si no, acá no habría hacienda porque el agua que hay es muy salada y mala, y no sirve para la hacienda. Somos tres campos en la zona que sumamos más de tres mil animales, donde antes sin el agua no había ni uno. Entonces, el ganadero, el agropecuario, necesita cosas que no puede tenerlas sin el apoyo del gobierno”, recordó.

 

El agua le dio un empujón fuerte a su producción ganadera, que se vio acelerada también por la llegada del asfalto, la electricidad, los beneficios del plan ganadero y la ley de fomento a las inversiones lanzados hace más de dos décadas en la provincia, que “es lo único que necesita el productor”.

 

Mascaró recordó que Dupuy se encuentra entre los departamentos del país con mayor cantidad de vacas y un stock bovino general que es el más grande de la provincia.

 

 

 

El verde de las parcelas con centeno contrasta con el amarillo y la tierra seca del monte que las rodea: “Este año compré semilla original del INTA de ciclo intermedio de muy buena calidad. Dejé un lote para cosechar y usar semilla propia para el próximo invierno y el resto los pastorean todas las categorías del rodeo durante el día.

 

También tiene dos cuadros con centeno mezclado con vicia para incorporar nitrógeno a la sierra y disponer de pasto unas semanas más.

 

No usa ningún tipo de fertilizantes ni herbicidas. Los centenos lucen “limpios” de malezas y atribuye su buen desarrollo a la calidad de la tierra: “Llovió en abril y sembré pensando que no iba a tener el resultado que tuve con los centenos, pero la verdad es que me sorprendió este año lo muy bien que se dio”.

 

Su espíritu innovador y cooperativo no se agota tranqueras adentro. Hace tres años, entre quince productores hicieron una inversión de 50 millones de pesos, a valores de hoy, para instalar antenas y solucionar la falta de conectividad.

 

El sistema tiene una torre central que está en Anchorena; después, una en la zona de La Verde; otra, a unos 25 kilómetros al noroeste, y otra, a unos 35 kilómetros al sureste. 

 

 

 

"Todas están en zonas donde no hay señal de teléfono ni nada. Y se hizo pensando en el futuro, para poder obtener la fibra óptica que pasa por la vereda de enfrente donde está la antena. Estaríamos necesitando eso para tener buena conectividad, ya que se saca como un usuario más del pueblo y las antenas en la actualidad se saturan, entonces se corta mucho internet", comentó. 

 

Con el mismo criterio colaborativo, el acueducto que abastece las aguadas de Estancia El Abra tiene un ramal que alimenta un tanque instalado sobre un sector elevado del campo, con el que por gravedad provee a un vecino ubicado a diez kilómetros.

 

Mascaró tiene su campo equipado con toda la maquinaria, entre la que se destacan las de uso vial, una destreza que adquirió cuando hacía trabajos para terceros, especialmente en arreglo de caminos.

 

Esa habilidad la mantiene realizando en persona el mantenimiento de los callejones internos y picadas cortafuegos de la estancia, un hobby que dice disfrutar y que a la vez imprime comodidad y fluidez en el movimiento logístico de la empresa ganadera.

 

Los lotes de monte, donde dominan los caldenes y algo de algarrobos, proporcionan a la hacienda una pastura natural y muy cuidada, como la "flechilla mendocina".

 

Mascaró se despidió con un mensaje alentador para los productores con campos exigentes como el suyo, para que planifiquen su crecimiento, porque es posible lograrlo utilizando el conocimiento disponible y de fácil acceso.

 

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