La inyección de cemento en los cimientos y la colocación de vigas de refuerzo es el remedio encontrado para que las columnas de la Catedral de San Luis no prosigan su deterioro estructural y evitar así los derrumbes en el frontispicio del edificio, que obligaron el mes pasado a instalar un vallado preventivo. El Diario de la República consultó a los especialistas que realizan las refacciones para conocer los detalles técnicos de los trabajos. Los encargados de la obra señalaron que aún desconocen el tiempo total que demandarán los arreglos, aunque indicaron que, como mínimo, serán unos tres meses.
El movimiento del suelo hizo que las seis columnas de la Catedral se hundiesen. Por eso, este sector será apuntalado mediante micropilotes inyectados con cemento de alta presión y vigas de arriostramiento o refuerzo, que estabilizarán la estructura a través del uso de elementos que impidan el desplazamiento o deformación.
El ingeniero y director técnico de la obra, Carlos Bea, destacó que “iremos avanzando por fases y después de reforzar las columnas debemos vincular el atrio con el edificio de la Iglesia, mediante un enrejado de hormigón armado y tensores. Eso ya está calculado y dimensionado, aunque no sabemos cuánto tiempo nos llevará”.
Ya se realizó el vallado de las tres columnas de 9 metros por 14. También se iniciaron tres perforaciones de 3,5 metros en cada una para llegar hasta los cimientos del atrio.
El presupuesto de la obra de apuntalamiento alcanza unos 400 mil pesos. “Para hacerlo —contó el párroco de la Catedral, Daniel Pérez—fue convocada la compañía Incor, que hizo este mismo trabajo en la Catedral de Córdoba, la Iglesia de Guadalupe en Santa Fe y la restauración de la Iglesia de Firmat”. Del resto de las obras dijo que todavía no conocen los detalles, porque están en estudio en el Instituto de Mecánica Estructural y Riesgo Sísmico dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo.
El Gobierno de San Luis costeará la mitad de la inversión para los arreglos en los cimientos. Además, ofreció apoyo técnico y adelantó que conformará una comisión de expertos, que será la encargada de determinar la mejor solución para la restauración de la cúpula del templo, que también exhibe rajaduras.
Por eso, además de los arreglos que necesita el atrio de la Catedral para apuntalar las columnas que se hundieron y acondicionar el frontispicio, se suma la necesidad de proyectar una obra de restauración en la cúpula del templo porque muestra una importante fisura en el cielorraso de la nave central.
Pérez informó que “adentro del templo hay un problema con la estructura de la cúpula porque en el cielorraso apareció una grieta importante. Es cierto que ejerce presión y junto con los ingenieros que vinieron de la Universidad Nacional de Cuyo, lo comprobamos. Ahora ellos deberán encontrarle alguna explicación a esto”. Además, contó que en esa oportunidad no lograron subir hasta el pasillo de arriba, donde se puede acceder a la base de la cúpula, porque, “es muy angosto y muy inseguro caminar por ahí. Tuvimos que analizarlo desde abajo”.
El sacerdote David Picca señaló que “no hay que olvidarse de los años que tiene la Iglesia, el modo cómo se construyó y los materiales acordes a esa época (fines de 1800). Los entendidos en la materia hablan de un comportamiento del suelo. Además, hay que recordar los movimientos sísmicos que nos afectaron en los últimos cuarenta años en esta zona”.
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