Cosquín rock: la resistencia de la montaña
El sermón de la montaña tuvo su edición número 25 entre manifestaciones políticas, algunos encuentros interesantes y la mística de siempre.
Olvídense de las reglas, de las formalidades, de los zapatos apretados y del perfume caro. Aquí, en la montaña sagrada del rock, solo hay una ley, la de la música: que une, transforma y hace pensar.
Cosquín es un lugar donde las notas son parte de la cultura, donde la tradición y las tendencias conviven en armonía, donde el pasado y el presente se funden en celebraciones únicas. La región de Punilla tiene un sonido propio y diverso que pasa desde el folclore al tango, del cuarteto al rock y del blues a la electrónica. La mixtura de microculturas hacen que llegar a estos pueblos en las sierras cordobesas tenga una magia particular.
Desde el mediodía del sábado 15 los peregrinos del rock fueron arribando al Aeródromo de Santa María y dejaron atrás cualquier problema en el camino -al menos por un rato- y abrazaron la promesa de un encuentro trascendental. Llegaban de todas partes, un país y el mundo unidos por un lenguaje universal: la música. En sus rostros se reflejaba la emoción, la chispa de la pasión que los impulsaba a ser parte de esta historia. Argentina, Uruguay, Chile, México, Paraguay y hasta algún perdido croata que apareció con un piluso de su bandera, arribaron al punto de encuentro.
Si hay sermones, hay altares, listos para que los sacerdotes del sonido hagan vibrar a la gente. Los artistas poseídos por el espíritu del rock, se entregaron en cada nota, en cada palabra, en cada movimiento. Sus instrumentos fueron extensiones de su cuerpo, a través de los cuales la música fluía, eso se notó en la respuesta del público.
El sábado - día 1- agotó sus entradas, una convocatoria mayor a 55 mil personas rebotaron en el aeródromo. Sin embargo, cada salto era una explosión de barro producto de la gran lluvia que provocó que más de un corazón se parara en la pregunta: “¿No se suspenderá?”. Pero no, no había lluvia que detuviese el sonido, ni barro que impidiese recorrer el predio de un escenario a otro.
El reloj marcó las 14.30 y los parlantes comenzaron a amplificar las voces. La apertura la hizo Santi Celli, en el escenario Norte, donde hasta el mismísimo Charly García estuvo presente en el espíritu de Hilda Lizarazu y las teclas Lito Vitale, quien la acompañó. A la misma hora la banda de alternativo, Ryan, dijo “hola” en el Sur. Y poco a poco fue avanzando la grilla con más de 100 artistas, distribuidos en 6 escenarios.
La incertidumbre climática duró unas horas, pero todo parecía ser olvidado hasta que se veían zapatillas decoradas de color marrón. “Marrón como el color de la tierra” dice Divididos en una de sus letras, banda que rememoró los clásicos tiempos de rock con la voz de Ricardo Mollo, uno de los platos fuertes del altar norte. Más tarde en esa localía llegó Airbag, una de las bandas que está en el momento “prime” y mostró que hasta en festivales sus fanáticos eligen la casaca de los pelilargos para rendirles tributo. Y parte del folclore de las guitarras más potentes es que vuelen remeras y los pechos salten al aire libre. Sorpresa para algunos que no conocen la identidad de ese público. El cierre allí lo hizo Decadentes con la alegría que los caracteriza.
En la punta opuesta y a varios kilómetros, estuvieron Jóvenes Pordioseros y Los Tipitos, quienes empezaron a sumar gente “vallera”. Alrededor de las 17.50 un legendario sombrero y una viola se vislumbraron, Facundo Cruz Soto dijo “buenas tardes” y allí una vez más “Los Guasones” tocaron en Cosquín. Una banda que desde los comienzos apoyó al festival y fueron creciendo de la mano. Más tarde WOS dejó boquiabierto a más de uno con su energética performance poniendo la vara a punto de quebrar para que lleguen: Babasonicos, Las Pastillas y Ratones Paranoicos.
Montaña, el escenario con las sierras verdes de fondo, abrió a las 15.00 con Inazulina y El Zar. Luego fue el momento de Cruzando el Charco, conjunto que estuvo en San Luis recientemente, quienes penetraron en las gargantas del público que coreaba sus letras. Y sí, ellos fueron la gran previa de La Vela Puerca, la banda que convocó “los trapos de siempre” del festival que llegaron en manada del escenario Sur -al finalizar Divididos- llamados por las cumbres del rock. Le siguieron las melodías de NTVG y Conociendo Rusia para cambiar la energía directamente a la consola de Mariano Mellino, el francés Jeweil y Popof b2b space 92 con sus sets electrónicos.
El escenario Boomerang pasó de Siddhartha, Leo Rizzi, Indios, El Plan de la Mariposa y Turf a la fiesta de cierre con todo el “cachengue” del momento con la fiesta Polenta. El Hangar Club se dedicó al dance. Mientras que La Casita de los Blues fue convocante desde temprano. Yulie y Vane Ruth, la bonaerense radicada en San Luis por muchos años, brindaron un repertorio que dejó al público impactado. La presentación de Vane fue después del primer tema de la banda con un claro mensaje: “Hay muchos cactus necesitamos una flor” y ella se lanzó a viva voz. Los espíritus y Memphis también fueron platos fuertes de esa casa para luego cerrar con el tributo al número uno Pappo, donde el villamercedino Luis Robinson se lució junto a Celeste Carballo, Villanova y González.
Domingo 16 - día 2- El sol le dio la bienvenida a la mañana dominical que con el correr de las horas evaporó el agua e impactó con humedad. Nuevamente a las 14.30 se levantaron las cortinas. Las personas, ya con horas de energía gastada comenzaron a llegar en oleadas que se transformaron en multitud luego de las 18.00.
El escenario norte se permitió un repertorio amplio que pasó del trap, a la cumbia, más tarde al reggaetón, el rock y hasta el cuarteto. CA7RlEL y Paco no solo se lucieron con sus letras sino también con su vestuario. Le siguió Nicki Nicole quien invitó a Lula Bertoldi de Eruca Sativa -banda que no estuvo convocada-. Las notas de la eléctrica se hicieron sentir; acompañado por un contundente mensaje de la joven de ojos verdes: “Por mí, por todas. Esto no es solamente una canción, es una realidad”, en alusión al cupo femenino en la música; porcentaje que aún no tiene paridad.
Más tarde La Delio y luego Nafta que con risas y una armónica largaron con “tan solo” de Ciro y dijeron “pactamos tocarla en simultáneo, por si no sabían Ciro está del otro lado” y continuaron con el repertorio naftero. Allí fue protagonista el puntano Rafael Villazón, que hipnotiza siempre con sus rulos. Para el cierre -unos minutos más tarde de lo previsto- la nota local, Luck Ra, quien se emocionó por cumplir el sueño de estar allí. Contó que las frases pastilleras lo inspiraron en su infancia y que participar del festival era muy especial.
Silvestre y la Naranja, Bandalos Chinos y otras tantas bandas fueron la previa de Peces Raros en Montaña. Y en la pintoresca fachada de una casita sonaron bajos, banjos, baterías, guitarras, teclados y vientos. El momento de mayor convocatoria lo tuvo Piti Fernández alrededor de las 20.30 con su blues.
Hacia el Sur Las Pelotas reunieron al pogo, para darle pasó a Skay y Los Fakires que en el mejor momento tras “Ji ji ji” cortaron el repertorio y Beilinson dijo: "Lo lamento, hay muchos problemas técnicos y no puedo tocar así, nos vemos la próxima". Así abandonó el escenario dejando una larga ausencia hasta Los Piojos.
La vuelta de la épica banda con Ciro a la cabeza, sin dudas, fue el momento más esperado en Córdoba. Ambos días se vieron miles de remeras, gorras, tatuajes y banderas en alusión a Los Piojos. Vestido de gala, con el 87 en la espalda, Martínez acaparó todo el público del predio. No entraba ni una liendre, pues ellas estuvieron arriba del escenario cantando junto a las leyendas. Los pequeños, regalaron uno de los momentos más emocionantes de la noche. La nueva generación ya está acá y con ellos el rock seguirá vivo.
El show duró cerca de dos horas y cuarto pero no fue suficiente, el coreo del público pedía más. Cerrando la edición aniversario Ciro interpretó “Llévatelo”, tema del álbum Chactuchac, cuya letra fue reversionada en esta ocasión por: "Tienen tantas mentiras, tanta criptomoneda, tanta libertad. Y digo fuera de aquí, y digo fuera dolor", en vez de: "Tienen tantas mentiras, tanta cocaína, tanta libertad".
Ciro no fue el único en pronunciarse a favor de la verdadera libertad de expresión y los artistas. También lo hizo Dillom el primer día con la frase: "Si tocan a uno saltamos todos. El que se mete con María BCRA, se mete conmigo. ¿Escucharon?". El vocalista de No Te Va a Gustar repudió la censura. Lo propio hizo Nicki, “con la música no” se escuchó. Siempre la música fue la expresión cultural por excelencia, no sería de extrañar que una vez más el rock nacional defienda los Derechos Humanos a través de la voz de sus representantes y del pueblo al que hacen vibrar.


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