Relaciones tóxicas

En la actualidad, es un término que escuchamos muy frecuentemente: “es un tóxico/a”, “tuve una relación que era tóxica”. Pero, entonces, se me ocurre cuestionar y pensar: antes, ¿cómo definíamos estas situaciones? ¿O no había personas de este tipo? ¿O es una palabra de moda que ahora utilizamos para definir a las personas con quienes tenemos una relación en este momento, donde es difícil tener una relación sana?

“Tóxico” es un término que describe algo que hace daño o es perjudicial, es decir que en las relaciones, una persona tóxica es aquella que, mediante sus acciones, palabras o actitudes, produce un daño emocional o psicológico a quienes la rodean.

Las personas con estas características tienden a enfocarse en lo negativo, teniendo una crítica disponible a mano para hacer al otro, juzgando siempre a los demás como si fuera una diversión. La manipulación es la vestimenta que mejor le sienta y con ella intenta controlar y lastimar, logrando que la culpa se apodere del otro con el fin de que se sienta culpable. Pero de ninguna manera pienses que él se pondrá a mirar con ojos de empatía, porque no está en sus emociones, y, en realidad, él se siente tan inferior a los demás que siempre buscará hacerte sentir menos. Estas personas tienen emociones muy extremas cambiando rápidamente, siendo cambiantes de momentos. ¿Te hace sentido esta descripción? ¿Cuántas personas tóxicas has encontrado en tus días?

Debemos aprender a reconocer a estas personas que afectan a la salud mental, a nuestra autoestima y confianza, prestando atención a las señales que nos van dando en sus acciones y en sus palabras, las actitudes posesivas y celosas que plantean, qué tipo de amistades tienen o seguramente no las tienen, cómo se relacionan con los demás, cuánto es el tiempo que quieren ocupar en tu vida o, mejor dicho, cuánto tiempo en libertad te dejan. Es necesario analizar las conversaciones: ¿te sentís escuchada o juzgada? O tal vez es común que la culpa sea una visita muy frecuente. Atención a los significados de amor y posesión, que son términos que se confunden, y seguramente hay un trabajo personal para evaluar y cambiar en cada uno y cuestionarme: ¿por qué construyo estas relaciones? ¿Qué hay en mí que acepto estas relaciones o a estas personas? 

Si puedes reconocer a una persona tóxica o si estás en una relación tóxica, establece límites, reduce el contacto y busca el apoyo en amigos, familiares o algún profesional; recuerda que mereces una relación sana. 

Te dejo algunas preguntas para tu análisis personal:

¿Cómo me define esta relación a mí mismo?

¿Qué temo perder si esta relación termina?

¿Qué parte de mí veo reflejada en el otro?

¿Qué me conecta con el otro que es un reflejo de mí o, mejor dicho, me pertenece?

Tú decides qué tipo de relación te mereces y qué persona quieres ser.