Piñeiro y un policial con todos los condimentos
La nueva novela de la autora, "La muerte ajena", vuelve a una de las especialidades de la escritora que influyó en toda una generación de narradores y lectores: crimen, dudas, dinero, poder, ambición, prostitución y un intento de ocultar todo solo revelado por la sagacidad.
Un libro editado por Claudia Piñeiro es siempre un cimbronazo en la literatura nacional. Tanto el público, como los editores, como la escritora misma saben que, primero, será un inevitable best seller. Y, después, que la historia atrapará indefectiblemente. No importa el personaje, ni el escenario, ni la narrativa que elija su autora. Por delante, siempre, está la trama.
Eso pasa también con “La muerte ajena”, el libro que la notable autora acaba de publicar para repetir sin repetirse en la exploración de algunas zonas oscuras del comportamiento humano con la política y la familia como trazos gruesos. A esos ingredientes, que pueden tener un atractivo, si se quiere coyuntural, Piñeiro suma un elemento que con los años incorporó a su prosa con su habitual perspicacia: la actualidad.
Para su nueva novela, Claudia eligió un personaje cuya profesión le es conocida: una periodista de radio que tiene tanta audiencia como prestigio. La comunicadora se entera que la joven que cayó de un quinto piso en el barrio de Recoleta vivía en el departamento de un empresario del campo, vinculado familiarmente con un militar condenado por los crímenes de la dictadura.
Puede parecer repetitivo en la obra de Piñeiro y en las novelas policiales argentinas la combinación de poder, ambición, muerte, prostitución VIP, relaciones poco claras y pasado sangriento, pero la autora tiene un algo con el que siempre intenta dar una vuelta más a una rosca que parece dirigir hacia un lugar común.
“Cuento historias concretas de mujeres con problemas. No voy desde los temas hacia la historia, sino que los personajes salen al mundo y empiezan a contar la historia”, dijo la narradora en su inolvidable exposición en la Feria del Libro de San Luis en marzo de 2023.
Por supuesto que nada será tan lineal en “La muerte ajena”. En su entramado de relaciones personales, Piñeiro busca una conexión tan íntima como secreta –y por momentos incómoda- entre la periodista, que toma la investigación con inevitables ribetes personales, y la chica fallecida.
La novela juega también a descolocar al lector en base a la contradicción de las visiones según cada personaje, que trata de ocultar lo que le conviene y mostrar a modo de prueba lo que sostiene su teoría.
También hay una tensión que Piñeiro manejó en buena parte de su carrera literaria y está relacionado con el límite entre lo público y lo privado. La creación siempre certera de esos personajes que se estimulan entre el poder y el dinero –toda una especialidad en la pluma de la autora de “Elena sabe”- enriquecen una trama que ya de por sí tiene todo lo necesario para mantener cautivo a quien se decida a sumergirse en esa historia.
En aquella visita que Claudia hizo a San Luis hace dos años dijo que la primera condición que debe tener un escritor es la inspiración “aunque sea algo fantaseosa”. Y agregó que las novelas se escriben con trabajo. “Otro de los requisitos –siguió- es la paciencia, ya que muchos escritores se desilusionan porque no los publican o no reciben los comentarios que esperan de sus textos”.
Con esos elementos, Piñeiro llegó a una nueva novela, editada por Alfaguara y de 384 páginas, en la que repite su consolidación como la autora más relevante del milenio en Argentina, una suerte de faro para una camada de escritores y escritoras que le están dando una nueva tónica a la literatura nacional.
Samanta Schweblin, Dolores Reyes, Camila Sosa Villada, Francisco Moulia, Juanjo Conti y Marina Closs, entre muchos otros, no dudan en mencionar a Claudia como una de las referentes de una generación de escritores y lectores que creció con la lectura de sus policiales más atractivos. “La muerte ajena” reivindica esa tradición imperturbable.


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