Causa Abel Ortiz: “Con tal de inflar números sacrifican la justicia”
La defensa de Marcelo Acevedo, Pascual Celdrán, cuestionó la intención de continuar con un debate oral tras tras el intento fallido de Alejandra Espinosa de acceder a un juicio abreviado sin público ni prensa.
El juicio oral por la desaparición de Abel Ortiz quedó suspendido tras la recusación de los defensores, que cuestionaron la imparcialidad de los jueces. El eje del planteo estuvo en el intento frustrado de Alejandra Espinosa de acceder a un juicio abreviado a puertas cerradas, con una condena de 5 años y 8 meses.
Su abogado, Valentín Rivadera, había pedido al inicio del debate que la audiencia se desarrollara sin periodistas ni público. Espinosa iba a reconocer su participación en los delitos que se le achacan. La posibilidad fue rechazada por el tribunal, que entendió que en una acusación de asociación ilícita el reconocimiento de un imputado podía incidir sobre los demás.
Tras ese rechazo, Pascual Celdrán —defensor de Marcelo Acevedo— planteó la recusación, a la que adhirieron Rivadera y la defensora oficial Rocío Mediavilla. Para Celdrán, los jueces quedaron contaminados: “Si ya saben que un imputado intentó reconocer su participación, la imparcialidad se pierde”. La presentación frenó el debate, y ahora otro tribunal deberá resolver si aparta o no a los magistrados.
Pero Celdrán fue más allá: denunció que el apuro por iniciar el juicio responde a presiones políticas del Superior Tribunal y del Gobierno para mostrar estadísticas. “Hay una desesperación por cumplir con los números. Con tal de inflar la cantidad de debates orales, sacrifican la calidad de las investigaciones y las garantías procesales. No investigan seriamente lo que pasó con Abel Ortiz, inventan delitos para calmar a la familia y mostrar gestión”, disparó. Ortíz desapareció el 16 de septiembre de 2011 y, a pesar de que en aquel entonces Gendarmería colaboro con la investigación, nunca nadie supo nada más de el.
La defensa insiste en que este proceso no es por la desaparición en sí, aunque para el Ministerio Público Fiscal resulta imposible desligar los hechos: la búsqueda de Ortiz fue el origen de la causa y su familia participa como querellante. Estaban citados unos 75 testigos, incluidos los hermanos de Abel.
Espinosa llegó al debate tras las rejas por otra causa —una tentativa de homicidio— y se sentó en la sala junto a Acevedo y María Vázquez, sin cruzar palabra. Para la fiscalía, ella y el excomisario Acevedo eran los “organizadores” de la asociación ilícita, con vínculos que garantizaban “zonas liberadas” y un reparto de bienes robados.
La historia con Ortiz sigue marcada por incógnitas. Espinosa fue la última que lo vio cuando lo pasó a buscar en auto por La Ribera. Dijo haberlo dejado en una esquina del barrio El Criollo, pero nunca más se supo de él. La Justicia los imputó por homicidio en 2015, aunque en 2017 quedaron en libertad y el misterio permanece.
La suspensión del juicio vuelve a abrir un paréntesis en un expediente que lleva más de 11 años sin respuestas. Para las defensas, lo único que corresponde es la absolución; para la familia, que reclama verdad desde el primer día, cada dilación es un nuevo golpe y esta vez fue por "hacer las cosas de apuro".


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