Un claro mensaje de puntanidad

San Luis debe celebrar a sus artistas, sentirse orgullosa de ellos. La delegación provincial en el festival de Cosquín tuvo una soberbia actuación en la séptima luna del encuentro cordobés y dejó muy en alto el acervo folclórico de la puntanidad. Más de 60 artistas  locales abandonaron el escenario poco antes de las 2 de la mañana del sábado, ovacionados por el público y felices de respresentar a todo un pueblo. 

Con un homenaje al recientemente desaparecido Jesús Liberato Tobares, la delegación provincial tuvo 20 minutos de gloria en la plaza Próspero Molina. Tuvo, además, la difícil misión de actuar tras una presentación histórica: la de “Por siempre Tucu”, el grupo tucumano que le dejó el escenario muy caliente a los puntanos.

Otro poeta que fue recordado en el set fue Antonio Esteban Agüero, estupendamente interpretado por un perfecto Gabriel Flores en su recitado de “Digo el llamado”. El actor estuvo muy bien caracterizado como el escritor merlino tanto en lo físico como en lo gestual. En otro cuadro, el que narró la fiesta de la Villa de la Quebrada, el actor hizo de sacerdote.

En cuanto a lo coreográfico, en la puesta se destacó el comando de Nelson Gómez –un bailarín de nivel internacional- y el esfuerzo colectivo de un grupo de bailarines que tuvo que ensayar muchas horas en pocos meses, en condiciones no siempre ideales y que llevó su propia vestimenta para la actuación. El pago para cada uno de ellos fue de magros 120 mil pesos.

Toda la presentación estuvo atravesada por un audiovisual filmado en el Muhsal en el que un abuelo le contaba a dos nietos parte de la historia y las costumbres de la provincia, la mayoría relatadas por Tobares en sus obras.

“Hay que cumplir la promesa” para el cuadro de la festividad religiosa (donde se destacó la calidad vocal de Raúl Alcaraz y Francisco Fadón) y “San Luis somos nosotros”, con el canto de Isabel Alisegui y una sensacional introducción guitarrera a cargo de Diego Arrieta, fueron las canciones que actuaron como centro de la miniobra. La última fue “El gato de San Luis”.

Pero fue con “Calle angosta”, la indispensable cueca del cancionero cuyano, cuando los espectadores de Cosquín se animaron a las palmas y a corear un himno absoluto de la música nacional. Evidentemente, el público del mayor festival de folclore del país tampoco está cansado de escucharla.