El éxito del fracaso

Unas polémicas declaraciones que hizo ante estudiantes de periodismo en el 2016 sumieron a Gustavo Cordera en un ostracismo latente, en un ¿autoimpuesto? exilio que finalizó con “De la cabeza al corazón”, el disco que editó este año. 

En el camino de la reconstrucción de su carrera y, posiblemente, de la desconstrucción de su persona, el ex líder de "Bersuit" lanzó un álbum que mezcla temas nuevos y algunas reversiones de éxitos de su grupo anterior. En ese constante ir y venir, el músico se mueve, por ahora, con tranquilidad. 

El final de la gira cuyana de la presentación del álbum lo encontró en “Malú” -un lugar habituado a los bailes cuarteteros pero ideal para todos los estilos- el domingo a la noche ante un público que comenzó escaso pero que se fue engordando a medida que transcurrió show. 

Es probable que aquella repudiable manifestación ante la estudiantina le haya significado a Cordera una disminución de su público. Sin embargo, los que quedan demostraron una muy firme fidelidad y una admiración a prueba de cualquier tipo de pensamiento. “No te mueras nunca, Pelado”, le gritaron en el recital de San Luis. “En eso estamos”, respondió, lacónico, el cantante.

El recital comenzó con las canciones de su nuevo trabajo y fue, como anticipó “El Pelado” al público, un viaje por distintos estadios emocionales y temporales. 

Como “El Gordo Motoneta”, el personaje de su canción, Cordera pareció durante esa primera parte del show adicto al control. Sentado en un banco alto, inició el recorrido con canciones más bien tranquilas, reposadas, introspectivas, que mantienen la línea poética del autor con sentencias cortas y contundentes. “No hay nada más antiecológico que un infeliz”, dice en “De ahí soy yo”, uno de los temas del nuevo disco. 

Esa primera parte del show tuvo como puntos altos “Mi amigo corazón”, cantado con su hija Yanela, y “Soy campeón”, un tema en el que explica su recuperación pública y el hecho de resurgir de las cenizas; y que representó el único momento, de entre los temas nuevos, en que se despegó de la silla, solo por un instante.

Una segunda parte del show encontró a Cordera también sentado, ahora con la guitarra, y con algunas canciones tranquilas como “Remamos”, cantada a dúo con Stella Marys Céspedes, su esposa, “Otra sudestada” y “Sencillamente”, de “Bersuit” y “Soy mi soberano”, dedicado a Diego Sosa, el productor local “por la valentía, las ganas y el corazón que le puso a este recital”.

Sin dudas, lo más celebrados por el público fueron los temas del tercer segmento, que se inició con “La soledad” y pasó por los temas más bailables como “Asalto de cumbia”, “Hablándote” y “La bomba loca” (que contiene otra de las grandes sentencias cortas de Cordera: “Dios es música), de su etapa solista que fueron la antesala de los clásicos más calientes de “Bersuit”.

“Yo tomo”, “Se viene el estallido”, “Devolvé la bolsa” y “El baile de la gambeta” fueron nostalgia desatada para los que rondan los 40 y emoción sincera del cantante, que ve posible -aunque lenta- una reconstrucción.