César Jofré tiene apenas once años y vive en el paraje Balde de la Isla. Hace dos meses estaba jugando con nafta y quemaba langostas para entretenerse. Por descuido el combustible cayó sobre su ropa y se prendió fuego rápidamente. Llegó al Hospital de San Luis con el setenta por ciento de su cuerpo quemado. Se salvó de milagro. “Él dice que no le duele, que me quede tranquilo”, dijo su papá Pablo Jofré, quien no se separó de su hijo en ningún momento.
En el Hospital Garrahan completará el proceso de curación de las lesiones exteriores.
El niño está desde ayer, en el hospital Garrahan de Buenos Aires. “Se quemó la carita y parte del tronco. Él está internado en terapia, estoy esperando al doctor para que me lo traiga”, dijo Jofré, preocupado y en breves palabras. Su acento delató su sencillez, humildad y frescura; características de las personas que viven alejadas de la ciudad.
“No sé bien cuánto tiempo tiene que permanecer internado, todavía no lo pude ver porque está en el quirófano, pero el doctor me dijo que está bien. Por lo menos se encuentra fuera de peligro. En San Luis lo atendieron muy bien”, expresó, mientras esperaba con paciencia, sentado en uno de los bancos de la fría sala de espera, desde la que observaba con atención el movimiento de las puertas de la terapia intensiva, que se abrían y cerraban.
César tiene cinco hermanos más, viven todos juntos y son muy unidos desde que perdieron a su mamá, hace cuatro años. El más grande tiene 18, y el más chico 10. Se quedaron todos juntos en Balde de la Isla al cuidado de una señora, porque tienen que ir la escuela.
“A mis 52, lo que siempre quise es tener una casa para vivir, trabajo mucho pero el sueldo no me alcanza para comprar un terreno y construir una. Por mí no importa, pero por lo menos quería dejarles algo a mis hijos. Trabajo de puestero en un campo y no puedo comprárselas”, dijo Pablo y aseguró que su patrón lo llama periódicamente para saber cómo está todo.
“Yo estoy a su lado y me voy a quedar con él aunque no lo pueda ver, porque no me dejan entrar. Me gustaría estar mucho más cerca pero no puedo”, aseguró Pablo y agregó: “Tengo familia, pero cada uno tiene sus compromisos, así que no puedo contar con la ayuda de ellos”.
En cada historia, siempre hay una luz de esperanza. La diputada del departamento Pringles, Ingrid Blumencweig, los ayudó en todo lo que pudo, hasta los visitó en el Hospital Regional y buscó ayuda para conseguirles una casa.
“Ni bien se enteró de lo que pasó, el ministro del Campo, Felipe Tomasévich me llamó para ocuparse de buscarles un lugar donde vivir, al menos hasta que el pequeño se recupere. Lo mismo hizo el ministro de Inclusión Social, Federico Tula, a quienes agradezco mucho el interés por la salud de César”, afirmó Blumencweig, quien además, desde la distancia, generó una red de contención para Pablo Jofré y César.
Necesita tratamientos de mayor complejidad
El director del Hospital San Luis, Sergio Allende, quien recibió al niño en la institución luego del accidente, aseguró que llegó con un setenta por ciento de su cuerpo quemado.
“A Buenos Aires se fue el domingo a la noche con las lesiones exteriores, es decir, más del cuarenta por ciento recuperado. En San Luis tenemos un manejo inicial del quemado, pero no especializado como en el Garrahan y cuando es oportuno derivamos a los pacientes para que concluyan con los tratamientos”, explicó el médico y agregó: “Decidimos que lo atiendan en el centro de mayor complejidad porque consideramos que hay que completar el proceso de curación, es decir, hacer interconsultas de infectología y pediátricas”.
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