La salud y una situación cada vez más triste y angustiante
La gestión de Salud de la administración poggista está en fase terminal. Comunicados mentirosos, órdenes a quien no obedece y la elección de una clínica con graves denuncias.
La situación se vivirá, dolorosa, muchas veces en los próximos días. Un paciente llegará al consultorio médico y pedirá un turno. Cuando la secretaria le pregunte por la obra social dirá el nombre más mencionado en la última semana: Dosep; y recibirá la respuesta lacónica de la empleada, también posible víctima de la situación: “No recibimos”. Comenzará entonces la vivencia en carne propia de lo que hasta ahora fueron solo supuestos.
El Gobierno Provincial terminó de redondear una miserable gestión de la salud pública con la ruptura unilateral con el Círculo Médico, otro organismo que recién cuando vio vulnerada su capacidad de ingreso económico se animó a reaccionar ante los atropellos. Ahora todo parece demasiado tarde.
En el medio de esa disputa de sordos y ciegos, pero nunca mudos, aparece el usuario, unos 100 mil puntanos que están afiliados de Dosep y que esperan no tener que requerir la presencia de un médico en sus vidas. Porque el trauma de conseguir que lo atiendan o que le reconozcan la orden podrá ser en algunos casos mayor a sus problemas de salud. Para los casos inversos, solo quedará rezar.
El conflicto entre el Ministerio de Salud y el Círculo Médico sirvió para desnudar la perversión con que el Gobierno Provincial se maneja en cuestiones sensibles para el pueblo. Los informes que envió por medio su aparato oficial de comunicación fueron duros, mentirosos e imprecisos. Los que mandó, en cambio, por los medios pautados o con propietarios allegados al oficialismos fueron directamente vergonzosos.
Al afiliado, el Gobierno le dice que no pasa nada grave en el sistema de salud, que los médicos atenderán como si la normalidad reinara pero les advierte que no pagará facturas ni servicios adicionales, como una forma de adelantarse a lo que pasará en los hechos: cuando un médico no reciba a la obra social del estado, el afiliado tendrá que pagar una consulta que ronda, en el mejor de los casos, los 30 mil pesos y recibirá por parte del profesional una factura, con la ilusión deshecha de antemano de recibir el reintegro de Dosep.
“Los médicos que trabajan con Dosep y que no manifestaron su voluntad expresa de renunciar como prestadores ante la obra social deben seguir atendiendo con normalidad a sus pacientes”, ordenó el Gobierno en una intromisión a un sector de la sociedad que no le responde. Así como se metió con el Poder Legislativo y con el Judicial, ahora el poggismo pretende controlar también a organismos de trabajadores privados.
Pero las acciones desafortunadas del Gobierno provincial no terminan allí. Con algo de comprensible vergüenza, el jueves a la tarde informó un convenio con la clínica Italia como “prestador directo”.
La información está repleta de calificativos innecesarios como “acuerdo estratégico”, “institución de referencia en la región”, “garantizar a sus afiliados una cobertura médica integral y directa”, “una amplia gama de prestaciones” que no hacen más que acrecentar las dudas sobre una clínica severamente cuestionada en varios expedientes judiciales –algunos con hechos muy graves- y que tiene un muy mal concepto general en la población. Echar un vistazo por los comentarios en redes sociales parece suficiente para convencerse de eso.
Problemas con los insulinodependientes, con los discapacitados, con los pacientes críticos, con los oncológicos y hasta con los vendedores ambulantes del Ramón Carrillo fueron apenas la punta de una lanza con la que el Gobierno de Claudio Poggi empezó a destrozar el tejido de la salud provincial. La nueva disposición respecto a Dosep y al Círculo Médico suma una situación inédita, de la que el oficialismo se regodea y deja ver quién es el verdaderamente enfermo en un juego que no es divertido.


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