Con invitados y corte de cinta, inauguraron un "parche" frente al Hospital Central

Nadie pone en discusión que la reparación de rutas y caminos comprende una arista necesaria en cualquier gestión. Y más, tratándose del caso del puente Nº2, en la Autopista de las Serranías Puntanas, frente al Hospital Central "Dr. Carrillo", por donde pasan miles de vehículos. Ahora bien, objetivamente, hay que ser claros: inaugurar con "bombos y platillos" una "micro obra" como si se tratase de un avance fundamental, es al menos objetable. Así se dieron los hechos con la habilitación del puente en cuestión. 

Este jueves, el Gobierno efectuó un importante acto en la ruta. Con la presencia de diferentes autoridades, como el intendente de San Luis, Gastón Hissa; el intendente de Juana Koslay, Jorge "Toti" Videla y el senador provincial, Martín Olivero, se "reinauguró" el tramo de 25 metros. Si, aunque parezca impensable, toda la parafernalia se dispuso para una intervención de apenas 25 metros. El gobernador, Claudio Poggi, ofició de maestro de ceremonias.

El Ente Control de Rutas estuvo a la cabeza de la obra, que incluyó acciones como la reconstrucción de la losa tablero y gran parte de las losas de pavimento y aproximación que pasan sobre el retorno del corredor Eva Perón, en su llegada al centro médico. En total, aplicaron más de $235 millones en la iniciativa. 

“Este puente lo encontramos destruido cuando asumimos la gestión. Gracias a la optimización de las finanzas del Ente Control de Rutas pudimos generar un excedente que volcamos directamente en esta obra”, justificó Poggi. 

Pero un detalle no pasó desapercibido. Mientras las autoridades celebraban la inauguración del "parche", con un corte de cinta en el que al menos 6 personas "tiraron" de las bandas celestes y blancas, de fondo relucía la mega obra del Hospital Central "Dr. Ramón Carrillo", una propuesta que cambió la historia de la salud pública de la provincia y que es ampliamente elogiada por las entidades médicas más prestigiosas del mundo. 

Dos imágenes, dos postales, dos retratos absolutamente diferentes. De un lado, el San Luis postergado, en el que la obra pública no forma parte de las prioridades de gestión y donde se "festeja" la puesta en marcha de un mínimo tramo reparado. Del otro, la cara del San Luis del progreso, donde se efectuaban verdaderos desafíos que materializaban los sueños más ambiciosos en pos del pueblo. 

En medio, queda una pregunta: si por una obra pequeña en la ruta se efectuó semejante encuentro ¿Qué harán las autoridades cuando se les ocurra reparar la autopista o los caminos rurales, que piden a gritos soluciones urgentes?